• Aвυє •

Segunda parte.

Tercera persona.

Había pasado un día desde que recibió la noticia. Para ese entonces ya estaban todos en casa de sus abuelos acompañando al hombre que compartió su vida con su abuela, dándole todo el apoyo y el consuelo que necesitaba.

Las cosas eran extrañas, Aram se sentía extraño.

Vió llorar a personas que para él siempre fueron fuertes, o desinteresadas. Su madre estaba destrozada pero intentaba ser fuerte por el resto, sus tías lloraban y sus primos más grandes trataban de aguantar mientras los pequeños simplemente observaban consternados.

Pero todos se habían movido para que las cosas resultaran bien, y gracias a eso tendrían la oportunidad de velar a su abuela en la noche, en sólo unas horas más.

Él había ayudado a cocinar, se encargó de todo lo relacionado a la comida y ahora descansaba en un sofá mientras jugaba con sus dedos y miraba hacia la nada.

Ese lugar no era lo mismo sin ella, le faltaba su calidez, su presencia servicial y siempre dispuesta a ayudar al prójimo.

No quería imaginar cómo se sentía su abuelo.

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