Un día mis padres decidieron ir al cine pero por su propia cuenta. Era entendible, ellos amaban el cine, pero todas las veces que habíamos ido veíamos lo que yo quería.
En esa ocasión, ellos se fueron alrededor de las 19:00 horas, dejándome las instrucciones de cómo preparar leche chocolatada por mi propia cuenta (lo cual, hasta entonces, había sido todo un misterio para mí). No es necesario mencionar el resto de reglas que me dieron, como no abrir la puerta a extraños, etc.
Prendí la televisión e inicié una maratón de caricaturas que solía ver seguido, solo que ahora no tenía nadie que me detuviera.
Las horas pasaron y llegó la "hora de dormir". Mamá y papá querían que les enviara un mensaje con una foto mía ya acostado y a punto de dormir. No sé porque no se les ocurrió que podía engañarlos, enviándoles una foto mía en la cama cuando planeaba levantarme unos segundos después. Sea como sea, lo que quiero decir es que no planeaba ir a dormir.
Me dirigía a mi habitación con el fin de meterme en la cama y enviar a mis padres la foto, cuando vi que un brillo proveniente del exterior de la ventana comenzaba a alumbrar toda la cocina.
Al principio, me deprimí, pues pensé que se trataba del auto de mis padres, quienes ya estaban regresando a casa. Luego, me asusté, pues si llegaban a verme despierto tal vez podrían matarme.
Corrí a mi cuarto, me cambié y me cubrí con las sábanas. Envié rápidamente una foto a mis padres y, entonces, fingí estar dormido.
Oí moverse el picaporte de la puerta por un buen perdido de tiempo, como si tuvieran muchas dificultades para abrir la puerta.
Al instante, recibí un mensaje. Cuando revise mi teléfono, vi que se trataba de un mensaje de mis padres, el cual decía: "Genial, gracias por ser honesto hijo, nosotros pasaremos por un restaurante y luego iremos a casa".
Lo que sucedió luego fue registrado por mí mismo en ese preciso momento, pues el temor que me invadió en ese momento fue tan grande que pensé que mi vida había llegado a su fin. Con tal pensamiento, tomé mi cuaderno de la escuela y comencé a escribir lo que sucedía, algo así como mis últimas palabras. Adjunto dicho escrito al relato, pues recordarlo y recrearlo aún me llena de horror.
"Lo siento papá, lo siento mamá, les mentí. No estaba durmiendo, me quedé despierto hasta tarde viendo la televisión.
Alguien entró a la casa. Yo estoy en mi cuarto, con la puerta casi abierta de par en par. No creo que esconderme sirva de algo. Si el extraño logró abrir una puerta ajena, no sé porque no podría encontrarme.
Escucho ruidos muy extraños. El extraño está revisando los muebles. Escucho cosas caerse. Está en la cocina.
Debí haber dejado las luces encendidas, así al menos podría reconocer el rostro de extraño para describirlo y así poder atraparlo en el futuro.
Escucho pasos pero son muy extraños, suena como si estuviera descalzo.
Se está acercando, veo su sombra. Camina muy lento.
Esto suena imposible pero estoy viendo algo muy extraño. Es uno de esos extraterrestres de la tele, uno de esos que son de baja estatura y cabezones. La noche ilumina un poco el living, por eso puedo ver un poco de su forma pero no muy claro.
Se detuvo, está parado a unos pasos de la puerta.
Papá, mamá, lo siento, sé que me he portado mal pero lo siento, lo siento.
Se está acercando, dejé de verlo por un instante y ya está más cerca. Está casi dentro de la puerta. Esta quieto. Me está mirando. No veo sus ojos pero me está mirando, puedo sentirlo.
Se está retirando.
Camina muy lento. Está retrocediendo pero sin apartar la vista de mí.
Se fue. Escuché la puerta abrirse y luego cerrarse.
Escucho un ruido, como un motor. Suena fuerte, la casa tembló por un instante."