Capítulo 5

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—¿Qué está sucediendo?—. Estructuró mi temblorosa voz.

—¿Qué acaso no ves? Acabas de matar a una persona—. Dijo sin inmutarse del sofá.

—Esto debe de ser un sueño, debo de seguir durmiendo—. Sonreí nerviosamente.

— Oh no mi querido Erick, estás evadiendo la realidad. Acepta que mataste a alguien—. Se giró para verme.

—Esto debe de ser un largo sueño, tal vez despertaré por mi alarma o cuando quiera ir al baño—. Musitaba con la mirada perdida.

—Esta bien, tú ganas. Esto es un sueño, ahora puedes salir con un cuchillo y matar a cualquier persona que se te crucé, a fin de cuentas es solo un sueño—. Comentó con sarcasmo.

Tenía náuseas y el cuerpo me comenzó a temblar tan pronto aceptaba la realidad. Di un par de pasos hacia atrás tambaleandome en el intento hasta poder sentir la pared en la que me recargue hasta dar con el suelo de madera, apoyé los codos en las rodillas y con algo de fuerza tiré con mis manos de mi cabello en modo desesperante por no querer imaginar lo que había ocurrido antes de despertar.

—¿Te la vas a pasar todo el día así? ¿Acaso no tienes escuela?—. Valtiel se sentó en la parte más alta del sofá mientras mecía las piernas de manera infantil.

No respondí, no quería responder; no quería hablar ni mucho menos respirar, no quería existir. Deseaba que me tragara la tierra por completo y evitar salir al exterior pero tenía razón el sujeto, tenía asuntos pendientes que realizar.  Me incorporé con dificultad evadiendo la mirada del demonio que yacía en mi sala completamente normal,al dirigirme a mi cuarto escuché sus pisadas detrás de mí siguiéndome.

—Y dime ¿Qué sentiste Erick?—. Preguntó lanzándose a la cama

— Cállate—. Exclamé sin prestarle atención mientras me cambiaba la pijama por mi ropa.

—¿Pudiste sentir esa sensación de placer cuando le rebanaste todo? ¿Sus ojos perdiendo el brillo y su boca emitiendo el último y cálido aliento?—.

— Cállate, cállate ¡CÁLLATE!—. Le grité con desesperación.

—Que no se te olvide a quien le estás gritando maldito trozo de mierda—. Se levantó rápidamente.—Te he tenido mucha paciencia Erick, he estado aquí esperando aquí tu puto deseo y aún no lo pides.— Sus ojos comenzaron a volverse rojos y a levantar la voz.— Incluso te hice matar a un idiota para que te animaras y aún así no me haz dicho nada ¡¿ACASO DEBO DE OBLIGARTE IDIOTA?!—.

En un momento así solo hubiese esperado el primer golpe para desaparecer de este mundo, ya lo veía en los noticieros diciendo "Encuentran cuerpo de universitario descuartizado en su casa sin rastro del asesino". Cerré los ojos con fuerza para evitar sentir dolor alguno pero el timbre de mi casa sonó en el momento exacto.

—¿Quién mierda es?—. Dijo regresando la tonalidad gris a sus ojos.

—N-No lo sé, i-iré a ver—. Musité nervioso.

Bajé las escaleras del edificio y abrí la puerta con el corazón latiendome a mil por hora, ahí estaba Matilda con mirada preocupante y moviendo frenéticamente la pierna izquierda.

—Hola Erick, perdón que llegué así pero la escuela aún está muy lejos—. Dijo mientras me apartaba de la puerta para entrar.

—M-Matilda ¿Qué haces aquí?—. Le cuestioné nervioso.

—Estaba caminando por aquí para la escuela pero el demonio de la diarrea atacó y pues recé para que estuvieras—. Subió rápidamente las escaleras.

—¡E-Espera Matilda!—. Le grité insistente.

No pude detenerla ya que había subido con una velocidad casi inhumana las escaleras, al llegar a mí departamento no la vi ahí lo cual me alertó pero más fue mi inquietud ver a Valtiel sentado en el sofá de la sala.

—Tu amiga me empujó para entrar a cagar—. Dijo molesto.

— Perdón...—. Le dije con sumisión.

La cadena del baño se escuchó,  no sabía que explicación le iba a decir del demonio; tal vez que era un familiar? Un amigo? La puerta se abrió con unos pasos dirigiéndose a nosotros.
Estaba completamente aterrado por la situación

En tu eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora