●Tu Sosiego para mi Insensibilidad●

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Mi vida estaba bien, mis reglas e ideales estaban sumamente planteados y en cumplimiento; tenía todo bajo control, mis sentimientos estaban bajo control

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Mi vida estaba bien, mis reglas e ideales estaban sumamente planteados y en cumplimiento; tenía todo bajo control, mis sentimientos estaban bajo control. En una infinita espiral de monotonía, pero segura.

Cada uno de mis sentimientos estaban controlados... menos el dolor, ese que muchas veces se producía a raíz de las personas que me rodeaban, de aquellas personas que formaban parte de mi día a día.

A todas ellas, que algún momento las vi sufrir, de las que fui testigo cuando sus rostros se contraían de dolor en muecas que hasta llegaban a ser graciosas, como agarraban su pecho en busca del sosiego para la fuerte opresión que sentían en este, en esos momentos siempre estaban presentes esas expresivas lágrimas que rodaban por sus mejillas; y en sus miradas expresaban el dolor y la angustia de saber que poco a poco se estaban hundiendo en un sin fin de sufrimiento gracias a un efímero y estúpido sentimiento.

O así pensaba, hasta que el rebelde dolor encontró un fiel compañero, ese que yo mismo experimente con las frecuentes revoluciones en mis sistema nervioso: esas crecientes ansías de tenerte ante mis ojos, de poder deleitar mi sistema auditivo al escuchar tu voz; tenía sumamente claro que el amor era una mierda sin sentido, un sentimiento efímero que al final solo trae sufrimiento y desgracia.

Pero aún así, con tu presencia no solo cambiaste el orden de mi vida, sino también cada uno de mis ideales.

Todo eso perdió sentido al enfocar mi vista en esos hermosos ojos color carbón. Porque eres el sosiego de la insensibilidad que me obligue a adquirir para no salir lastimado de la interminable guerra entre la sensibilidad y el raciocinio.

Y al final puede que no seas mi alma gemela, o la persona que está destinada a ser compañera de vida, quizás no seas mi otro extremo del tal legendario hilo rojo; tal vez no seas nada de eso, tal vez solo seas esa persona que vino a cambiar de una forma absurdamente hermosa mi vida.

Esa persona que era portadora de unos bellos ojos oscuros que me llevaban a la perdición en sus frecuente rebeldías. Ese par de fascinantes carbones que expresaban algo que nunca vi el alguien más; si tanto se podía ver el alma en los ojos, yo puede presenciar a través de los tuyos una alma salvaje, con una hambre voraz de comerse al mundo; pero a la vez, un alma dulce. Una combinación exquisitamente jodida.

¿Sabes? quizás, fue esa piel trigueña, que indirectamente podía persuadirme hasta convencer a mi anatómica de la necesidad de tu cercanía.

O ¿eran esos labios? ni tan rellenos, ni tan simples, con un natural color rosa que enternecía, dándole un toque de tranquilidad al torbellino que es tu ser.

Puede ser que fueran esas características tan superficiales, o la convicción de tu mirada, pudo ser esa faceta salvaje que contrastaba tanto, con esa otra tan susceptible que habitaban en ti. Tal vez fue todo eso que me llevó a creer en algo que por tanto tiempo me negué a sentir.

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