👑 DE NIÑA ILUSA A CHICA MALA 👑

64 5 0
                                    

- ¿Leah, quién te habrá hecho tanto daño para que seas así con los chicos?

- Como leí una vez por ahí : "Un rompecorazones empezó con su corazón roto..."

La Leah que soy ahora no es la misma que fui cuando me enamore de él.
Sí, ÉL , el proclamado AMOR DE MI VIDA. Fue mi primer amor platónico, mi relación amorosa más larga, el primer chico que me tocó ahí, mi primera vez y con el único que he llegado a convivir, ha sido el único que puso un anillo en mi dedo; fui LA NOVIA... Estuvimos a punto de casarnos. (aclaro, dije ESTUVIMOS, tiempo PASADO).

¿Quieren un nombre, verdad?
Bueno, le llamaremos "Señor L".

Lo conocí cuando yo tenía 12 años, me había mudado a su misma calle; yo estaba en primero de secundaria y él en quinto (sí, me llevaba 5 años, eso de por sí era una desventaja para mí).
Él sólo había conocido amores fugaces, esos de callejón y un fin de semana y yo... Pues solo era su amiga. La que escuchaba sus anécdotas con otras chicas y por debajo me carcomían los celos, la envidia de no poseerlo mío.

Con él aprendí a anhelar atención. Con él aprendí a estar sedienta aún con un manantial en frente de mí.

De él aprendí tanto... ¡Dios!
Sólo Dios mismo sabe del amor que le profesé al señor L. De lo mucho que di y lo mucho que perdí.

Ser su amiga me había abierto una ventana por dónde mirar cómo pensaba, cómo sentía, cómo planificaba cada conquista y podía predecir lo que le gustaba, el perfil de chica que le atraía y me di cuenta que yo jamás le iba a atraer como era, que debía derribar ciertos muros de contingencia, que yo debía ser más "open" a TODO.

Así fue como me deshice de mi manto de niña y fui poco a poco mostrándole una Leah más desenfadada.
Le inventaba anécdotas con chicos y él se sorprendía y notaba que le agradaba a la vez... Poco a poco nuestras conversaciones se volvieron un intercambio de los mismos actos hasta que una noche, ebrio fue a buscarme para hablar... Él estaba triste, muy triste y era porque la chica de turno con quien él pensaba que jugaba, terminó siendo quien jugaba con él. Con su orgullo y virilidad rotos no podía irle a lloriquear a un amigo así que vino a hacerlo conmigo.
Lo vi tan débil y frágil que me provocó quitarme la piel para protegerlo de todo pero no podía...
Solo lo abracé, le besaba el rostro con ternura y lo reconfortaba cuando de pronto pasó... Sus labios se juntaron con los míos aún entre sus sollozos, y se apoderó de ellos moviéndolos con astucia, ira y desenfreno. Como si quisiera darme muerte en ese beso y jamás nadie me había besado de esa manera ni había experimentado esa sensación que recorría cada parte de mi cuerpo palpitando y ardiendo.
Si eso era una venganza pues que le rompan el corazón todos los días, pensaba yo.

Pronto me convertí en su refugio, su lugar seguro, su zona de confort.
Y él se convirtió en mi maestro, mi idolatría, mi necesidad.

Nuestras conversaciones, que comenzaban como inocentes, llegaban en un par de horas en interminables sesiones de besos obscenos que se volvieron más frecuentes al pasar de los días.

La experimentación de estas sensaciones que nos ofrecían nuestros apasionados besos nos pedían más y más... Claramente más pronto que tarde ya nos encontrábamos frotando nuestros cuerpos para avivar el placer.

De esos roces, pasamos a las caricias... Sí. Esas prohibidas, morbosas y sexuales.
Me enseñó cómo tocarlo y me mostró la excelente sensación que era dejarme tocar por él a tocarme yo misma, pero yo tenía sólo 15 años y no estaba lista para un siguiente paso, él ya tenía 20 y a pesar de haber metido mucha mano por ahí, jamás había hecho el amor con nadie.

Tarde o temprano iba a quebrantar mi miedo a hacerlo y yo iba a ceder, lo sabía y él también.

La forma atlética de su cuerpo, lo definido de su abdomen, lo ágil que era con las manos y lo sensual y pasional de sus besos se complementaba con su oscura mirada cuando se ponía serio, sus cejas negras y tupidas, su rostro áspero por una barba recién crecida y su voz... ¡Dios, su voz! me llevaban al éxtasis.

Sabía que caería, por más que trataba de aplazarlo... Estaba enamorada de él y si hay una palabra más fuerte que enamorada pues eso estaba yo de él.

Lo idolatraba y anehalaba.
Él al contrario era metódico y complaciente pero jamás sutil ni tierno.

Él sabía a lo que iba y lo que quería. Hacía lo que debía hacer para tenerlo, usaba su encanto sexual para que yo le dé más disfrute, se venía en mi mano y volvía a la normalidad y las bromas de amigos como si no compartiéramos algo tan íntimo.

Yo tampoco le confesé lo que sentía por él. Le seguía y participaba activamemte de su juego, trataba de ocultar mi cara de tristeza cuando él rompía el hechizo del vínculo sexual y le daba cuerda como si "aquí no pasó nada, somos los amigos de siempre", mientras que me descubrí a mí misma llorando algunas noches por no poderle decir que lo amaba, quizá que lo supiera podía cambiar su forma de actuar conmigo, así que un día me di valor y dije : "Vamos, Leah, hoy es el día, hoy le dirás que lo amas. Total y no creo que no se haya dado cuenta, esto será bueno para ambos y así podrán estar juntos por siempre"

(Spoiler : ¡QUÉ ILUSA DE MIERDA ERA!)

Esa noche que iba a confesarle mi amor, que había ensayado un discurso que no lo haga huir sino hacerlo sentir seguro conmigo, lo esperé pero él nunca llegó... Ni ese día ni los siguientes.

Lo vi pasar por mi casa para ir a jugar fútbol con sus amigos, me levantaba la mano a forma de saludo y pasaba corriendo a la cancha de la esquina, feliz como nunca.

Uno de esos días, mientras pasaba corriendo para ir a la cancha, me di el coraje y le grité : "¡Oye, te vienes en la noche, quiero decirte algo!" y él contestó: ¡Hoy, sin falta!

Las horas se me hicieron eternas, me maquillé un poco, me puse una ropa bonita y lo esperé tan nerviosa, recitando mentalmente mi discurso de declaración hasta que finalmente llegó.

Cuando nos sentamos en mi vereda y estábamos hablando de temas de poco interés para mí, lo interrumpí diciendo que debía contarle algo importante y él me sorprendió al decirme que él también debía contarme algo importante. El corazón se me subió a la boca pensando en que él iba a hacer la declaración que tanto estaba esperando y me sentí aliviada a la vez pues me iba a quitar la carga que era declarármele yo siendo eso negado para las mujeres por convención social.

Y le dije: "Primero tú, te escucho"
No lo discutió pues estaba acostumbrado a él ser mi prioridad.

Mis manos estaban inquietas, puse toda mi atención en él porque no quería perderme de memorizar cada palabra, cada expresión, cada respiro que diera mientras se me declaraba y así como aquella noche, hoy tras muchos años después, recuerdo cada palabra y cada sensación cuando él dijo :

"Yahaira me buscó, volví con ella, estoy super bien con ella y quiero esta vez hacer las cosas bien. Y necesito decirte que no podemos seguir haciendo lo que hacíamos."

Aquella noche, fue la primera vez que me morí.

************************************
NOTA:

Fueeeeerte ehhhhh...

¿También te han roto el corazón? 💔
Y algo en ti cambió?
Pues espera a que leas cómo cambió Leah.

Bais! 💋

CONFESIONES DE MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora