-Hey Bruno, ¿quien es la niña que traes contigo?- Dijo una chica mientras mascaba un chicle.
-Es la hija del nuevo novio de mi madre, pero tranquila, no estorbará. Vamos, preséntate, ya tardas- Dijo Bruno mientras me daba un empujón en la espalda.
-Hola, me llamo Julia, tengo 17 y es un gusto conoceros a todos-
-Muy bien, yo te los presento niña. Esa chica de ahí tan guapa es mi novia Iris, tiene 19 años. Aquel de allí mas alto es de la edad de Iris, es mi mejor amigo así que le harás caso en todo, lo que te mande el te lo mando yo, por cierto, se llama Lucas.- Asentí con la cabeza en símbolo de que le haría caso, mientras, todos me miraban desde arriba a la vez que Bruno seguía presentándomelos.- Siguiendo, estos dos chicos son hermanos, el mas alto, Arturo, tiene mi edad, y el mas bajito es Luke, su hermano pequeño de 18 y al que también tiene que cuidar como yo. Vuestra diferencia es que el si saldrá de la casa y tu no.-Carraspeó su garganta y dijo para finalizarlo...- Bueno, esos son todos.-
Pasé la mirada por todas las caras, para que se me hiciesen mas familiares y derrepente, un señor con una barba blanca y poblada , voz profunda y chepa apareció.
-¿A mi no me presentas a la pequeñaja?- Dijo aquel anciano con una sonrisa en la cara.- Soy el capitán de este barco, también el abuelo de Lucas, os llevare a la isla y os recojeré en seis días. Llámame Albert, o capitán, como mas guste señorita.-
-Gracias, es un gusto también conocerle a usted capitán Albert.- Y esbocé una sonrisa. Fue el único que me cayó bien de primeras sinceramente.
Después de aquello, estuvimos unas tres o cuatro horas en barco hasta que llegamos a un pequeño puerto con varias casas y un par de tiendas cerca. Nos despedimos del amable capitán Albert y nos adentramos en un bosque hasta que vimos una casa en medio de un pequeño claro que había entre los arboles.
La casa era bastante bonita, tenía dos pisos; en el de abajo estaba la cocina, uno de los baños, el salón y una habitación con una cama de matrimonio. En el piso de arriba había otro baño un poco mas grande con dos habitaciones en las cuales habían dos camas en cada una, un escritorio y un par de armarios, pero la casa estaba llena de polvo y no había luz, solo muchas velas y unas cuantas linternas.
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El legado de la isla Fraia
NouvellesLa isla Fraia es conocida por haber sido el hogar de una antigua civilización conocedora de las bases y la cúspide de la tierra , en la cual nadie sabe como los abuelos de Bruno, el molesto hermanastro de Julia, residían hacía diez años, antes de m...