Capítulo 3

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"Gritos desesperados"

-Vanessa...- escuché el llamado de mi madre, quien estaba en el marco de mi puerta- Vamos, despierta. Son las tres y media, debemos ir a la morgue...

-Oh, cierto- gruñí. Creí que todo esto era un mal sueño.

Pero no lo es. Hannah sigue muerta.

-Vamos, cariño. No debemos llegar tarde- soltó y se fue.

Me levanté somnolienta de mi cama y fui a lavarme los dientes al baño. Bajé las escaleras y me dirigí donde estaba papá con un periódico en mano. Estaba sentado en el sillón mientras esperaba que llegéramos. No le iría a preguntar cómo estaba porque claramente todos estábamos en la misma situación. Conciliar el sueño para mí ha sido una de los peores esfuerzos que he tenido que hacer desde los últimos tres días.

- ¿Qué dice el periódico hoy?- le pregunté.

-Nada nuevo- respondió- ¿Te has teñido el cabello?

Miré las puntas de mi cabello por inercia- No, papá. Debe estar sucio.

- Oh, claro. Aunque te quedaría bien ese color sucio.

- Papi, este siempre ha sido mi tono de cabello- le dije con sutileza- ¿Recuerdas que siempre nos decías que era lo único que nos diferenciaba a Hannah de mi?

-Oh, cierto...- dijo con cierto tono de tristeza. Mi madre llegó segundos después con un intento de peinado menos desastroso. La miré por ciertos segundos y volví a ver a papá, quien ahora lloraba como un niño.

- ¿Qué pasa, papá?- le dije.

-No puedo...- sollozó. Luego de eso empezó mi mamá y faltaba poco para que yo empezara a llorar también.

-Hay que seguir adelante- intenté no ser tan indiferente, pero sonaba más como si estuviera ahogando un grito- Debemos irnos. Si quieren yo conduzco y ustedes me guían.

[...]

El establecimiento estaba demasiado frío. Era básicamente un congelador donde dejaban que los muertos se pudrieran de la forma más lenta posible. El especialista iba caminado en frente mientras estaba en medio de mis padres, quienes nos envolvían en un cálido pero agrio abrazo. El pasillo hasta donde estaba el cuerpo de mi hermana se hacía cada vez más largo para mi. No podía respirar tranquilamente, como si a cada paso se me agotara el oxígeno. Para mis padres debía ser peor. Cuando el señor paró y abrió la puerta, se divisaba una especie de cajas de metal donde se metían los cadáveres, tal y como salen en la serie CSI.

- ¿Están listos?- nos preguntó al parar en frente de una. Tenía escrito el nombre de mi hermana, su fecha de nacimiento y causa de muerte.

Suicidio.

-Ábrala, por favor...- solté. El señor me miró consternado y abrió poco a poco la cajuela, dando a lucir la tez grisácea de mi melliza.

Quedé completamente petrificada, sin saber cómo reaccionar. Mis padres estaban sollozando, abrazándose entre si. Pero yo no. No sabía qué sentir, ni que hacer. Solamente me dejé caer arrodillada en frente de Hannah. Las lágrimas salían sin sentido alguno, arruinando el maquillaje que cubría todos esos día en vela desde las noticias.

-Hannah...- solté mientras rozaba mis dedos en su cara. Estaba fría como el invierno.

-Llegamos a la conclusión que...- intentó decir el forense- La falta de sangre y las heridas autoinfringidas dieron la causa de muerte de la joven. Lamentamos su pérdida y le dejaremos un par de minutos a solas.

Why Her? (13 Reasons Why) (SPANISH VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora