Capítulo 2- La Tristeza de su Majestad

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En la Mañana.

Los compañeros de clase de Louise la miraron sorprendidos mientras entraba. Debía ser porque iba arrastrando tras ella un ser golpeado, encadenado y asegurado. Su rostro emitía un aura extremadamente peligroso y su limpia frente se curvaba en ira.

Fue directo a sentarse.

-Eh... Louise, ¿qué es lo que llevas ahí?- le preguntó Montmorency la Fragancia con la boca abierta.

-Mi familiar.

-Oh, cierto... recién le encuentro forma- asintió Montmorency. A pesar de los grandes moretones y la sangre seca en su cara, uno podría definitivamente reconocer que eso era Saito.

Su cabeza estaba encerrada con sus manos, y era llevado como un saco de basura.

-¿Qué fue lo que hizo?

-Se metio en mi cama.

-¡OH!- exageró Montmorency su sorpresa, jugando con su ondulado cabello-. ¡Vulgar! Ay, colarse en la cama es tan... ¡Oh! ¡Sucio! ¡Impuro! ¡Muy sucio!- empezó a morder su pañuelo, mientras murmuraba cosas sobre reputación y ancestros y cosas por el estilo.

Agitando su cabello rojo encendido, Kirche entró al salón de clases y se quedó mirando a Louise.

-Debe ser tu seducción, ¿no, Louise? Tú, sucia y tramposa Louise sedujiste a Saito como una golfa, ¿no?

-¿Quién es la sucia aquí? ¿No eres tú? ¡De ninguna manera lo seduciría!

-Ay... así todo golpeado... pobre chico... déjame curarte- Kirche abrazó la cabeza de Saito. Sus grandes pechos casi lo sofocaban, pero no ofreció resistencia; al contrario, le encantó aquel repentino suceso.

-¡Ouch! ¡Ouch! ¡Ouch!

-¿Estás bien? ¿Dónde te duele? Te curare con un hechizo.

-Deja de mentirle- dijo Louise indignada-. No puedes usar hechizo de curación tipo agua. Tu nombre rúnico es "Calor" como en "calentura". Anda y enfriate un poco.

-Es Ardiente. AR-DI-EN-TE. No sabía que también eras Zero por tu memoria- Kirche miro hacia el pecho de Louise-. ¡Parece que el nombre 'Zero' no es sólo para tus pechos y tu magia!

La cara de Louise se puso roja en un instante. Sin embargo, se rió fríamente, mordiéndose el labio.

-¿Por qué tengo que ofenderme por lo que dice alguien que sólo puede fanfarronear de sus pechos? ¿Estás diciendo que una mujer vale por el tamaño de sus senos? ¡Ésa sí que es una manera retorcida de pensar! Tu cerebro debe estar vacío o algo... todos los nutrientes se fueron a tus p-pechos. Tu cerebro debe... d-debe e-estar vacío...

Por más que trató de aparentar tranquilidad, su voz le temblaba. Parecía que le habían hecho una gran ofensa personal.

-La voz te tiembla, Vallière- dijo Kirche gentilmente. Alzó el cuerpo de Saito, lleno de heridas y moretones, y tocó su cara con su pecho-. ¡Oh, querido! ¿Piensas que Kirche Pechos-Grandes es estúpida?

-N-no... ¡Eres muy inteligente!- Saito estaba en éxtasis con la cabeza entre los pechos de Kirche.

La ceja de Louise se alzó y, ferozmente, ella tiró de la cadena que tenía en la mano.

-¡Tú vienes aquí, Saito!

Saito, con la cabeza, las muñecas y todo el cuerpo atados, cayó bruscamente en el piso. Louise se paró atrás de él y le habló duramente.

-¿Quién te dio permiso para hablar en humano? Se supone que debas decir 'woof', perro.

-Woof. Sí, ama- replicó Saito muy bajo.

zero no tsukaima Volumen 2 - Albión del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora