Padres (Tododeku)

Capítulo 2

Los sábados, para muchos el día perfecto para descansar, pasar tiempo con la familia, practicar un hobby, aprender algo nuevo o simplemente dormir todo lo que no dormiste en la semana por el trabajo o la escuela.

Pero para el peliverde no era así, primero que nada, según lo que firmo con su ex-esposa cuando termino su divorcio y obtuvo la mayoría de la custodia de sus hijos, estos tenían que pasar el fin de semana con su madre y de lunes a viernes con su padre, al principio pasarían una semana con su padre y otra con su madre, pero cuando Izuku se mudó debido a que no podía soportar ver a Uraraka con Bakugo las cosas cambiaron.

Todos los sábados Izuku tenía que levantarse a las 6:30 a.m., preparar el desayuno, despertar a las bendiciones, desayunar, ver si Aiko necesitaba un cambio de pañal, subir las cosas al carro color verde que tenía, subir a sus hijos, conducir una hora hacia Tokio mientras Dai cantaba alguna canción de alguna caricatura o película que haya visto el día anterior (en este caso "Listos Ya" de El Rey León), y cuando por fin llegaban, el peliverde estacionaba su carro en frente de la casa, volteaba su mirada hacia esta y ahí estaba, la casa que les compro su padre a Izuku y Ochako como regalo de bodas, dónde tuvieron a Dai pues este nació a los ocho meses y no alcanzaron a ir al hospital porque el propio Midoriya se desmayó y la chica tuvo despertarlo y llamar a la ambulancia, cuando esta llego era muy tarde para ir al hospital y tuvo que parir ahí.

Izuku sonrió al recordarlo, miro a la ventana de la casa y su sonrisa desapareció, por la ventana se podía ver a Uraraka acostada sobre el hombro de Bakugo mientras este tenía su brazo rodeando a la castaña, ambos sentados en el sillón mientras que veían al frente (probablemente viendo la televisión) y con una gran sonrisa en sus rostros, el peliverde no pudo evitar pensar en todas las veces que estuvo así con ella, pensando ingenuamente que así estarían toda la vida junto a ella, en ese momento su corazón se apretó y no pudo evitar sentir ganas de llorar e iba a hacerlo, sino fuera porque la puerta de la casa se abrió y de esta salió la castaña, cuando está lo vio sonrió y lo saludo a lo lejos, mientras Dai salía lo más rápido que pudo del carro para abrazar a su mamá y a su vez Aiko se despertaba al escuchar a su hermano gritar "¡Mami!".

El pecoso peliverde aguanto las lágrimas y bajo del auto para tomar a su pequeña hija en brazos, la mochila de Charmander de su hijo donde venían sus cosas y la pañalera de jirafas de Aiko, con esto se dispuso a cerrar la puerta cuando la bebé dio un pequeño grito, Izuku volteo a verla y está la miro con un puchero y claramente enojada, Midoriya la miro y entendió, casi olvida sacar su peluche azul de Zorro (su favorito y literalmente el único con el que jugaba), la saco, se lo dio y ahora si con todo cerro el carro y se acercó a la puerta, en esta lo esperaban Ochako cargando a Dai y Katsuki detrás de ellos con cara de pocos amigos (como siempre).

-Hasta que llegas nerd- el rubio estaba un poco enojado, nunca le gusto la impuntualidad pues consideraba que estaban gastando su tiempo.

-Pero si son las 8, como siempre-
-Primero no me contradigas y segundo son las 8:30, o ¿acaso no sabes leer un reloj?-
-Perdón- Hizo una pequeña reverencia en señal de disculpa y luego le dio a Dai su mochila, a Ochako la pañalera y le entrego a Katsuki a la pequeña, se despidió, entro a su carro y salió de ahí.

Los sábados eran días terribles.

Llego a su casa cerca de las 10 a.m, se estacionó y se dispuso a entrar a su casa, tenía sueño, pero no pudo evitar mirar hacia la casa de su vecino, parecía vacía y el carro no estaba, era extraño pero por alguna razón quería verlo.

Entro a la cabaña y se acostó a dormir.

Mientras tanto otra vez en Tokio, Shoto estaba subiendo al piso 4 en un elevador junto a su hijo Yuki quien traía en su espalda una mochila de las tres aves legendarias, Articuno, Zapdos y Moltres, al llegar a dicho piso salieron del elevador y tocaron el departamento 4A, se escucharon unos pasos y se abrió la puerta.

-¡Mamá!- Yuki abrazo a Yaomomo y luego se metió al departamento para dejar sus cosas en su cuarto.
-Y ¿Cómo estuvo la mudanza?- Pregunto la pelinegra al bicolor.
-Pues la casa es bonita y el pueblo también aunque no lo haya visto del todo-
-Entonces ¿cómo puedes decir que el pueblo es bonito?-
-Pues, el vecino de enfrente es muy agradable, incluso nos invitó a cenar-
-En realidad cenamos porque su hijo entro a nuestro patio por su balón- Interrumpió Yuki.
-Amor, no te debes meter en las conversaciones de los adultos- Le regaño su madre.
-Perdón-
-¿Desayunaron?, por favor dime que no le cocinaste-
-Tranquila, desayunamos cereal-
-¿Y no se quemó?-
Yuki y Momo rieron fuerte con el comentario de la mujer, Shoto se puso serio, un poco enojado.
-Solo fue una vez-
-En realidad 2 si contamos que le enseñaste a los bomberos el como lo hiciste y casi vuelves a quemar el edificio- Madre e hijo volvieron a reír y Shoto se rindió y sonrió solo un poco.
-Bueno, me tengo que ir, nos vemos el lunes campeón-
-Si, adiós papá-

El mitad pelirrojo salió del edificio y se dirigió a su carro cuando vio algo que le hizo enojar, el carro de su viejo estacionarse en frente del conjunto de departamentos del que acababa de salir, se acercó al carro y golpeo el vidrio para llamar la atención de Enji.

-¿Qué haces aquí?- El tono de Shoto demostraba enojo
-Vine a ver a mi nieto-
-Tú no puedes hacer eso-
-Claro que puedo, soy su abuelo-
-Largo de aquí, si vas a hacerlo sufrir como lo hiciste conmigo-
-Yo no te hice sufrir-
-¿A no?, y esto que es- Apunto a su cicatriz
-Eso lo hizo la loca de tu madre-
-¡No te atrevas a decirle así!, el loco eres tú, ahora vete-
-En algún punto lo veré, adiós-
Eiji se marchó y Shoto se subió a su carro para dirigirse a su nuevo hogar.

Definitivamente los sábados eran días terribles.

Kioña kioña
¿Se acuerdan de mi?
Se que han pasado 84 años
Pero por fin actualice
Y talvez mañana haya otro, no se
En fin
Me voy
Nos vemos mañana o dentro de un año
PD: Casi olvido poner Posdata