●Sólo, Me Perdí●

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Sentado en la comodidad de nuestra cama alcé la mirada y un sentimiento de estar en casa me embargó al encontrarte, frente al espejo, con tu seño fruncido en concentración y tus largas y grandes piernas expuestas por la poca ropa que cubría tu cuerpo, que consistía en tu sostén negro combinando con las bragas del mismo color, los cuales resaltaban tus atributos femeninos.

Te recorrí con la mirada desde los pies hasta tu larga y alocada melena azabache, sin perderme ni un centímetro de tu conocida y sedosa piel.

En mi exhaustiva mirada puede apreciar todas esas "imperfecciones" en tu cuerpo, y aun así a simple vista, me parecieron totalmente hermosas, elegantes y admirables.

Me di cuenta que estoy perdido.

Al observar tu sedosa piel en cada una de tus anchas y preciosas curvas, esas que llenan mis manos y logran volverme totalmente loco al pensar no poder volver a apretarlas contra mí.

Al adorar ver todas esas pequeñas y cautivantes pecas, que están repartidas como bellas y luminosas estrellas en el valle de tu blanca y delicada espalda, y esas otras pocas salpicadas por el contorno de tus hombros. Supe que estoy perdido al adorar admirarlas cada vez que te encuentras exhausta, acostada boca abajo, a mi lado, en nuestra cama.

Mi mirada baja otra vez por tu cuerpo para llegar a tus preciosas piernas blancas, grandes y hermosas, esas que siempre me excitan al enroscarse en mi cintura en los momentos pasionales, o cuando en las mañanas al levantarme lo primero que me encuentro es a una de estas apoyada muy cómodamente en mi cintura, disfrutando tranquilamente de tu sueño; un placido sueño que otorgándole a tu rostro una pasividad hermosa, con tus ojos cerrados y tus pestañas rozando tus pómulos.

Esos pómulos que siempre cargan un leve color rosa, esos que he llenado de besos, esos que se han apoyado en mi pecho.

Ahí me di cuenta, amor mío, que me tienes perdido.

No recuerdo cuándo, ni cómo, ni el porqué, solo recuerdo que un día me encontré a este gran sentimiento, que me embarga cada vez que mis ojos encuentran tu presencia.

Nacieron. Sin ningún permiso. Pero, son resguardados, con mucho respeto, en mi alma cada día.


Wx.Zalici

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