Ella era casi tan peligrosa como solían decir los rumores. Pues a veces podía ser peor. Manipuladora, descarada y cínica, Myoui Mina camina por los pasillos de su instituto disfrutando de los placeres más exquisitos que la vida le ofrecía, o más bie...
Después de aquel café con la mayor, Nayeon se despidió tranquila y se dirigió a su casa. Se sentía bien el poder haber reestablecido su relación con Jeongyon, y que está le demostrara que podía confiar en ella en cualquier momento como una buena amiga, además de no criticar sus decisiones y únicamente apoyarla.
Pero ese era el problema, tal vez se excedió de confianza al revelarle lo que recorría su cabeza constantemente.
Mientras conducía se detuvo en un semaforo, soltó un suspiro cansada. Tal vez solo estaba pensandoselo de más como Jeongyon dijo. Pero, el destino era muy cómico con ella. Su teléfono sonó indicando que un mensaje había llegado, y vagamente noto que éste era de un número desconocido. Aprovechando los pocos segundos del semaforo en rojo, desbloqueó su teléfono abriendo la mensajería.
Un infarto casi la consumía tan solo el ver lo que éste decía.
Desconocido:
Buenas noches, profesora Im. Soy Myoui Mina, su alumna. Recientemente agregue su teléfono, en caso de cualquier emergencia 😊
Desconocido:
Agradezco nuevamente su preocupación, que tenga buena noche.
Simples palabras escritas en un dispositivo digital le bastaron para hacerla sentir un cosquilleo en su estómago. Agregó sin chistar su contacto, y con esto pudo notar la foto que mantenía de perfil en la aplicación.
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El semaforo volvió a verde, y de no ser por el insistente sonido del claxon de otros conductores molestos, Nayeon podria haberse quedado embobada en ese lugar.
Condujo ahora veloz, le urgía llegar a su hogar. Aparco mal, pero poco le importó, al llegar solo bajó y entró a su hogar para lanzarse contra su sofá con sus mejillas rojas y con las inmensas ganas de soltar el grito más fuerte de su vida.
"Mierda Nayeon, ¿Qué eres, una adolescente"
Pero le fue inevitable, sus ojos vagaban en esa foto tan simple y a la vez tan bien tomada donde la protagonista era su alumna. No le bastaba verla tres veces a la semana en sus clases. Se lo pensó mucho, pero con sus dedos temblorosos y de forma muy indecisa, contestó a su mensaje.
Tú : Buenas noches señorita Myoui, es bueno saber de usted. ¿Todo bien?
Sentía que tal vez sonaba rara al preguntale tan casualmente su estado, como si no tuvieran ninguna relación maestra-alumna. Tonta, tonta, tonta.
Myoui:
Por ahora sí, no hay nada de que preocuparse.
Tú: Eso es bueno. Ya sabes si necesitas algo puedes confiar y pedírmelo.
