Capítulo 37

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Benjamín...
Generalmente no voy a las exposiciones de arquitectura, siempre considere una perdida de tiempo, casi no se consiguen proyectos porque quienes asisten a estas exposiciones son los mismos arquitectos, ¿y quién dará proyecto a su colega? Nadie.

Javier me convenció de ir y por primera vez acepté ir  aunque a la media hora de llegar ya tenía ganas de volver a casa, sería más productivo para mi, acompañar a mi hermana, mirar alguna serie o película que estar mirando proyectos de otros, y ver como cada uno presume sus grandes contratos que consiguieron dudosamente.

Mire algunos proyectos, no voy a negar que se veían interesantes, saludé a un ex compañero de facultad, Guillermo Solano, estaba exponiendo su más grande sueño convertido en proyecto.

Guillermo: mira Benjamin, este es mi bebé, un pueblo mágico. Próximamente empezará la construcción.

Benjamín: woo, se ve bien, me ánimo a decir que este es el mejor proyecto que vi. --mire a mi alrededor--

Guillermo: no te gusta venir a estas exposiciones verdad? --negue con la cabeza-- a mi tampoco, de hecho es la primera vez que me atrevo a presentar un proyecto.

Benjamín: quien me convenció fue Javier, pero él no llego.

Guillermo: que bueno te convenció porque, te he estado buscando, vaya que es difícil contactarse contigo mi amigo.

Benjamin: ¿querías contactarte conmigo? ¿Para qué?

Guillermo: este proyecto no puedo hacerlo solo, necesito un socio. Y por ahí me entere que tenias una propuesta muy buena para la compañía de los Taboada pero que ellos decidieron firmar con otra empresa.

Benjamín: así es.

Guillermo: bueno, este proyecto que tienes frente a ti, es mucho más grande, y quiero, bueno, te propongo que trabajemos juntos.

Benjamín: ¿en serio?

Guillermo: si, cuadramos una reunión para mañana? Para seguir conversando, ahora disfrutemos de la fiesta, hay trago y comida gratis.

Benjamín: claro, hablemos mañana.

Guillermo: pero, brindemos, -- hizo una seña a una mujer en la barra-- brindemos por esta futura unión

**** buenas noches, una copita? --me giré y casi caigo, era ella mi pulguita-- Benjamín.

Guillermo: oh si, --tomo una copa y la paso a Paolo-- ¿Benjamín? -- yo me quedé mirando a Brenda, no sabía que decir. Mire a Guillermo y tome la copa-- gracias señorita. --Brenda me  miró, movió la cabeza y se alejó.
Yo aún estaba estático, quise ir detrás, detenerla, preguntarle porque desapareció, ¿por qué estaba trabajando sirviendo copas?-- Benjamín-- volvió a llamarme.

Benjamín: disculpa Guillermo --lo mire--

Guillermo: ¿brindamos? -- asenti y levante mi copa-- por el éxito de nuestra asociación. --chocamos nuestras copa-- ven, acompáñame, quiero presentarte a alguien, es el inversionista --mire a la barra y no vi a Brenda, la busqué por el salón, no estaba-- vamos amigo.

Benjamín: si, ya voy, déjame decirle algo a mi asistente, Paolo --lo llame, él se acerco a mi oído para que le hablar-- busca a Brenda, no la pierdas de vista, necesito hablar con ella.

Paolo: si señor. --mire nuevamente por el salón, luego seguí a Guillermo.

Me presento a unos inversionistas, a empresarios y colegas, pero yo no estaba concentrado, mi mente estaba en Brenda.
Cuando por fin pude liberarme, busqué a Paolo, habían pasado al menos dos horas.

El Hermano De Mi Mejor AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora