—¿Despertaste?
Una brisa suave y frío recorrió mis pestañas una vez abrí mis ojos y mi vida ante esa voz. Frente a mi mirar, un chico de cabello negro y una sudadera del mismo color aclaró lo que aparantemente creí que pasaba.
Me había quedado dormido en la fuente y ya había anochecido.
De golpe me levanté, sobresaltando a quien ahora me miraba con extrañeza.
—¿Y tú lo estás?
Respondí una vez volteé y noté bien que el chico tenía una pinta muy desgastada y cansada. Unas ligeras ojeras se marcaban y su postura lucía pesada.
—No lo sé.—Encogió sus hombros y se sentó en la fuente ahora, tirando mi mirada abajo para verle.—Alguien despierta tras haber regalado la esperanza de que al cerrar los ojos los abrirá de nuevo.
Yo no dije nada adaptándome aún a qué ocurría parpadeando un par de veces constantemente. Y él, me vio de arriba a abajo.
—Pero tú... ¿Regalas esa esperanza en un parque seguido?—Replanteó dirigiendo su vista a mi mochila y a mí mismo.
—No, no es así...—Suspiré dejando entrar un destello de idea de cómo es que llegué ahí y lo lamentable que resultaba ser.
Aunque no quise aclararle eso a un desconocido.
—Soy JungKook.
Posaba mi dirección al camino de la salida con la intención de irme hacia allí cuando su presentación me tomó por sorpresa.
—¿Perdona?
—Ya no soy un desconocido. Por si te apuraba pensar en eso.—Dijo con una leve sonrisa con pinta de descaro y comodidad. Parecía que había leido mi mente.
Aquella que gracias a su espontaneidad olvidó por un momento la realidad a la que debía regresar ya.
—Pues, mucho gusto; yo... Tengo que irme.
Me acerqué para tomar mi mochila a lo que él rápidamente arrebató para pararse y posicionarse nuevamente frente a mí.
—¡No! Por favor, no te vayas aún.
—¿Necesitas algo?—Su semblante ahora parecía...
¿Asustado?
A todo esto; también era extraño que alguien estuviera tan tarde en el parque, me preguntaba qué lo había hecho encontrarme.
—Solo compañía.
Me quedé viéndolo perplejo sin haber esperado esa respuesta. Donde pude apreciar el brillo que el faro del parque le daba a sus ojos. Aunque, estos parecieran opacarla naturalmente sin problema.
¿A qué se refería con compañia? ¿Se había escapado de casa o algo por el estilo?
—Perdón pero en serio necesito regresar.—Dije una vez reaccionando.
—Tan solo unos minutos, t-tengo curiosidad de varias cosas.—Comentó lo último con un tono apresurado, buscando alguna manera de mantenerme ahí. Incluso pude sentir cómo su voz se quebraba y pude darme cuenta de reojo cómo arrugaba la mochila, aferrándose a ella.
—Decirme tu nombre no me hace nada y además, ¿tú qué es lo que haces aquí a esta hora?
—No lo sé, solo llegué.—Respondió observando cómo mientras yo sacaba mi teléfono.
No había ni una sola llamada de JiMin o de SooHon. Aún cuando fueron 10 las horas que estuve aquí.
Entonces, ¿a quién diablos le importaba si me dejaba hipnotizar por esa tierna cara un rato más?
Suspiré y comencé a caminar a una banca cercana alumbrada un poco por otro faro, esperando que, JungKook, me siguiera.
Quien en efecto lo hizo.
—¿De qué tienes curiosidad?—Le dije sentándome y tendiendo mi mano para que me devolviera la mochila que seguro podría estar escurriendo aún.
—¿Tú sabes por qué el cielo es azul?
Vacilé esperando a que él riera y captar totalmente que era una broma.
Pero no rió, estaba hablando en serio.
—¿De verdad tienes curiosidad ante eso? Pensé que estabas interesado más bien en por qué estaba durmiendo hace apenas unos minutos en la fuente.
—Y lo estoy pero tú dijiste que decirte mi nombre no bastaba.
¿Qué era esta sensación?
¿Por qué parecía que nunca antes había tenido un trato similar?
Donde, estaba cómodo.
—Es por la interacción de la atmósfera con la luz del sol.