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Tengo una idea.

-¡TENGO UNA IDEAAAAA! -grité mientras corría hacia mis amigas, estábamos en el patio del colegio, en el primer receso.

-¿¡CUAL ES TU IDEAAAAA!? -gritó Trina imitándome.

Su largo cabello castaño claro se movía mientras saltaba.

-Okey... ¿Por que están gritando tanto? -pregunta Mery levantando una ceja.

El cabello de Mery es también largo, negro, pero lleva las puntas pintadas de rojo.

Mi idea se basa en fomentar el intelecto. Principalmente en enseñar.

Seré tutora.

-Estaba sentada clase y me puse a pensar... ¿Por qué, si soy más inteligente que otros, no también les enseño? ...Seré una tutora. -dije orgullosa de mi misma.

Trina y Mery me quedaron mirando.

-¿Tú? ¿Enseñar? Pero Gemma! Si eres la persona con menos paciencia para las personas en el mundo! -dijo una Trina algo alterada.

-Y... ¿Cobrarías dinero por eso? -dijo Mery frunciendo el ceño.

-Claro!, aunque, para empezar no tanto. Pero si lo piensan, es dinero fácil, y de paso, también estudio yo un poco para los exámenes finales...

-Pero, ¿y si te llama un psicópata que lo único que quiere es traficar tus órganos en el mercado negro? -dijo Trina abriendo mucho sus ojos oscuros.

-O peor, ¿y si es sexy? -dijo Mery.

Las quedé mirando con ojos entrecerrados.

Parece que ven muchas películas.

-¿Que? No nos mires así. No es imposible... -Trina no pudo terminar.

Las dos se quedaron mirando detrás mío, ya que yo estaba en frente de ellas.

-¿Que? ¿Que pasa? -dije volviéndome para ver atrás de mi.

Ah. Era de esperarlo.

-Damas, ha llegado Sam Blake -susurró Mery.

El ruido del motor de la Harley resonó en casi todo el lugar.

Todas las chicas, y algunos chicos, babean por el. Tan solo hacer que Sam recuerde tu nombre te lleva directo al grupo de los populares.

Una vez me contaron que Sam recordó el nombre del chico que ayudaba en la biblioteca y desde ese día ese chico es conocido por ser el "príncipe" del colegio.

No sé si creerlo.

Sam es alto, fornido, cabello castaño claro que siempre lo lleva despeinado, como si recién hubiera tenido sexo. Siempre se le ve con su chaqueta de cuero, que está llena de parches de diferentes bandas de rock y otros parches con logos que nunca había visto antes.

Lo único que me gusta de él, son sus ojos.

Claros como el cielo, y al mismo tiempo tan fríos como el hielo.

Desconcierta a todas.

Admitiéndolo... A mi también.

Se bajó de su moto y casi al minuto decenas chicas oxigenadas e infladas con hormonas se acercaron a él para probar suerte, a ver si les prestaba atención a alguna.

Se alejó rápidamente de ahí y entró al colegio.

-Vaya vaya... Está tan bueno que da rabia -dice Trina.

-Lo odio, es tan arrogante... Actúa como si ninguna de las mujeres del mundo lo merezca. Pero están sexy...-dice Mery mordiéndose el labio inferior.

- Si... Es lindo.

-Ay por favor Emma, las dos sabemos, o más yo, que en séptimo grado te morías por él.

Es verdad. Conozco a Sam desde el jardín de niños. En tercer grado se sentó junto a mí por que ningún otro niño o niña se quería sentar conmigo, pero Sam lo hizo. A pesar de eso, nunca fuimos amigos, cruzábamos palabras muy pocas veces que se pueden contar con los dedos de las manos.

Dudo que me recuerde...

-Eso fue entes de que comenzara el rumor de que ya a esa edad, en séptimo grado, Sam no era virgen.

-Pero ¿lo sigue siendo? -pregunta Mery.

-No lo creo. Ya es todo un hombre, y con ese cuerpazo que tiene... Pff, no me sorprendería que llegara un rumor de que ya es padre de un bebé. -dice Trina.

Las tres reímos un poco y luego sonó el timbre para ir a clase.

Seré tu tutoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora