Salón

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Al día siguiente decidió no ir a clases, no se sentía nada bien. Aunque al tercero, sí tuvo que asistir.

Mientras caminaba para llegar a su clase, vio el antiguo salón que ocupaban, el del año anterior.

Miró su antiguo lugar con una agria sensación en su garganta.

Era imposible dejar de pensar en Erick cuando estaba en todas partes y lo necesitaba tanto.

Un año atrás.

—Te quiero.

—Ya lo dijiste.

—Te quiero.

—Ya lo sé.

—Te quiero.

—Yo no.

—¡Ay, vamos! —exclamó el más pequeño, soltando a Christopher —. Deja de estar enojado, el momento ya pasó.

—No —continuó leyendo.

—Christopher, ya hablamos de esto, ¿qué más quieres?

—Quiero que me dejes en paz, vete.

—¿Eso quieres?¿seguro?

—Sí.

—Bien, me voy. Me sentaré con Zabdiel —tomó su mochila y sus materiales—. Si quieres hablar, yo te pediré que te vayas porque es lo que voy a querer en ese momento —Y se marchó, el castaño bufeó.

—Claro sí, como no. Que haga lo que quiera.

—¿De qué hablas? —preguntó un tercero.

—¿Eh? —se giró.

—¿Estás hablando de Erick? —preguntó su amiga, tomando lugar a su lado.

—Sí.

—¿Por qué pelearon?ustedes no pelean nunca.

—No, es la primera vez.

—¿Qué pasó?

—Nada fuera de lo normal.

—¿Es por Auguste, verdad?

—Sí.

—¿Qué hizo ahora?

—Sigue molestándolo, y Erick no quiere que le dé su merecido.

—¿No le preguntaste por qué no quiere?

—No.

—Entonces hazlo —se levantó al oir la campana, indicando que el receso había finalizado—. Háblale en la salida y pregúntale. Además, sé que no aguantarás más de una hora sin abrazarlo, viven toqueteándose, melosos.

—Tampoco así.

—Son muy cariñosos.

—Eso sí.

—Bueno, habla con él —acarició su hombro—. No es bueno que estén peleados tanto tiempo.

—Lo sé. Gracias, Diana.

—De nada, imbécil.

Cuando las clases finalizaron, decidió ir en busca de su pareja.

—¡Erick! —lo llamó, mas el nombrado continuó su paso, sin decir o hacer nada—. ¡Erick! —volvió a llamar, corriendo más rápido para tratar de alcanzarlo—. ¡Erick!

—¿Qué? —frenó su paso y se giró.

—Quiero hablar.

—Quiero que me dejes en paz.

—Erick.

—Vete, Christopher.

—¿Por qué no quieres que le dé su merecido?

—¿Que por qué no quiero?¿es una broma?

—Al menos dímelo.

—No quiero porque te amo y no quiero que te pase nada. Sé que eres bueno en las peleas, que tienes experiencia porque entrenas y todas esas cosas. Confío plenamente en tus capacidades, en todas y cada una de ellas, pero no quiero que te arriesges a que te suceda algo, porque si te pasa algo, si te lastiman, yo también voy a salir herido. Mi estabilidad emocional tiene una gran dependencia de ti. Me parece algo completamente absurdo e inmaduro de tu parte estar enfadado porque quiero cuidarte, porque quiero protegerte —sollozó—, porque eso es lo que estoy intentando hacer.

Christopher se quedó completamente anonado, no esperaba esas palabras, y mucho menos, que ahora su novio se encontrara con sus hermosos ojos cristalizados, al borde del llanto y todo por su culpa, por su terca manera de haberlo tratado.

—Sé que tu intención no es mala —habló nuevamente el ojiverde más calmado —. Simplemente estás tratando de protegerme, pero no eres el único que quiere cuidar al otro, yo también quiero. No soporto estar peleado contigo, es lo que menos deseo. Solamente abrázame y dejemos todo esto. Te necesito a mi lado, no lejos de mí.

—Perdón —dijo antes de abrazar a su novio—. Te amo, pequeño. Yo solo quiero cuidarte, no sabes cuánto me estreza ver cómo te molesta y no poder darle su merecido.

—Lo sé —se acurrucó en su pareja—. Ven a casa, quiero dormír contigo.

—Está bien —se apartó y secó sus lágrimas.

—No llores, Chris —acarició su mejilla—. Ya pasó.

-fin de la nube del recuerdo-

Joder, las lágrimas y la presión en el pecho otra vez.

Las palabras que había dicho Erick se repetían en su cabeza una y otra vez.

Necesitaba volver a oirlo, lo necesitaba, con sus defectos y todo lo que lo conformaba, solo quería tenerlo a su lado.

Un Mundo Sin Ti || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora