Capítulo 5- Un Día de Descanso Antes de Partir

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Habían decidido descansar en el hotel más lujoso de la ciudad conocida como La Rochelle. Estaban cansados de ir a caballo todo el día. Era un lugar agradable, incluso para un noble. Las mesas y el piso estaban hechos del mismo marfil. El suelo estaba tan lustrado que uno podía ver su propio rostro en él.

Wardes y Louise regresaban del malecón. Cuando Wardes se sentó, habló, inseguro:

-La nave para Albión partirá pasado mañana.

-Pero... la misión es muy urgente- apuntó Louise.

Saito y los demás se sintieron aliviados sabiendo que podrían descansar un día más.

-Nunca he estado en Albión, así que no sé por qué no habrá ninguna nave mañana- dijo Wardes, mirando a Kirche.

-¿Las lunas estarán juntas mañana?- preguntó Saito-. Si es así, Albión debe estar más cerca de La Rochelle.

Wardes puso las llaves sobre la mesa.

-Por ahora, hay que descansar- dijo-. Tomen sus llaves. Tabitha y Kirche en una habitación; Guiche y Saito en otra.

Guiche y Saito se miraron.

-Louise y yo compartiremos un cuarto- dijo Wardes.

Saito sintió que su corazón se volcaba y se volvió hacia Wardes.

-Es la manera más justa porque Louise y yo estamos comprometidos- dijo Wardes.

Louise miró a Wardes sorprendida.

-¡Pe-pero no podemos! ¡Ni siquiera estamos casados!- dijo.

Saito asintió enérgicamente. Es cierto, ella no debería dormir con él. Pero Wardes negó con la cabeza.

-Hay algo importante que tengo que decirte- le dijo a Louise.

Wardes y Louise se quedaron en la mejor habitación del hotel. Se preguntaban quién la habría diseñado. Había una enorme cama de cuatro postes con una delicada puntilla en la cima. Wardes se sentó a la mesa. Abrió una botella de vino, se sirvió una copa y apuró el contenido.

-¿Por qué no te sientas y te tomas una copa también, Louise?- preguntó.

Louise se sentó. Wardes le sirvió una copa a Louise y volvió a llenar la suya.

-¡Salud!- dijo, alzándola.

Louise, sin embargo, mantuvo su copa en la mesa e inclinó la cabeza.

-¿Tienes la carta de la princesa segura?- preguntó Wardes.

Louise se llevó una mano al bolsillo para asegurarse de que aún seguía ahí. Me pregunto por qué es tan importante. ¿Qué hay en esa carta? ¿El Príncipe ya tiene una respuesta? Creo que ya ví una pequeña parte de la carta. Siendo la amiga de la Princesa sé cómo escribe sus cartas.

Wardes miró a Louise con curiosidad.

-La carta está a salvo- dijo Louise asintiendo-. ¿Está preocupado de que no podamos obtener la carta del Príncipe de Albión?

-Sí, estoy muy preocupado- respondió Wardes.

-No se preocupe- dijo Louise y sus preciosas cejas se arquearon-. Todo estará bien porque siempre estaré a su lado.

-Es cierto- dijo Wardes, sonando muy distante-, si estás aquí no habrá ningún problema. Siempre fue así.

-¿Aún recuerda la promesa del día que estábamos en el lago?- preguntó Louise.

-En el botecito que flotaba en medio del lago- asintió Wardes-. Siempre ibas ahí cuando eras reprendida por tus padres. Parecías un gatito abandonado.

zero no tsukaima Volumen 2 - Albión del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora