YO VENGO DEL MISMISIMO INFIERNO

4 0 0
                                    

A la mañana siguiente, unos rayos de claridad se escapaban de las cortinas para llegar en mis ojos, lo que me situó en un estado entre el sueño y el despertar. Hoy unos pasos acercarse, el sonido de la puerta de mi cuarto abrirse y cerrarse cuidadosamente en un intervalo no mayor a diez segundos. Volví a escuchar pasos muy ligeros, de piel descalzos. Note un olor familiar, dulce como a cereza sin llegar a serlo. En mi cabeza ese olor se dibujaba en cabellos oscuros. Noté como alguien se subía sigilosamente a mi cama de matrimonio de color beige y se tendía a mi espalda. Yo en un suspiro muy parecido a un bostezo me giré. Sin abrir los ojos, puse ambas manos sobre mi mejilla izquierda y seguí medio aletargada. Note como ella sonreía, me daba mucha ternura pero no lo mostré. Andy, mi nueva huésped, se tomaba esa libertad, no me desagradaba he de admitir, sorprendente de intentar humanizarme con pequeños detalles.

- ¿ Qué haces aquí? - le pregunté con la voz un poco rota.
- Despertarte, ya es tarde.- me dijo en voz baja.- venga que me aburro sin ti.- me dijo de forma sensual.
Yo abrí los ojos como platos desconcertada ante aquella petición insinuada.
La ví a ella pero algo me decía que no lo era del todo.
- ¿Qué has dicho?- me hice la tonta.
- Que me aburro sin ti.- repitió acercando su cuerpo al mío.

Me quedé unos segundos perpleja y observando sus ojos marrones y su sonrisa picara. Ahí fue cuando reconocí un brillo extraño en sus ojos, cambiaron por un instante como si fuera un holograma de los que se ven en las películas.  Mi expresión facial cambió de forma radical, slo había una criatura en todo el universo que podía hacer tal transformación y colarse en mi castillo sin que se deshaga.

- Jeremías.- lo nombré. Mientras asimilaba que ya no estaba a salvo y que estaba cerca de mí. De un empuj'n me lanzó contra las puertas de cristalera de mi balcón.
- Sigues siendo la misma. Niña tonta de pueblo. Ilusa. - comenzó su repertorio mientras cambiaba su forma del cuerpo de Andy a un chico de un metro setenta, moreno, de ojos marrones y tez tostada. Vestido con una camisa y pantalones blancos y desplegando sus alas rotas.
Todo el suelo estaba lleno de cristales y yo estaba encima de ellos. Caían gotas de color escarlata al suelo de color beige brillante. Mi nariz y mis brazos sangraban, parte de mi costado acompañaban a estos. Con todo el valor que pude recabar ante esa situación. Me levanté. Una blusa escasa de tela me cubría el cuerpo. Oí el chirrido de los cristales entre mi pie y el suelo, presionados contra este ultimo por mi propio peso.

- abraxas.- invoqué. Sin mediar palabra con aquel ser. - histeria.- pronuncié y su sangre comenzó a helarse en sus venas.- pulgiaraz.- seguí con el conjuro. No podía echarlo el miedo cegaba mis poderes, pero podría asustarlo hasta que se fuera.- EXANTE.- grité usando la fuerza de las tres mil voces. El se arrodilló en la cama y comenzó a retorcerse.

- ¿Cómo?- se preguntó entre gemidos de dolor angustioso.

- cielo, tu habrás caído del cielo, pero yo provengo del mismísimo infierno, donde me enviasteis.- le respondí. Vacilante con ambas manos tensas, abiertas y señalando su cuerpo.- Además, a mi me crearon antes, imbécil.

En un haz de luz desapareció de mi cama. Me tiré en el suelo, casi caí como un saco sin vida. Andy preocupada me socorrió, no pude evitar soltar un rio de lagrimas por todo aquello. Lo siguiente que recuerdo es estar en la bañera y Andy me limpiaba la sangre de las manos y la cara, una vez retirados todos los cristales de mi piel.

- ¿Qué ha pasado, Lilith?- dijo. Yo solo podia mirarla notando mis ojos hinchados por el llanto y mi cabeza dolorida por la presión del mismo. Ella hizo algo que nunca vi a nadie hacer por alguien. Se metió con el pijama incluido en la bañera llena de agua, situándose enfrente de mi.- Estoy aquí, puedes contármelo.

- Yo fui creada en la tierra.- comencé.- Junto a mí, también se crearon una especie de criatura mística, vosotros los llamáis ángeles. A partir de nosotros y mezclando elementos se crearon el resto de seres. Yo me enamoré de un angel en concreto, Jeremías. Pero ningún angel es tan bueno como los libros los pintan. Él iba en busca de su idea del amor, a cada ser femenino lo incitaba a procrear con el, aunque no hubiera fruto de procreación. Yo acabé desquiciada por su traición. Por ello causé grandes destrozos a lo largo y ancho del mundo. Me desterraron del edén y madre me dio un trono en el inframundo, conmigo bajó Angelo uno de Los Angeles más bondadosos y se quedó conmigo en la tierra, a medio camino. También la princesa de las sirenas me apoyó, Mer, incluso alguna que otra criatura intermedia.- respiré profundo, notaba como se me iba cortando la voz.- intenté escapar de él, por que no quería estar conmigo ni tampoco dejarme. Creía que estaría bien en un mundo donde no pudiera llegar. Así que viví en la tierra. Pero él me encontró y me quemó viva. Es como una maldición.

- Pero estas viva.- comentó acariciando mi mano suavemente.- Madre te concede poderes al igual que Padre.- Ella me ha hecho tal y como soy. Me ha rescatado siempre. Como tu ahora.

- No te preocupes, yo te ayudaré. Tu me has ayudado a mi antes.

- si, ya lo sé. Pero una guerra ahora mismo desataría el Caos y la Psicosis alcanzaría niveles inimaginables.

- ¿Y que hay de malo en ello?- me dijo relamiéndose los labios y con una sonrisa malévola acompañada con una mirada de complicidad. Eso em hizo recobrar la fe en mi y en lo que podría llegar a conseguir. La Equidad.

Besos, La Reina de la Psicosis.  👑💋

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 01, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LA REINA DE LA PSICOSIS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora