3. Culpa

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Cuando Chris colapsó en el suelo el primero en asistirlo fue Joel, quien sin importarle como había estado las cosas entre ambos últimamente, sencillamente no podía darle la espalda. Por lo que le tomó en brazos y anunció que lo llevaría a la enfermería. Sin importar la curiosidad de todos, Joel se dio prisa y se marchó.

En el camino Joel notó que Chris se veía mucho mas pálido de lo usual, se veía demacrado, con más ojeras de lo común, y su boca estaba abierta, buscando el aire que parecía no llegar a sus pulmones a través de su nariz. Cuando respiraba por la boca se producía una especie de silbido ronco en su garganta, como sonaría una persona que fuma demasiado o tosió tanto que su garganta había quedado extremadamente raspada e irritada.

Su condición a todas luces era pésima, y Joel no fue capaz de comprenderlo ¿por qué había dejado que las cosas llegaran tan lejos? Alguien como Chris tan centrado y siempre procurando su bienestar físico en pro de un optimo rendimiento, no era normal que se dejara decaer a este grado.

Pensando un poco, desde aquella vez

Recordó el día en que había encontrado a Chris en el baño, recordó que en ese momento tampoco se veía bien.

¿Había relación entre su comportamiento de ese día con lo que sea que tuviera?

Por más que le diera vueltas Joel sentía que no era lo suficientemente inteligente como para saberlo. Lo cual le hizo sentir mucho peor.

Esto, para él, era su culpa.

¿Quién era el que siempre soltaba discursos sobre confiar en los amigos y sobre la masculinidad?

Y aún así había permitido que su ineptitud para tratar la situación fuera suficiente para descuidar su amistad, para ya no acercarse y respetar la barrera que había sido colocada entre Chris y él.

Pero, ¿quién puso la barrera? ¿Y por qué no buscó hacerla pedazos?

Entendió que tal vez se debía a muchas cosas que no comprendía o que no había pensado a profundidad. Sin embargo, ya habría tiempo de tratar esos temas, de momento lo único que importaba era la persona que estaba en sus brazos.

La enfermería estaba vacía, posiblemente la enfermera volvería después. Joel dispuso de una de las camas de la enfermería y recostó a Chris con cuidado. Se sentó en la orilla de la cama y le observó sin saber qué hacer.

¿Debería traerle agua?

¿Debería esperar a que despertara?

¿O quizá no había tiempo que perder y sería mejor salir y buscar ayuda?

Jamás se había sentido más inútil en su vida.

Vaya héroe que era.

Chris comenzó a moverse, pero no porque estuviera despertando, más bien parecía buscar comodidad. Su cuerpo empezó a temblar y entonces la horrible tos se manifestó. Era de los ataques de tos más horribles que Joel jamás hubiera visto. La tos sonaba desgarradora, parecía como si su garganta se estuviera desgarrando de a poco, haciéndose trizas con cada expulsión. Lagrimas corrieron por los ojos cerrados de Chris, estaba sufriendo.

Y entonces Joel lo vio.

Pétalos rojos como la sangre

Los pétalos fluyeron quedando esparcidos por la almohada, y una vez que Chris terminó de toserlos respiró entrecortado y pareció relajarse un poco entregándose al sueño que su cuerpo demacrado pedía desesperadamente.

"¿Qué es esto?
Chris, ¿qué está pasándote?
¿Qué está pasándonos?"


Para suerte de Joel, la enfermera llegó al poco tiempo.

El Precio de tu Amor || Virgato || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora