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Luego de quince minutos, en los que se había refrescado lavando su cuerpo sudado, Hoseok volvió a la habitación completamente desnudo. La mirada de Yoongi lo recorrió de arriba hacia a abajo, con un deje de deseo e ira en ella.

Hoseok, ver el rostro colorado y mojado de Yoongi no sintió pena, ni compasión, ni dolor.

Él sabía lo que estaba haciendo.

Acercándose a la cama, Hoseok soltó el amarre en las manos de su bebé, sobándole las rojizas muñecas con sumo cuidado para que no le dolieran más de lo necesario.

Al sentir el suave contacto, las lágrimas volvieron a caer por el rostro de Yoongi.

—Te odio, Jung Hoseok —escupió con rabia.

El mencionado ni se inmutó por tales declaraciones, acostumbrado al estado mental en el que Yoongi se encontraba cuando no lo dejaba correrse. Hoseok se subió a la cama y colocó a Yoongi entre medio de sus piernas, de espaldas a su pecho para luego bajarle las bragas color rosa y comenzar a masturbar su aún erecto pene.

Al retrasar tantos minutos el orgasmo de Yoongi, sin brindarle ningún tipo de estimulación, las sensaciones que éste experimentaba se multiplicaban el triple. El solo sentir la áspera palma de su novio tocando su miembro elevó a Yoongi al séptimo cielo, sobretodo cuando aumentaba el ritmo de manera abrupta, y luego lo disminuía para volver a aumentarlo.

—Vamos, gatito, córrete para daddy —gruñó Hoseok en su oído a la vez que introducía dos dedos lubricados en Yoongi.

Ante esa sensual orden, Yoongi, quien seguía llorando pero ahora de placer, y no de dolor, no pudo resistirse más. Su estúpido y necesitado cuerpo tuvo un alucinante orgasmo, manchando la linda camisa que traía puesta, y por supuesto, la mano de Hoseok.

La mente de Yoongi se encontraba en una nube de placer que no lo dejaba pensar ni articular palabra, por lo que solo atinó a acurrucarse en el pecho de Hoseok, escondiendo su cabeza rubia en el cuello del menor.

Hoseok le quitó la camisa sucia y después le acarició el cabello con ternura, abrazándolo de forma protectora y repartiéndole besitos por todo el rostro, que por cierto, estaba hecho un desastre, todo sudado y con el maquillaje corrido.

Luego los envolvió a ambos con una manta.

—¿Qué es? —el susurró del castaño llegó a los oídos de Yoongi, pero hizo como si no lo hubiera oído—. Yoongi —esta vez no pudo ignorarlo, Hoseok estaba usando la voz.

El rubio dudó por unos instantes, pero luego se rindió.

—Quieroquemedigasellacuandotegamossexo—respondió rápidamente y casi sin respirar.

—¿Qué?

Hoseok tomó el rostro de Yoongi en sus manos, dándole una mirada cargada de dudas.

—Gatito, respira y dímelo. Creo que no te entendí bien.

El rostro de Yoongi se tornó color escarlata.

—¿Te acuerdas cuando hace unas dos semanas yo... uhm.. te desperté en medio de la noche?

—¿Cómo no me voy a acordar si estabas todo caliente y necesitado? —respondió Hoseok, mientras sus manos acariciaban los hombros de Yoongi, y lo besaba en la oreja y, posteriormente, en el cuello.

—¡No lo digas así! —el rubio le dio un codazo—. Podrías decir algo más... no sé, que no me deje como un desesperado.

Hoseok se rió contra su piel, causándole escalofríos.

—Bueno.. ¿esa noche en la que despertaste con ganas de recibir mucho amor y cariño?

Yoongi salió de entre los brazos de su novio, para estar frente a él.

Call me her [Hopega]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora