Capítulo 3: Viajando en la carretera

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Lo primero que vio Donald al despertar fueron los ojos de Mickey a poca distancia de su rostro. Intentó ponerse de pie con rapidez, pero lo único que logró fue tropezar con algo que no logró reconocer y caer encima de su amigo.

—Ya es hora de irnos —le dijo Mickey antes de que tuviera la oportunidad de preguntarle. El que Mickey se estuviera riendo lo hizo sentirse aún más molesto de lo que estaba.

—¿Era necesario que me despertaras de ese modo?

—Sí. Tienes el sueño muy pesado y logré encontrar a alguien que nos llevará a Los Ángeles.

—¿En serio? Ya era hora.

Donald se apresuró en guardar el saco de dormir que había llevado. Mickey ya había llevado el suyo por lo que se apresuró en ayudarlo. En cuanto estuvieron listos se dirigieron al lugar en donde se encontraba la pareja que había accedido a ayudarlos.

—Ellas son Donna y Michelle —Mickey señaló a las mujeres que se encontraban en el vehículo. Donna era una pata y Michelle una ratona.

—Mickey nos contó que van al concierto de Powerline y nosotras vamos a nuestra casa en Los Ángeles.

—Gracias —respondió Donald, escuchar esas palabras habían hecho que su mal humor se disipara.

—Dense prisa y suban, no creo que quieran perderse el acto de apertura o el concierto en general.

Mickey abrió la puerta trasera y se hizo a un lado para que Donald pudiera sentarse. Gesto que fue respondido con una sonrisa del pato. El vehículo se puso en marcha.

—Recuerdo que Donna y yo hicimos lo mismo durante nuestro primer aniversario. Como nos conocimos en un concierto quisimos celebrarlo de la misma forma, aunque en nuestro caso fue porque se nos quedó varado el carro.

—Y aún así te niegas a cambiar de carro —se quejó Donna.

—Te daría la razón si no fuera porque tú haces lo mismo, también sabes lo que es sentir afecto por una máquina.

Donna gruñó a modo de respuesta y Mickey no pudo evitar reírse. No conocía en nada a esas dos mujeres, pero había algo en ellas que le resultaba un tanto familiar. Se dijo que era el hecho de que, pese a tener un carro que les causaba problemas, seguían teniéndole el mismo afecto a ese vehículo.

—¿Y si vamos al concierto de Powerline? —comentó Michelle de pronto —. Sé que no estamos celebrando nada, pero será divertido.

—Estoy demasiado cansada —le respondió Donna, el que bostezara les dio más peso a sus palabras —. Solo quiero llegar a casa y tenderme en mi hamaca.

—¿Lo harías por mí? —insistió Michelle —, prometo que te compensaré.

Donna se demoró varios minutos en responder. La forma en que su pareja le había pedido que fueran a ese concierto la había tomado por sorpresa. Mickey, desde el asiento trasero, pudo notar el sonrojo en su rostro y cómo parecía estar enfrascada en una lucha interna.

—Esta bien, pero solo por esta vez. Y te toca lavar los platos por toda una semana.

Michelle abrazó con fuerza a Donna provocando que esta tuviera algunos problemas para manejar. Afortunadamente para los cuatro lo peor que pasó fue una pequeña sacudida en el carro. Después de ese incidente Mickey y Michelle se dedicaron a cantar sus canciones favoritas de Powerline.

Pese a la prisa que tenían por llegar al concierto, decidieron hacer una parada en Neptune Inn.

—Puedo conducir mientras duermen —sugirió Mickey —. Donald y yo nos turnaremos.

El concierto de PowerlineWhere stories live. Discover now