Five

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La morena salió de la casa, queriendo creer que no había sido tan tarde y podría llegar a alcanzarla, pero no, ella ya se había ido.

A casi el otro lado de la ciudad estaba Piper desesperada por lo que pudiera pasar, estaba teniendo una crisis nerviosa.

Su estomago se contraía, no podía respirar y sentía los malos impulsos que mandaban sus neuronas a su axon.

Sin embargo Aaron intentaba calmarla mientras llegaba quien ellos esperaban.

—Lo hecho, hecho esta, no podemos volver, por lo menos para alejar a Alex, ella no merece esto.

—exacto, pero la necesito tanto en este momento.

—Ya van a tener tiempo.

—¿Cuando?—preguntó—¿Cuando esto acabe? ¿O cuando nos maten?

—No vamos a morir—agarrándola.

—Seguro, si nos descubren si—dijo la rubia.

—No nos van a descubrir—suspiró—¿Segura que queres hacerlo?

—No voy a pelear con una panza de 6 meses, además, no lo quiero.—dijo decidida.

—Tu cuerpo, tus reglas—dijo el hombre.

—¿Cuanto falta para que llegue esta mujer?—preguntó.

—Es la milésima vez que preguntas, ya va a llegar.

Y dichas esas palabras, el timbre en casa de la rubia sonó, haciendo que los dos mirarán hacia esta.

—Es hora—dijo la joven.

Piper se dispuso a abrir la puerta y la vio, la mujer pelirroja con una valija con cosas medicas, ella interrumpiría su embarazo a como de lugar.

—Piper—Abrazó dejando caer su valija para tirarse contra la mujer.

—Basta Zel, en serio, terminemos con esto—

—¿Segura?—preguntó la pelirroja separándose de la rubia.—Podríamos...—

—No, Muy segura, ninguno sabe lo que yo pase en ese maldito callejón, con un hombre que ni yo conozco, no pienso tener a este feto, no importa que pase.

—Como digas Cariño—dijo para llevar a la rubia a su cama.—Claramente no podemos hacerlo en otro lugar, pero estas en buenas manos, lo juro.

—Zel, si algo me pasa...—suspiró—Quiero que le mandes todo a Alex, desde la plata que recaudé en mi trabajo junto con todo.

—No va a pasar, por que vas a vivir, y se lo vas a dar vos—acotó la pelirroja agarrando su mano.—Vas a sentir un pinchazo.

—Esta bien...— dijo la rubia cuando sintió la punta de una aguja perforando su piel para entrar en ella.—Mierda...—dijo para quedar dormida y que todo se volviera negro.

Alex no podía contactar a Aaron, estaba más que perdida, sin saber donde estaba la joven rubia, además que el no le contestaba el teléfono, no sabía si estaba bien o mal.

Se estaba comenzando a alterar cuando decidió pensar en las notas, pues sabía que algo tenia que decir y no era nada bueno.

Decidió leerlas una y otra vez, hasta que agarró un lapiz junto con un papel y leyó.

a Veces  te veo tan lejos, que no pareces real, Inundo mi mente pensado En vos, parece uNa fantasía EN mis sueños más mórbidos. Donde solamente vos acaparas toda mi atención. Pero te espero, ojalá el destino logre reunirnos. Te amo.
No me olvides, MORENA , todo lo mío eS tuyo, perdóname por tAnto, por tanto doLor, pero es lo que tengo que hacer, no es una venganza, es la dulce enmÍenda que no puede cicatrizar, DEsde luego te ruego, dulce mujer, que me perdones por lo que mAs aHneles, mÍ amor.
Sos lo que QUEMA TODO en mi interior.

La morena comenzó a separar letra por letra, dejando ver el mensaje que la rubia quería que viera.

Venían por ella era lo que especificaba en el mensaje, y era a lo que haría caso, ella se desharía de todo.

Y dicho eso Alex agarró todos los papeles, incluidos el babero con el test de embarazo de su novia y se dispuso a quemarlo en su cocina.

El fuego comenzó a subir y fue suficiente, suficiente de  todo.

DON'T DWELLWhere stories live. Discover now