XIII

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<<<LONDRES>>>

S– estuvo delicioso.

L– lo dice la que no quería comer...– contestó sarcástica.

N– basta, no quiero que comiencen a pelear otra vez.

Lena y Sonia solo guardaron silencio. Una vez que terminaron salieron del restaurante, se despidieron y cada una fue a su respectiva casa.

Al llegar la pelirroja encontró a sus padres en la sala, por un momento pensó que le empezarían a reprochar por llegar tarde, pero no fue así, los observo por un momento, y noto que algo andaba mal, camino hacía ellos y tomó asiento.

L– ¿por qué esas caras largas? ¿Sucede algo?

Inessa y Sergey voltearon a verla.

S– Oleg murió. – respondió seriamente.

L– ¿qué? ¿Enserio? ¿Y cuando paso eso? – preguntó sorprendida y curiosa a la vez.

S– al parecer fue hace 2 días, los socios no lo han informado hoy... Ahora si me disculpan, tengo que hacer unas cosas – dijo para después marcharse.

L– ¿y eso en qué podría afectarnos? – preguntó a su madre.

I– en muchas cosas, como Oleg ha muerto no hay nadie que ocupe su lugar aún, pero lo más probable es que sea su esposa, pero tu padre no está seguro si ella querrá seguir con el contrato que le había ofrecido Oleg.

L– oh ya entiendo, y si no hace ese contrato, lo más probable es que no nos mudemos a Moscú ¿cierto?

I– exacto. – tomó un sorbo de té y volvió a hablar – ¿y por qué te interesa lo que pase con el contrato?

En ese momento le vino a la mente la tontería que había hecho en la heladería, supuso que para estos momentos Andrey ya estaría esparciendo el rumor de que era lesbiana, eso la preocupó, ahora tendría que tratar de convencer a su padre para que viajara a Rusia. Honestamente no quería ser la burla del próximo año. Se dió cuenta de que aún no había contestado, y su madre ya la empezaba a ver algo sospechosa.

L– ehh... Bueno... Me preocupa que la empresa... ¿Quede en la ruina? – balbuceó.

Inessa estuvo a punto de hablar pero se vió interrumpida por Sergey.

S– mujer, tengo que salir de emergencia a Moscú. – exclamó desde las escaleras mientras cargaba un par de maletas.

I– ¿y a qué? ¿No esperaras a qué te llame Larissa?

S– ¿como qué a qué, mujer?, esto es algo importante y no puedo esperar a que llame, iré a hablar personalmente con ella, trataré de convencerla para que siga en pie lo del contrato.

I– en ese caso yo también quiero ir, además debemos darle el pésame y...

S– no, no puedes, las niñas no se quedarán solas, y no podemos llevarlas ahora.

I– esta bien, ten mucho  cuidado. – se acercó a él y le dio un beso en los labios.

K– argg que asco,– dijo al ver como se besaban – nunca hubiera bajado de mi habitación. Y solo una pregunta, ¿por qué llevas esas maletas, papá?

S– tengo que viajar a Moscú.

K– ¡genial! ¿Eso significa que harás allá tu negocio y no tendremos que mudarnos? ¿Verdad?

S– aún no estoy seguro, pero ahora tengo que irme. – abrazo a sus dos hijas y beso sus mejillas – no quiero que hagan travesuras, ¿entendido?

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