30. No Importa

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— Debo irme. Ya es demasiado tarde. — Dijo Nayeon dándole la espalda, ignorando por completo lo que Mina le habría dicho hace unos segundos.

De nuevo lo estaba haciendo, cual cobarde evadió todo lo que Myoui intentaba decirle, caminando hasta sus cosas y pretendiendo tomar camino para salir de ese lugar; pues tenía miedo. Miedo de la forma en que su corazón podría reaccionar si Mina volvía a decirle algo como lo anterior. Un halago, que le parecía alguien bonita, o sobre todo, que se preocupaba por ella como nunca nadie lo habría hecho, puesto que todo aquello Nayeon lo hacía inconscientemente tratando de provocar a su menor. Ella también quería que Mina la notase y al darse cuenta que lo había logrado su corazón se emocionaba, pero, ahora no podía simplemente afrontarlo, otra parte de ella seguía insistiendo con que todo estaba mal. No podía admitir que también se sentía atraída, habían muchas barreras de por medio.

Su trabajo, principalmente, era el primer obstáculo. Tanto había luchado para llegar hasta donde estaba ¿a caso pensaba tirarlo por la borda solo por un capricho? No, esto no era para nada profecional y era la peor manera de traicionar a su moral. Su educación nunca le enseñó a hacer lo que estaba haciendo, a sentir, ¿por qué ahora le estaba ocurriendo? De todas la personas, ¿por qué debió ser su alumna?

Y pensándolo bien, ¿cómo había llegado a todo esto? No podía responder siquiera a sus pensamientos, todo había sido tan natural, tan fluido, pero a su vez tan acelerado. Había una chispa en Mina que atraía a todos sus sentidos, pero, no podía entenderlo. No conocía a profundidad la personalidad de Myoui, no conocía quien era, y de todo lo que sabía era consiente que apenas era la primera capa que cubría todo lo que era Myoui Mina. ¿Podía siquiera considerarse atracción a eso? Si, admitía que físicamente le gustaba su menor, tenía un encanto único que era innegable; pero Nayeon nunca había sido alguien que se fijara en el físico, de hecho, pocas veces era aquello lo que la atraía. Estaba tan confundida.

Y no podía dejar de lado la diferencia de edad. Diez años. Mientras que Mina apenas nacía, Nayeon ya corría y jugueteaba por toda la ciudad consciente de sus actos. Y, ahora, mientras que Mina estudiaba, ella ya era una profesional (O entre lo que cabía).

Visto desde cualquier ángulo, todo estaba mal.

Por lo que Nayeon espero en la puerta, mientras veía como la japonesa limpiaba su rostro con su sudadera después de sus tontas lágrimas y a su vez tratando de despejar lo ridícula que se sentía ahora, antes de alcanzarla para así abrir de ésta y dejar ir a su profesora.

Mina así lo hizo. Cuando llegó a su lado abrió de la puerta mientras con la cabeza gacha miraba a Nayeon. Parecía un cachorro temeroso. Odiaba la incertidumbre de no saber si la mayor la volvería a ver o no. Tenía que hacerlo ¿no? Tenían el examen de por medio, no podían abandonar ese proyecto.

Pero, si Nayeon lo decidía así, entonces no podría hacer nada más.

— B-Bueno... Vaya con cuidado. — Mina suspiró, estaba incómoda, se sentía débil, pero no quería demostrárselo a su profesora. Por primera vez se sentía insegura.

— Sí, muchas gracias... — La mayor dio un paso, pero no alcanzó a salir cuando en su espalda sintió la fuerte mirada de la japonesa. Se sentía culpable, de todo, tanto de haber aceptado como de negarse ahora.

Sabía que había hecho sentir mal a Mina, y se detestaba por ello. Miró de reojo a su alumna, quien se recargaba sobre el borde de la puerta con la esperanza de que Nayeon no la dejara. Con esos ojos que la habían hecho sentir especial.

Nayeon recordó vagamente las cosas por las que sentía que Mina también era especial. Fue la primera chica que, tras su inexperiencia como maestra, intentó ayudarla a no quedar como la burla, siempre participó queriendo hacerse notar, y sobre todo, podía verse reflejada en ella y su deseo por avanzar. Para Nayeon, Mina había sido un tesoro desde que la vio por primera vez. Y sin querer, eso pasó de ser simplemente una alumna más, a alguien dentro de su corazón.

Y entonces, si la cosa era así, ¿por qué mierda estaba dudando? Sus manos temblaron mientras sus labios eran fuertemente apretados por su dientes.

Solo había una forma de entender lo que sentía. Estaba harta, harta de sentirse confusa, quería respuestas. Necesitaba entender que ocurría entre Mina y ella, sus sentimientos debía aclararlos, y más ahora que se habían besado. Con su ceño fruncido se dio la vuelta, con coraje, sorprendiendo a Mina quien no esperaba que Nayeon volviese a mirarla.

Si Nayeon sentía algo por Mina, y viceversa, entonces solo habría una forma de averiguarlo. Y si era verdad, por mucho que quisiera no podría ocultarlo después, mucho menos negarlo, entonces... ¿Qué más daba?

— Al diablo todo. — Nayeon dio un paso hasta donde Mina y con sus dos manos tomó su mentón hasta acercarla a su rostro.

Entonces, sorprendiendo aún más a Mina, Nayeon fue quien terminó por besar a la japonesa esta vez.

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.

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Un nuevo día había llegado, lunes para desgracia de muchos estudiantes y trabajadores. La mañana era fresca, ni mucho calor pero tampoco hacía frío, parecía perfecto. Mina caminaba tranquila entre el montón de gente que inundaba el pasillo, con sus audífonos puestos, llegó y abrió su casillero queriendo preparar sus cosas para su siguiente clase. Sin embargo no notó que desde lejos alguien la observaba hasta que éste la sorprendió.

— Ey Myoui, ¿ocurre algo? — Mark la abrazó desde sus hombros haciéndola saltar del susto, dado que ella apenas iba llegando al instituto y no notó su presencia hasta que éste la asustó, seguido de toda la bola que conformaban sus amigos. El muchacho reía por su reacción, pero sobre todo, había anteriormente bromeado con sus amigos sobre el estado de Mina, pues extrañamente la japonesa parecía más feliz de lo que habitualmente era. Y eso era mucho y sobre todo tenebroso.

Ella no lo sabía, pero sus amigos llevaban rato mirándola desde lo lejos.

— Parece que nos ocultas algo, ¿qué te trae tan feliz? — Preguntó Hyunjin haciendo que Mina ladeara su cabeza sin entender

— ¿Por qué lo dicen? — Se quitó un audicular y curiosa le prestó atención a sus amigos.

— Bueno, comúnmente caminas encorvada; si no fueras Myoui cualquiera pensaría que eres una otaku o una rarita. También siempre tienes cara de amargada, a no ser que hayas pasado un buen rato con alguien desde temprano. — Mark picó a la japonesa en sus costillas queriendo darle cosquillas y que así revelará que estaba ocurriendo.

— Eso no es cierto. — Mina suspiró, no podía creer en lo que decían. Ella juraba aparentar estar como todos los días.

Aunque bien era cierto que su ánimo había aumentado desde aquella noche con Nayeon. Pero, no podía permitirse que alguien lo supiera.

— Claro que sí, no es normal verte con una sonrisa de oreja a oreja un lunes apenas llegando a la escuela. — Ahora era Sana quien se metía en la conversación, dándole más credibilidad a sus argumentos debido a que nadie conocía más a Mina que la misma Sana.

— Bueno, ¿a caso no puedo estar feliz por un día? — Y con esto, Mina salió de ahí con un portazo a su casillero y una falsa molestia, colocándose de nuevo su audífono, y dejando a todos perplejos. Ella ocultaba algo, eso era seguro.

Pero ni aquello podía ponerla verdaderamente de malas ese día.

En pocos segundos Mina entró a su salón de clase y se sentó sin importarle las miradas de quienes creían asombroso que la japonesa llegase temprano a la primera clase. Queriendo despejarse, siguió con su música mientras se recargaba sobre su pupitre esperando a que las clases dieran inicio. Estaba ansiosa, de eso no cabían duda. Sus manos temblaban presa de los nervios, pero sobre todo, de emoción.

La primera hora la volvería a ver. Incluso le aterraba la forma en que su cuerpo y mente actuaban ahora, parecía ser alguien nueva que ni ella misma se reconocía, y todo gracias a su profesora. Esa profesora que entraba a su salón de clases diez minutos antes para así preparar su clase antes de que tocasen la campana. Esa quien su cabello se ondeaba con el viento al entrar, cual modelo, y parecía ser un sueño.

Agh, hasta ella se daba asco de tan dulces que eran sus pensamientos ahora.

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Feliz navidad.

Please, Teacher || MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora