I. La llegada
Año 1990
Su cuerpo cada vez se hacía más pesado, la profundidad de esas heridas solo le permitieron proteger aquellas memorias que contenían su llamado, la criatura reía al ver tanto sufrimiento, gozaba con la sangre que hacia emerger de cada fractura. Ernesto Gornés jamás se imaginó que el haber deseado tanto lo hubiese corrompido al punto de llegar a derramar sangre de inocentes, su sentencia ya estaba marcada; su alma se pudrió poco a poco y, una vez vacía de cualquier rastro de humanidad, el monstruo le ganó al hombre. Desde entonces, supo que el final de sus andanzas no estaba lejos, lo único que tenía que esperar era que la sangre de su linaje abriera aquel diario y cayera en lo mismo, y así liberar su alma.
En el presente
Daniel y Fabio descargaron la última caja, esa era la más pesada de todas, exhaustos se arrojaron sobre un sofá mal ubicado.
—Ahora falta lo más importante, acomodar todo— refunfuñó Fabio golpeando a su primo en el pecho.
— ¡Auchh!, no hay que darnos por vencidos, más bien empecemos antes de que terminemos durmiendo entre estos chécheres— sugirió Dani—.Por cierto gracias por apoyarme con esto de tomar la casa del abuelo, no sé porque mis padres estaban tan reacios, habría sido un desperdicio que la hubiesen derribado.
—No me des las gracias, me ayudaste a salir de casa, con tanto problema estaba por enloquecerme, esto es una gran oportunidad, la casa es inmensa y al estar cerca de la universidad podríamos alquilar habitaciones.
Con aquella motivación lograron dejar las zonas más importantes medio organizadas.
—Ninguno de los dos tiene coche, la cochera se ve apta para montar un negocio— curioseó Fabio al ir recogiendo las cosas arruinadas por el trasteo.
—Tienes razón, tal vez un café book —respondió Dani mientras servía algo para beber.
Antes de terminar el día ambos fueron a ver el estado de este, había todo una montaña de cosas viejas apiladas; algunas resaltaban por ser antiguas y llamar la atención, otras si no tenían nada de utilidad. Muy poco lograron hacer ya que el ruido de unos rasguños los desconcentró, creyeron que se trataba de una rata e intentaron dejarla atrapada, solo que el aleteo de un cuervo los tomó por sorpresa, haciendo que la mayoría de esas viejeras cayera sobre ellos. Rieron al haberse visto tan valientes, con toda la recocha terminaron viendo unos libros y álbumes.
—Es una lástima lo que le pasó— dijo Dani al ver las fotos de su abuelo junto a su familia.
— Perdió todo, supongo que eso enloquece a cualquiera — confirmó Fabio acercándose para verlas—. Aunque en estas no muestra ese lado cruel y perverso que nos contaron nuestros padres.
— Mira, esto está intacto y tiene las iniciales de él — expresó Daniel soplando la cubierta de lo que era una agenda e intentar abrirla.
En ese instante un ventarrón los sorprendió, fue tan fuerte que una vitrina se desplomó sobre ellos.
II. La petición
Fabio alcanzó a detener aquel mueble, desafortunadamente el mal estado de este hizo que la sangre se esparciera por el lugar. La herida de su brazo era profunda, Daniel entró en pánico al no encontrar el botiquín de primeros auxilios, sin perder tiempo partieron hacia el hospital.
ESTÁS LEYENDO
La hora del terror 3
HorrorAntología de cuentos espeluznantes pertenecientes a los autores finalistas de la tercera edición del desafío "La hora del Terror", titulada "El ritual".