PARTE DOS.

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—Perdón. —decidió al fin hablar, Adrien, sin rodeos y ganándose una mirada confusa por parte de la chica.—Por lo que pasó entre nosotros.

Marinette se quedó en silencio unos segundos sin saber bien qué contestar ¿No se suponía que aquello había quedado en el pasado?

—No sé de qué estás hablando Adrien yo...—él la interrumpió con su mirar y ella bufó atrapada.—"Lo nuestro" era casi perdido, tú amabas y morías por Alya,no era justo que te condenara a una vida a mi lado. Además ambos sabíamos que eso no daba para más. 

—Quizá no debí ser un idiota contigo, debí decirte la verdad desde un principio y no haberte lastimado como lo hice, no quería lastimar a mi mejor amiga.—la miró con sinceridad en sus palabras. 

Marinette ladeo la cabeza quitándose un cabello que se adhirió a su cara por culpa de la transpiración que el clima le provocaba para finalmente sonreír.

—Ese fue siempre el problema,  siempre me viste como "solo una amiga" que podía aspirar a ser "la mejor amiga".—le resultaba estúpido reclamarle ahora pero necesitaba sacarlo.—cuando yo siempre di todo por ti, cuando yo siempre te quise. Tú decías no querer lastimarme y ¿Qué crees?, fallaste.

—Y no sabes cuánto me arrepiento.—alcanzó su mano sobre el mantel de la mesa.—Por favor seamos amigos de nuevo, quiero recuperar tu amistad y ser como éramos antes de todo.

Estaba siendo demasiado dura pero en el pasado no había tenido oportunidad de sacar todo lo que tenía retenido el pecho, aunque ahora a unos días de casarse, quizá era bueno relajarse para dejar a un lado los rencores o malas vibras. Después de todo ella había sido la que abriera las puertas de la comunicación al decirle dónde encontrarla.

—Está bien, pero... —señaló firmemente retirando su otra mano de la prisión de las contrarias.— quiero que sepas que solo somos amigos, y que se lo dejes claro a Alya para que no se preste a malas interpretaciones. 

Él llevó  una mano a su nuca dejando salir una risa que solo denotaba lo nervioso que le ponía el solo hablar el tema. 

—Tenemos un mes separados.—sonrió con tristeza. —Regresó a vivir a su antiguo departamento. 

—¿Qué?—replicó azotando un poco su mano sobre la mesa.— No lo puedo creer, tú la amabas, te casaste con ella por amor, sufriste tanto por estar a su lado que ¿Ahora simplemente la dejas?

Adrien no la veía solo desviaba su mirada a la hermosa vista que le regalaba la Torre Eiffel además de los transeúntes o las palomas que se aglomeraban fuera.

—Desde que me casé mi padre le ha hecho la vida imposible, le ha hecho y dicho muchas cosas hirientes. Ella simplemente no aguantó más y hace un mes tomó en brazos a nuestro hijo dejándome en solitario. 

—¡Por dios Adrien! Debes hacer que vuelva a tu lado, ella te ama, estoy segura de eso. Alya es mujer de uno solo, no debes tirar por la borda lo que han construido. 

—Tal vez tengas razón pero…

—Si en verdad deseas que seamos amigos; toma mi consejo y ve tras de ella.—se levantó del asiento y caminó hacia su lado.—No puedes perderla.

Sin más que agregar la chica salió de la cafetería con la intención de marcarle a su amiga sin embargo la línea mandaba directamente al buzón sin respuesta alguna. Ella suspiró alicaída no quedándole más remedio que dar una vuelta por lo acogedor de París para finalmente regresar al departamento casi a la hora en que sabía llegaría su novio. 

Se apresuró a cambiarse de atuendo por algo más cómodo y sencillo como lo era una blusa larga holgada junto a unos shorts de mezclilla justo a media pompa para hacer un poco de servicio en el espacio amueblado.

Euforia [LUKANETTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora