Ella

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Desperté a media noche empapada en sudor y con el corazón latiendo muy rápido, había tenido una horrible pesadilla, pero no podía recordarla, lo que si sentía era esa sensación amarga que tienes cuando sabes que tuviste una pesadilla de la mierda, me desperté sofocada y decidí bajar por un vaso de agua, me quede un par de minutos sentada en la mesa de la cocina, tomando mi agua, pensé mucho en Alex y en que me hubiese abrazado a ella apenas hubiese despertado y ella me hubiese arropado con sus brazos. La extraño tanto.

Tome mi teléfono y decidí responder los mensajes de Zelda, Hola Zelda, todo está bien por acá, espero que también estés bien. Lo envié, y sorprendentemente rápido obtuve una respuesta, Me gustaría verte, solo para hablar, esta semana viajo a Ohio para una gala, ¿crees que pueda ser posible? El corazón se me detuvo por 2 segundos, si quería verla, Zelda había sido la única amiga real que había tenido desde que salí de prisión, aunque haya sucedido lo que sucedió, pero sentía que verla y no decirle a Alex era seguir con más de lo mismo, e ir a decirle sería imposible porque no tiene más visitas hasta el fin de semana, además de que estoy segura que tiene la cabeza en otra parte por lo de la drogadicta.

Pensé en que estaría haciendo Al en este momento, de seguro estaba acostada en su litera, arropada hasta el cuello como solía hacerlo siempre, con sus piernas largas acurrucadas, y sonriendo por algún sueño que quizás este teniendo, la extraño tanto. La amo tanto.

Alex.

No había podido cerrar los ojos en toda la noche, en la mañana después de desayunar tenía que ir a la lavandería y tenía que ver a Peggy y tenia que hacer el maldito trabajo para ella, me sentía frustrada la prisión es como un estúpido bucle temporal, donde si no te obliga a vender un guardia, te obliga a vender una reclusa, me sentía de manos atadas, no quería hacerlo, por primera vez en la vida, tenia miedo de traficar droga, ni si quiera quería que sonara el timbre de la primera hora. No quería que comenzara el día.

Sonó el timbre y sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo, me levante muy rápido, tomes mis cosas e inmediatamente me fui al baño, ya no había que hacer fila y esperar porque no estaba en MS. Así que entre de una vez a la ducha y abrí el grifo, el agua me caía fría en la piel, tome el jabón y lo pase por mi cuerpo, quería sentirme limpia, dure un par de minutos, me coloque mis lentes, el uniforme y salí aun con el cabello húmedo.

Tome el desayuno sin hablar con nadie y me fui directo a la lavandería, abrí la puerta con mucho cuidado, entre e inspeccione que no hubiese nadie, entre y me fui directo al montón de ropa que había en el mesón, mientras mas rápido terminara de ordenar, mas rápido saldría de aquí, cada vez que la puerta se abría, mi corazón se detenía porque pensaba que era Peggy, pero no, era cualquier reclusa que venia con su uniforme, trabaje lo mas rápido que pude y en dos horas ya casi todo el trabajo estaba terminado, solo debía doblar unas ultimas camisas y podía largarme de aquí. Pero justo al doblar la ultima, la puerta se abrió y entraron Peggy y compañia.

Peggy: Vause Vause, ¿que pensaste? Que no vendríamos?- dijo sonriendo y llevando una paleta en la boca-.

Alex: Pues estuve todo el día esperando- dije-.

Peggy: Aquí estamos, con tu mercancía, y para que veas que no soy tan mala, sera un 80% para mi y un 20% para ti, solo porque me caes bien- dijo acercándose a mi- y porque me pareces muy hermosa- me rozo las mejillas con sus asquerosas dedos, me separe-.

Alex: Que considerada-respondí en seco, la puerta se abrió de golpe, Peggy coloco rápido la droga en mis bolsillos, levante la mirada y mis ojos no podía creer lo que estaban mirando, no podía creer que era ella, ¿pero que demonios hace aquí?

Un Nuevo Comienzo. VAUSEMANWhere stories live. Discover now