"Visita"

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"No te encorves"

"Se refinado"

"Sonríe aunque por dentro te mueras"

"Finge"

"Usa tu vestido"

"Nada de aventuras"

"Nada de amigos"

"Eso no hace un princesa"

"Elige todo de colores claros como el rosa"

"Calla cuando un hombre hable"

...

Desde que tengo memoria, mi vida a sido así, siempre intentando ser la "Princesa perfecta", ja, irónico, considerando que soy un chico.

Por el simple hecho de pertenecer a la realeza, esto me mata por dentro poco a poco, lo que una chica debe hacer y lo que no, que puede decir y que no, no soporto ya esta cruel vida. Quiero sentir que es tener libertad, no tener cadenas, ni compromisos ni algo por el estilo.

No estar atado por las cadenas de la sociedad, ni comprometido por absurdos tratados de paz o simples alianzas, nos usan como si fuésemos una moneda de cambio... un simple objeto... que por el hecho de no ser suficientemente maduro, inteligente o adulto no tenemos ni voz ni palabra frente a los grandes reyes, nuestros padres o simple gente alto rango.

Lloro mientras veo trabajar a mis pobres esclavos y como son martirizados por medio de latigazos y duros golpes o empujones, mientras yo simplemente les observo con frialdad fingida a través de mi gran ventana, mientras observo que mi fiel sirvienta, una señora de edad que lucha por sobrevivir y aguantar la carga del trabajo, ajusta mi corsé y yo trato de resistir por educación y respeto no voltear y quitarme esta cosa que no me deja respirar bien.

- Hoy es su gran día, mi niña

Sinceramente no sabia a ciencia cierta a que se refería con gran día, para mi, cada día nuevo que pasaba era una nueva ruina monótona, aburrida y falsa. Con deciros que solamente fui notificado a través de un mayordomo el que tendría que arreglarme y bajar para una ocasión "Especial", aunque bien se de que trataba esto, una reunión entre reinos, una cena familiar u otra cosa, no le veo lo especial.

Geno- Me atrevo a pasar por alto su advertencia, señora Lucia, ya mi vida no cobra sentido alguno en este frió y engañoso mundo

Lucia- Créame usted niña, que lo es

Geno- Debo recordarle mi buena mujer, que soy varón, no damisela  

Lucia- ¡Oh! A ojos de príncipe usted seria una bella dama indefensa

Geno- No me lo recuerde, aborrezco los encuentros con esos tipos que dicen ser caballeros

Por fin, aquel horrible corsé, fue finalmente ajustado, un suspiro de alivio salio de los labios de aquella "Princesa", aunque no hay mucha lógica porque le sigue apretando y dificultando respirar.

Lucia- Vaya abajo niña, ya están sus hermanos esperándole para acompañarla al carruaje 

Geno- ¿Y a ellos si se les considera varones, no?

Lucia- Recuerde, que su madre siempre deseo una niña y nunca la obtuvo, la muerte le alcanzo antes, usted es lo mas cercano a una doncella y su padre como único propósito es cumplir el ultimo deseo de vuestra hermosa madre

Geno- Pero me pregunto, ¿Que culpa tengo yo de lo que no pudo mi madre en vida? ¿Por que he de vivir con culpa sabiendo que si no soy lo que mi madre querría seguramente llorara eternamente en el paraíso? Simplemente no entiendo

Lucia- Tenga paciencia mi lady, intente ser feliz por su madre, que con mucho esmero le educo de la manera mas correcta

Geno- Agradezco sus bellas palabras, ande, vaya a trabajar y tenga cuidado

Lucia- Dios la bendiga niña

La vieja de Lucia con sus manos temblorosas y arrugadas intento alcanzar mi cabeza, yo la agache para que pudiera cumplir con sus intenciones, recibí un cálido beso como despedida, yo sonreí y me retire. Caminaba con una mirada seria en vez de una mueca, ya que según los libros no seria lo mas correcto, baje delicadamente las escaleras escuchando el sonido de mi tacón cada vez que daba un paso por los finos pisos de mármol, al mismo tiempo que hacia eco en aquel gran salón, llegue hasta la puerta, donde mis hermanos me esperaban. Por un lado, Error estaba con su clásica mirada de disgusto hacia todo, mientras que Fresh poseía su mirada tan relajada y hasta cierto punto tonta.

Error- ¡Dios! ¿Cuantos años hermana mía?, llevamos esperando aquí por cinco minutos y la puntualidad es-

Geno- Si, si, un punto importante para que una princesa sea digna, ya cierra la boca y entremos al carruaje, ademas soy varón

Fresh- Pues, no lo parece my sister 

Geno- Si, si, lo que digan 

Sin mas, entramos al carruaje, yo iba junto a una pequeña "Ventana" en los asientos del lado derecho, y mis dos hermanos, estaban en los asientos del lado izquierdo. El viaje fue muy silencioso; yo constantemente sacaba mi abanico rojo hecho de tela de seda bastante fina que era sostenida por palitos de un roble, y lo usaba o para cubrir mi boca o para darme un poco de viento.

Por fin llegamos, era un castillo nuevo, mucho mas grande que el nuestro, muy bien hecho, los hermosos pisos estaban perfectamente pulidos y la servidumbre no faltaba, había un hermoso jardín muy bien arreglado y demasiado colorido.

Mis hermanos bajaron primero y mi hermano Error me dio a mano para que yo bajara, lo cual, acepte.

Abrí nuevamente mi abanico y lo coloque en mi boca para cubrirla, junto a nuestros padres y un mayordomo como guía entramos a aquel castillo color dorado, caminamos unos minutos, hasta que por fin llegamos a una gran sala, donde se encontraba una mesa rectangular bastante larga, con unos puestos vacantes aun, habían varias princesas de otros reinos sentadas hablando entre si, los reyes y sus hijos ya estaban ahí, permaneciendo del lado de la cabecera principal, al entrar nosotros muchas miradas nos fueron dirigidas, pero principalmente a mi, y claro, por parte de los príncipes de otros reinos, causando yo supongo enojo y celos.

Camine con mi espalda totalmente derecha  y al mismo tiempo con delicadeza hasta mi asiento, que estaba al lado del resto de mi familia, de reojo pude ver al hijo mayor de los dueños del castillo, quien mantenía su vista fija en mi, aunque sospechaba que no era en mi, si no en mi cuerpo.

CONTINUARA

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