La cadena se detiene

175 14 9
                                    

Amy

—¡Ahhhh!— grito paralizada.

—¡Amy!— escucho a Adam y eso me hace reaccionar.

En un rápido movimiento me aparto antes de que el autobús me embistiera. Me salve por pocos centímetros cayendo de rodillas al piso. El vehículo choca contra la columna de metal  del lugar y la parte por la mitad.
Logro levantarme, para mirar lo peor. El muro y el techo se tambalean con fuerza. La estructura empieza a caerse, un pedazo de metal se desliza hacia mi. Cierro los ojos con pánico.

—¡Noo!— Adam me empuja y ambos evitamos ser aplastados.

Otra vez en el suelo, busco a Adam preocupada. Suelto un suspiro de alivio al encontrarlo a unos pasos de donde caí.

—¡¿Estas bien?! ¡Por Dios, eso estuvo peligroso!— Rebeca me ayuda, aún no pasa de su ataque de nervios.

La gente se reune a nuestro alrededor, el chófer del bus bajo algo aturdido y parece que no hubo heridos.

—Demasiado peligroso diría yo.—Adam también se incorpora.

Dos segundos bastaron para que corriera a abrazarlo. Acaba de salvar mi vida y se puso en riesgo aún sabiendo cómo podía terminar la situación.
Me responde el abrazo esbozando una tierna sonrisa.

—¡Díos, Adam!— empecé a dejar cortos besos por toda su cara.

—Lo haría de nuevo, no puedo imaginar lo que sería perderte Amy.— susurró en mi oído.

Mi corazón empieza a palpitar como loco en cuanto Adam me toma de la cintura y me apreta contra él.

—Adam ¿Qué...?— no pude terminar de hablar ya que estampa sus labios contra los míos.

Un sinfín de sensaciones increíbles recorren todo mi cuerpo, sus labios son suaves y cálidos. Le respondo inmediatamente, tanto que me sorprende mi rapidez.

—Am... chicos.— interrumpe Rebeca incómoda pero feliz.

Nos separamos con lentitud y nos miramos directo a los ojos. Sonrío como boba al instante que veo sus ojos azules.

—¿Qué sucede Rebeca?— inquiere Adam girando a verla pero sin soltarme.

—¿No se dan cuenta? Yo salté a la muerte, Amy saltó a la muerte y tú saltaste a la muerte. Todos el mismo día.

—¿Cómo que saltaste a la muerte?— le pregunto a Adam.—¿De qué me perdí?

Adam y Rebeca comparten una mirada cómplice.

—Te equivocaste, tu ibas antes que yo.— dice Adam.

¿Pero cómo..?

—No le des mas vueltas al asunto, ya pasó y estamos a salvo.— responde Rebeca, como si leyera mi mente.

—¿Detuvimos la cadena?— indago separándome de Adam.

Rebeca no murió en esa cochera y yo no morí junto a Adam en este sitio.

—Tiene mucho sentido, todos evitamos a la muerte el mismo día, engañamos a la muerte— dice Adam mirándonos a ambas.

—¡Sí!— Rebeca me abraza emocionada.

Se aleja y Adam la abraza también para después volver a mí

—¿Qué pasó aquí?— un oficial llega alarmado al lugar.

—Le explicaré todo oficial.— dice Rebeca.— Vuelvo en unos minutos chicos— avisa y va a hablar con el oficial.

Aprovecho para abrazar a Adam por el cuello.

—¿Y qué pasará con nosotros?— cuestiona cerca de mi.

—Creo que es hora de nuevas oportunidades.— uno nuestros labios en un largo beso.

(...)

Dos meses después—

Podría decirse que hemos vivido tranquilamente desde aquel día. No presencié más señales y no volvimos a tener experiencias cercanas a la muerte. Nos graduamos con honores , aún me sorprende que hayan hecho un acto de graduación después de que varios de sus estudiantes murieran.

Adam y yo somos novios oficialmente, la vida es muy cambiante para quedarnos en nuestra zona de confort.

—¿Nos vamos?— pregunta Rebeca desde la puerta de mi habitación.

Sonrío mientras la miro apurarme, ella está lista desde hace media hora. Ha cambiado un poco, se alisó el cabello y lo mantiene suelto siempre, usa una chaqueta negra sobre una camisa blanca, shorts negros un poco más arriba de la mitad del muslo y botas de tacón por la rodilla.

—Ya casi termino de cambiarme.— respondo buscando una chaqueta.

—¿Adam no trabaja hoy?—Inquiere recostada del umbral.

Adam consiguió un trabajo de pasante en una empresa muy prestigiosa mientras decidía en que universidad inscribirse.

—No lo sé, creo que no pero igual lo llamaré en el camino.

Rebusco en el armario y por fin encuentro una chaqueta marrón casual. Tomo mi celular y estoy lista.

—Terminé, vamos Rebeca.— le aviso y me sigue para bajar las escaleras.

—Te ves increíble.— dice abriendo la puerta.

—Tu también, amiga.— me carcajeo ante su comentario.

Salimos de casa, entramos al auto y empiezo a conducir de manera precavida pero con suficiente velocidad para llegar en algunos minutos.

—Moriré de hambre, ¿cómo dijiste que se llama el lugar al que iremos.— indaga cruzando las piernas.

Es un buen lugar para desayunar, me enteré de su existencia gracias a la vez que fuí a la casa de Adam y se me ocurrió llevarle algo para comer.

—La cafetería Keller.

.............................................................

¿Les suena conocido ese nombre?

Comenten y voten si saben de qué trata.

Destino final 6: El orígen de todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora