CAPITULO II

922 73 53
                                    

-Disculpe podría darle espacio a la señora, le voy a ceder el asiento

-Claro- dijo un hombre elegante

Y lo volvió a ver, estaba con una camisa blanca y la corbata holgada, volvió a agarrar su celular y de su bolsillo saco sus audífonos, se los coloco a cada oído y guardo su celular, lentamente levanto la mirada ante la atenta mirada de la Uchiha- Lo miré y simplemente era perfecto, sus cabellos rubios eran tan llamativos que de alguna manera hacia que mi mirada se dirigiera solo a él, mientras lo seguía observando pude notar las dos líneas horizontales que tenía a cada lado de la cara que lo hacían ver aún más atractivo, pero lo que me dejo sin habla fueron sus ojos, tenían el color del mar, suspiré y en ese momento me di cuenta que él y yo estábamos cruzando miradas inmediatamente me agache con la cara completamente roja, me puse tan nerviosa que al intentar sacar mi celular casi se me cae.

Mientras seguía disimulando que su celular era muy interesante, Sarada comenzó a darle vueltas a la idea de que podría ser mayor, ya que ese tipo de actitudes eran raras en un chico de su edad, es decir no solo era guapo era amable y educado, de pronto surgió en ella la idea de intentar hablar con él pero era imposible, ella no era esa clase de chica, no sabía cómo iniciar una conversación y mucho menos coquetear, volvió a suspirar y se resignó, entonces el tren volvió a parar y vio al joven de cabellos rubios irse a toda prisa al abrirse las puertas, después de lo que sucedió nada le pareció importante, ni mucho menos interesante, regreso a su casa y seguía pensando en el joven, vio su rostro una sola vez y no dejaba de pensar en él, pero su madre interrumpió sus pensamientos.

-Hija

-Te estoy preguntando como te fue hoy

-Lo siento mamá es que tengo un trabajo, esta algo difícil así que estoy pensando en eso

-Bueno, ¿cómo te fue?

-Ya sabes es lo mismo de siempre

- ¿Y qué tal los chicos?

- ¡Mamá!

-Mi niña es normal a tu edad que...

-Pero no me gusta nadie de ahí, todos son unos soberbios y egocéntricos

-Bueno, pero no me vas a negar que si le gustas a alguien

-Eso no me importa mamá, todos son unos tontos

-Jajajaja ya mi niña

- Mamá ya tengo 17 no me digas mi niña por favor, bueno ¿Te quedaras?

-No mi niña, tengo programada una operación, pero quería almorzar contigo, bueno, aunque no sé si se le pueda llamar a esto almuerzo ya que ya son las cinco de la tarde

-Perdón mamá, tenía clases de violín-Mintió

-No te preocupes, además yo no te avisé porque quería sorprenderte, bueno ya me tengo que ir si, tu padre tuvo que viajar a Estados Unidos por una emergencia, así que tal vez no lo veremos hasta el fin de semana, te acuestas temprano si, te quiero y que no se te olvide que siempre seras mi niña- le dijo Sakura a su hija mientras salía del gran comedor

-Está bien- respondió resignada

Y así era la vida de Sarada, siempre estaba sola, pero a pesar de eso siempre fue muy tranquila, le encantaba estar en casa, no era de salir como sus compañeras, sólo lo hacía cuando a Chouchou le insistía demasiado

Terminó de comer y se dirigió a su habitación, decidió ducharse y comenzar a hacer los deberes del día siguiente, pero no paraba de pensar en el chico que vio en el metro, no entendía como con verlo una sola vez, la imagen de su rostro no podía salir de su cabeza, era completamente ridículo, sabía que no volvería a verlo y eso de alguna manera la ponía triste, sacudió la cabeza y decidió olvidarlo, salió de la ducha y comenzó a hacer los deberes

¿Solo tú?  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora