5. Apoyo

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— Bien clase, escriban el siguiente ejercicio en sus apuntes. — Nayeon habló dándose la vuelta y escribiendo una especie de gráfica mientras dictaba el problema.

La tonta estaba confiada en que sus alumnos estaban copiando su ejercicio, sin embargo, solo eran unos pocos los que parecían interesados en aprender ese día. Mark se veía completamente atento a la clase... ¡Ja! O más bien, sus ojos no se separaban del gran y bien formado trasero de la maestra.

— Joven Tuan, ¿podría pasar a resolver el problema? — Sonrió amable la mayor, sacando de sus pensamientos impuros al menor quien le tomó por sorpresa.

— Eh, claro... — Mark caminó a la pizarra, tomo el gis, y estuvo varios minutos de su vida utilizando por primera vez su cerebro. Pero como era de esperarse, no sirvió de nada. —... No se como resolverlo.

— Yo lo haré. — Se levantó Mina, a lo que Nayeon posó toda su atención en ella. Mark se hizo aún lado entregándole el gis, entonces fue que Mina comenzó tranquilamente a redactar el ejercicio sin dificultad alguna.

La coreana la observó como si estuviese viendo una joya, su procedimiento era impecable y la forma de su letra le daba un toque sofisticado al pizarrón. En cuanto terminó, revisó el ejercicio destacando que estaba en lo correcto.

Mina le devolvió el gis entregándoselo en las manos, cosa que en el acto, consiguió rozar sus manos con las de su alumna. Pudo sentirlas frías pero sorprendentemente suaves. La japonesa al notarlo, la miró profundamente antes de separarse. Esa chica era muy enigmática, ciertamente.

— Muy bien hecho señorita Myoui, puede tomar asiento. — Le sonrió recibiendo otra de vuelta por parte de la menor. Era linda ciertamente, pero sobre todo, muy elegante. — Jóvenes, les explicaré como lo consiguió su compañera. Si ella pudo, ustedes también lo lográran...

Explicó paso por paso el procedimiento de aquel ejercicio tan tedioso, sintiendo la satisfacción cuando muchos jóvenes se alegraban a la hora entender cómo era que se resolvía. Por su lado, también sus pensamiento rondaban en que Mina podía ser toda una genio de las matemáticas, había comprendido rápidamente el tema, y a su vez, parecía no tener conflicto con algún otro.

Cuando la clase terminó, muchos chicos salieron disparados dejándola a ella siendo la última. Guardó sus cosas en su bolso, pero antes de terminar, un cuerpo se acercó al suyo quedándose un solo paso alejado.

— Profesora Im. — Escuchó haciéndola girar y encontrarse con su alumna, Myoui parecía algo avergonzada. — Creo que estoy teniendo problemas con la materia...

— ¿Qué dices? Contestaste perfecto el ejercicio de hoy, además mirando tu expediente, has tenido notas bastante altas en matemáticas. — Dijo sorprendida, sacó su carpeta y corroboró que en efecto, Mina tenía calificaciones aprobatorias casi perfectas en su materia.

— Lo sé, pero sinceramente... Estoy algo estancada, siento que no avanzo y lo que aprendo hoy mañana lo olvido. — Su voz era algo frustrada, y sus palabras conmovieron su corazón. — Quiero aprender más, y me gusta mucho como es que enseña usted, las maestras anteriores solo nos dejaron como tontos sin enseñarnos nada, ¡Pronto serán los parciales! Y...

— Señorita Myoui, creo que se lo que busca. — Posó su mano en su hombro con tal de tranquilizar a la impaciente Mina.

— ¿S-Sí?

— Claro, y no me molesta. Mañana mismo abriré una clase extra por las tardes, serán como clases de apoyo. — Sonrió, haciendo que Mina se sonrojara. — Puede llamar a sus compañeros que también lo necesiten.

Mierda, ese no era el plan me Myoui.

— E-Esta bien, muchas gracias. — Sonrió Mina devuelta, girándose y haciendo creer a la maestra que aún mantenía ese ánimo entusiasmado por aprender.

Sin embargo, frunció el ceño antes de salir, con algo de molestia. La idea era que se ofreciera a darle clases particulares, no a todos en un mismo salón. Conociendo a los mataditos, ellos seguramente se inscribirian y arruinarían su privacidad con la maestra. Debía pensar en un plan B rápido, o el tiempo podría ganarle a pesar de aun tener mucho de ello.

Debía ser lo más rápido posible, porque incluso ella aceptaba, que no podía esperar más tiempo para poder cojersela como nunca antes lo había hecho con alguien más.

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— ¡Vamos! ¿A caso son niñitas? Corran más rápido, joder. — En el grupo de los de primer año, Momo se encargaba de hacerlos conocer lo que era un verdadero entrenamiento de su materia.

Si pensaban que sería una clase de relleno, estaban muy equivocados.

Tzuyu y Chaeyoung corrían lado a lado, bastante agotadas ya, hasta que por fin la maestra les dio un descanso. Al parecer alguien de otra clase la había llamado.

— Entonces, ¿la invitaste a tu casa? — Sonrió perversamente Zhou, haciendo sonrojar y avergonzar a la pequeña Son.

— No fue a mi casa, solo la invité a estar conmigo. Tal vez vayamos a un parque o una cafetería. — Explicó golpeando el hombro de su amiga mientras ésta bebía un poco de su agua y reía por la mala mente Chaeyoung. — Además, acaba de terminar con su novia... Creo. El caso es que estaba muy triste y decía que no podía hacer nada sin ella.

— Y preferiste hacer que la olvidara usandote como un juguete sexual. — Se burló nuevamente consiguiendo más golpes continuos de una roja cual tomate coreana. — Ya, ya, no te enojes. Pero piénsalo, tal vez podrías conseguir que con eso ella te diese una oportunidad.

— Eso es imposible, Tzuyu, dijo que en verdad no podía hacer nada sin su novia, y además que a mí solo me atrae... No es como que me gustara, no la conozco. — Y eso no era del todo cierto, la conocía pero únicamente de vista. Estando en el instituto no había sido el único lugar donde había presenciado la belleza de Myoui. Tal vez, si ésta hubiese mirado hacia su ventana cuando eran niñas, la reconocería como la pequeña que siempre se quedaba embobada tratando de alejar su vista de la japonesa. Aunque ya hubiesen pasado algunos años, Chaeyoung nunca olvidaría a aquella niña que vivía a lado de su casa, y que siempre pensó que era como una fina obra de arte.

— Bueno, si tu lo dices. Solo no quiero que esa idiota llegue a lastimarte. — Y ahí estaba, su sobreprotectora amiga, y con un amargo sabor en su boca al incitarle a su amiga a salir con Myoui.

Tzuyu y Chaeyoung se conocían desde hace un tiempo. En los recesos de la secundaria, muchos se empeñaban en molestar a la Taiwanesa como los malditos recistas y xenofobos que eran por ser la chica extranjera, pero sólo Chaeyoung fue quien le dio la oportunidad de entablar una amistad con ella. Desde ese día eran inseparables, y cuando Tzuyu comenzó a destacar por su hermosura, Chaeyoung la ánimo a intentar socializar con mucha más gente. ¿El resultado? Nuevas burlas, si no era de chicos intentado ligarla, entonces era de chicas que conocían su condición y gritaban a los cuatro vientos que ella poseía un aparato reproductor masculino.

Fue humillante, sobre todo una época difícil y dura. Pero ambas nunca dejaron de apoyarse mutuamente en cualquier circunstancia. Por eso ahora Tzuyu quería ver a Chaeyoung feliz con alguien a su lado, sin embargo, que fuera Myoui Mina la que capturaría su atención fue un golpe difícil de aceptar.

Tal vez, muy en el fondo, deseaba ser ella con la que Chaeyoung quería pasar sus días. Sin embargo no lo era, al contrario, era alguien con muy mala fama. Pero sí al final ella era feliz, entonces Tzuyu también lo sería.

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— ¿Qué necesita Minatozaki? Es raro verla por aquí, dado que, siempre se salta mis clases. — Rió Momo amargamente, pensando en que la alumna seguramente no le interesaba en lo absoluto esa asignatura.

— Se que su clase, al parecer, tiene valor en las boletas... No pudo dejar que mis padres vean que reprobé educación física. — Hizo un tierno puchero a los ojos de su maestra quien sonrió de lado con malicia.

— ¿Vergonzoso, cierto?

— No tiene ni idea. — Entonces, sin ninguna pizca de pudor, Sana se sentó en el escritorio de su mayor, sorprendiendola ligeramente pero sin hacerle borrar esa tonta sonrisa que traía. — Por eso, necesito negociar con usted.

— Dígame, ¿Qué tiene en mente?

Please, Teacher || MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora