Miedo

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Corrió hasta un parque cerca de allí y se ubicó en una de las bancas, esforzándose por calmar su respiración, pero no podía.

Limpió sus manos con unos pañuelitos que tenía en su bolsillo.

Trataba de frenar las lágrimas, mas estas no dejaban de salir.

Se rindió y solo se quedó cabizbajo, desahogando sus penas en un parque.

—Chris —oyó la voz de Diana, y momentos después, ella tomó lugar a su lado.

—Debes pensar que soy un monstruo —sollozó y respiró entre cortado.

—No Chris, yo no pienso eso —trató de calmarlo acariciando su espalda.

—Te juro que no quise herirlo así, solo que...todo es tan difícil —contaba sin dejar de llorar—. Lo extraño tanto Diana, lo extraño tanto.

—Todos lo extrañamos —sollozó ella también y detuvo una lágrima que estuvo por caer de sus ojos—. No puedes estar así siempre, Erick no hubiera querido que estés así, sabes que él odiaba verte mal.

—Lo sé —con sus manos temblorosas nuevamente trató de frenar sus lágrimas—, es una de las cosas que más extraño de él, que me diga que me ama, que haga berrinches porque lo hago sonrojar o le causo mucha timidez, que me recuerde que siempre sonría, porque sonriendo me veo más bonito —rió ligermante—, extraño todo de él.

—Yo también —secó otra lágrima.

—Aún no puedo asimilar que ya no está aquí —miró su alrededor —, cuando hace tres semanas estábamos aquí, justo en este parque, compartiendo un rato juntos —comenzó a contar—, habíamos venido luego de clases, compramos helado, él helado de frutilla con vainilla y salsa de frutilla también —sollozó—, siempre fue un fiel amante de la frutilla y del helado —la miró—. Nos sentamos en la banca de allá—señaló—, recuerdo que había acabado su helado muy rápido, y entonces, me hacía pucheros y rogaba por comer del mío.

—¿Qué hiciste? —consultó rendida por parar sus lágrimas, dejando que estas salieran.

—Si hay algo a lo que nunca me pude resistir es a los pucheros de Erick, él siempre ha sido mi mayor debilidad —sonrió, y esa sonrisa poco a poco comenzó a temblar, hasta convertirse en una triste mueca—, le regalé lo que quedaba del mío. Me abrazó y llenó de besos mi mejilla, repitiendome una y otra vez "Gracias, gracias, gracias. Te amo mucho." —miró el suelo—. No sabes lo mucho que lo necesito.

Diana solo continuó acariciando su espalda, debía hacer que Christopher se desahogara.

—Tengo mucho miedo, ¿sabes? —habló Christopher.

—¿Miedo de qué?

—Miedo de olvidarlo, miedo de olvidar cómo era, cómo era su sonrisa, cómo era su hermosa risa, cómo eran sus berrinches, su manera de ser, el brillo de sus ojos, olvidar cómo era besarlo, lo maravilloso que se sentía hacerlo, miedo de olvidar la increíble sensación de que me diga que me ama, que lo repita una y otra vez y que bese mi mejilla miles de veces, todo —rompió en llanto—. Tengo miedo de abrir la galería de mi celular y de la cámara y encontrarme con miles de fotografías de Erick. Me siento tan vacío viendo sus fotos, vacío porque sé que no voy a poder volver a admirarlo en persona, verlo sonreírme nuevamente, sentir sus abrazos —lloraba fuertemente—. Habíamos planeado tantas cosas que ahora no vamos a poder hacer. Él estaba en todos y cada uno de mis planes, y ahora, simplemente ya no queda nada.

Diana rompió en llanto junto con él y lo rodeó con sus brazos.

Al momento, llegaron Zabdiel, Richard y Joel a consolarlo de igual manera.

Christopher estaba muy agradecido de ternerlos, pero aún así se sentía demasiado solo.

Un Mundo Sin Ti || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora