Capitulo 1

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"Sr. idiota"

Su voz era tan linda y melódica . Podría jurar que cada una de las palabras que salen de su hermosa boca tendrían el poder de levantar a un hombre en coma.
Dios!! tanta belleza no es humana.
Pero bueno es Bruno Mars que tenía que esperar.
Ya iba la mitad de Granade cuando un eco externo a la canción me obliga a pararla.

—¡Niña!-el terrible y fuerte grito de Amelie me hace hace desasearme de mis audífonos y pego un salto cuando escucho como la manija de la puerta choca contra la pared—hoy te toca ser cajera y esta vez asegúrate de hacerlo bien, oíste.— me amenaza

Tras decir esto sale del cuarto de servicio hacia las cajas, causando un gran estruendo al cerrar bruscamente la puerta.

Amelie es una mujer de unos tal vez ... 25 años, la última vez que recuerdo haberla visto arreglada fue el día en el que la ascendieron como encargada del personal. De eso ya pasó medio año.

Con pocas ganas me quito los horribles guantes de látex amarillos y los dejo a un lado de la estantería en la que se guardan los productos de limpieza, deshago mi chongo sin tantas ganas y "arreglo " mi cabello en una coleta alta.
Cambio mi delantal por uno menos sucio y salgo del obscuro cuarto.

Extrañamente hoy hay más gente de la habitual. Las pequeñas mesas de dos personas están a estallar, gente por aquí y allá tomando tazas grandes de café americano o algún postre con mucha azúcar. La barra está llena, algo que sin duda es poco frecuente.
Me acerco un poco extrañada a la tercera caja y comienzo a arreglar todo para comenzar a trabajar.

—Ptz...Ptz, hey Majo, Ptz—volteo a un lado mío—hey! majo , tu gafete —Pablo ladea su cabeza apuntándome.

—¿Que tiene mi gafete ?— volteo hacia abajo inspeccionándome. En donde se supone que va mi nombre hay una gran mancha café de dulce de leche, suelto una palabrota ,tomo un extremo de mi delantal y comienzo a tallar la mancha.— ¡Mierda!— el dulce de leche en vez de quitarse se bate más.

—Deberías de cuidar más tu vocabulario María José — Amelie esta detrás de mi- nadie de los que trabaja aquí- continua alzando la voz lo suficiente alto como para que todos los empleados que nos encontramos ahí podremos escuchar — puede tomarse el lujo de denigrar el nombre de la empresa, mucho menos tú — termina por decir señalándome con la mirada.

Después de que toda la cafetería quedara en un asombroso silencio Amelie grita un
" siguiente orden por aquí " a la que una chica de cabello largo y color chocolate atiende acercándose a mi puesto. Tomo aire y sonrío abiertamente.

—Hola, bienvenida al café gato negro, mi nombre es María José —continúo — le recuerdo que hoy hay una nueva promoción de 2x1 en toda la repostería.¿ Que desea ordenar ? —articulo una sonrisa de acuerdo al protocolo y la chica de cabellera chocolate me la devuelve .

Ella como los siguientes cuatro clientes ordenan lo mismo, un café negro americano grande.

***

11:24 am
Para este momento la cafetería ya esta vaciándose, aún existe mucha gente por todas partes del local pero por lo menos ya es menos la cantidad que hace algunas horas. Todos estamos exhaustos.
Nos llegó un rumor de que todas las cafeterías de la zona han cerrado, por lo tanto somos la única opción disponible para conseguir un poco de café fresco.

Pablo y yo estábamos en la parte de enfrente atendiendo a los clientes.
El recorre toda la barra batiendo y sirviendo cafés en tazas y vasos de plástico grandes, mientras yo hago cuentas y abro y cierro la caja, utilizando cada vez una fuerza innecesaria.
Bufo y con una sonrisa ya cansada entregó el recibo al cliente.
-Muchas gracias por su compra- sonrío y la chica de cabellos rubios se acerca para en donde Pablo le entregará su orden.

—Ya solo uno más- susurro para mi misma mirando al chico que sigue en la fila.— Hola buenos días, bienvenido al café gato negro, Mi nombre es María José— tomo aire— le recuerdo que hoy a una promoción 2x1 en toda la repostería, ¿Que desea ordenar ?— el chico de cabellera negra me sonríe mirándome directamente a los ojos.
—Hola linda,— sonríe —quisiera ordenar un capuchino descafeinado chico, un beso tuyo y un grande americano, por favor cariño.—termina su oración con un guiño y una sonrisa juguetona.

<<¿Khe?>>

—Per..¿perdón ?.

El ríe recargándose en el mostrador con su codo.

—Un capuchino descafeinado chico y un americano grande para llevar— sus ojos miel se hacen más pequeños cuando examina los míos.

Agacho mi mirada hacia la caja registradora y comienzo a teclear la orden.

—Hay una promoción ¿cierto ?— me pregunta mientras juega con los bordes de los folletos que están a su lado.

—2x1 en toda repostería.— confirmo.

Calla unos segundos y después tamborilea con su dedo índice el mostrador — ¡Perfecto! entonces también van a ser dos rebanadas de ese de allí.-señala un pay de frambuesas.

—Entonces es un capuchino descafeinado chico, un americano grande y dos rebanas de pay de..frambuesas en promoción para llevar—dicto en voz alta mientras termino de teclear la orden. — ¿correcto?

Asiente— sabes... amo las frambuesas, son tan rosadas y antojables, casi tanto como tus labios. De casualidad linda ellos tampoco ¿cuentan como parte de la promoción?— lo miro inmediatamente y veo como sus ojos están clavados en mi pecho.

—Pero que Mier...—instintivamente me cubro con mis brazos —¿Qué le pasa ?—digo casi gritando y me gano una que otra mirada, el inmediatamente lleva sus ojos hasta una de las mesas más cercanas.
—Disculpa linda, pero creo que tienes una mancha ahí— señala mi pecho.— no pretendía incomodarte.

—Ya no importa— término de teclear la orden y la dicto a Pablo.

Ambos nos quedamos en silencio por un par de segundos.Por mi vista periférica observo el chico de cabellos carbón y largas pestañas repasaba con la mirada todo el menú que está pintado con gis de diversos colores.

Paga y le entrego su tarjeta MasterCard y el tiket— al final de la barra le entreg...—imita mi movimiento y toma mi mano mirándome.

—Discúlpame por lo de antes linda, de verdad no fue mi intención.— toma el papelito olvidado y me guiña un ojo. Pablo que hasta el momento había estado esperando impacientemente desde el otro lado de la barra con la orden en mano, suelta una molesta risa ahogada que reprime cundo lo miro con ojos asesinos.

El chico toma la bolsa de papel de la barra y sin decir más sale de local majestuosamente sin mirar atrás, haciendo sonar la campanita de salida.
Por el vidrio de la entrada veo como el muchacho se acerca a un auto deportivo negro (de esos en los que solo cabe tu ser y el de otro individuo) y toma el lugar de copiloto.

—¿Pero que acaba de pasar?— dice mi molesto compañero entre risas. Despego mi mirada de la puerta de entrada transparente y el choc! pasa y como era de esperar la furia fluye por mis venas como sangre, oh no, el había cruzado el límite.
Paso de largo a Pablo que había estado llamando mi nombre y camino a grandes zancadas hacia la entrada lista para encarar a aquel princeso sin educación.

—¡¡María José!!—me paro en seco. Justo al tiempo en el que el vidrio del deportivo negro baja. —¿ A donde vas ?—doy media vuelta sobre mis talones y articulo mi mejor sonrisa.

Trato de excusarme pero como era de esperar no me escucha. Me sonríe no muy amigablemente y me manda a lavar el baño de empleados- spoiler: nadie jamás ha lavado ese baño desde la ultima visita de Domic, más o menos tres meses y medio-le devuelvo la sonrisa. Como estoy atendiendo en caja no puedo ocuparme del "asuntito" del baño, así que roja de enojo Amelie me deja lavar el asqueroso escusado- Al parecer Amelie no recuerda que los miércoles es mi día de descanso- Le sonrío de oreja a oreja y tranquilamente me encamino de nuevo a la caja para seguir atendiendo órdenes. Volteo de nuevo hacia el ventanal y capto una mirada divertida que después desaparece en un deportivo negro.

Cafeteria: El gato Negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora