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Era un día como cualquier otro, el sol brillaba en lo más alto del cielo, las nubes eran escasas y el mar ofrecía la tranquilidad suficiente para nadar sin temor a ser arrastrado por una corriente. Loki se encontraba nadando en la superficie, ya había cerrado sus branquias para poder respirar sin dificultad; estaba cerca de un arco natural de rocas perdiendo el tiempo como siempre hacia después de cazar; fue ahí donde vio algo que quizás jamás debió ver.

Un pequeño bote flotaba en el medio de las formaciones rocosas, las olas hacían que se golpeara una y otra vez contra una enorme piedra puntiaguda cubierta de algas, los cangrejos que se encontraban ahí se alejaban y acercaban con cada golpe; Loki sintió una enorme curiosidad, esa que siempre era difícil de ignorar.

En el pasado, cuando aún existía la división de expedicionarios, Loki se encargó de inspeccionar embarcaciones humanas que terminaban abandonadas; en ellas encontró objetos de utilidad y otros que no lo era tanto y, algunos más que terminaban deshaciéndose cuando eran sumergidos. Ese era su trabajo hasta que prohibieron la exploración y sólo pudo hacerlo por un año, ahora tenía una nueva oportunidad de explorar y recordar la emoción de esos días.

Lentamente se acercó a la embarcación, se detuvo tras unas rocas antes de llegar y observó desde ahí. Para sus ojos expertos, el bote estaba vacío así que no dudó más y nadó hacía él; colocó ambas manos en el borde y se impulsó con su cola para poder ver dentro de la embarcación abandonada. Estaba casi vacío, solo había unas cuantas cosas que ya antes había visto y, bajo las bancadas, había un pedazo de tela percutido y rasgado de lo que podría haber sido una vela de barco; estaba completamente extendida y, cuando estuvo a punto de tomarla para quitarla, algo se movió bajo de ella haciendo que Loki se agachara pero manteniendo los ojos por sobre el borde para mirar.

Se escucharon varios quejidos y gruñidos, Loki se ocultó aún más al saber lo que había ahí, un humano, no había duda. Después de un rato, el sujeto dejó de moverse y gruñir y Loki volvió a impulsarse para continuar viendo el interior; sabía que estaba faltando a una ley pero jamás había visto a un humano de cerca y, este, estaba mucho más indefenso que Loki. Removió con cuidado la tela y, lo que encontró, fueron las extremidades inferiores del humano, sabía que les decían piernas y eso era tan extraño y a la vez maravilloso pues los humanos podían andar en la tierra y nadar en el mar sin necesidad de aletas o cola; frunció el ceño, eso no era lo que quería ver aunque le causara intriga su forma. Loki quería saber si era cierto que, tanto los Sireinhn como los humanos, eran seres similares de la cintura para arriba, él necesitaba averiguar qué tanto se parecían a esas criaturas.

Se sumergió y nadó para llegar al otro lado del bote, volvió a impulsarse y, con mucha cautela, tomó la tela y descubrió al humano. Loki jadeó y cerró la boca rápidamente por temor a que cualquier ruido despertara al humano, a pesar de su enorme curiosidad aún estaba el temor infundido por las barbaries que realizaron los humanos contra los suyos; por varios minutos mantuvo la cautela sólo mirando sobre el borde, cuando notó que el sujeto estaba completamente dormido, volvió a alzarse para mirarlo con detenimiento.

Todo era cierto, los humanos si se parecían en gran parte a los de su especie y, este humano, era increíblemente apuesto cuando Loki pensaba que todos eran criaturas horrendas. El humano tenía el cabello un poco largo y castaño, estaba completamente sucio y enredado, tenía una barba tupida nada cuidada y su rostro estaba cubierto de ampollas y quemaduras solares y, sus labios estaban cuarteados y deshidratados; parecía ser joven pero todos los defectos en su rostro lo hacían ver viejo, también Loki pudo notar que sus pómulos resaltaban demasiado, lo que indicaba estaba desnutrido.

El sujeto resopló y luego se quejó, alzó uno de sus brazos y lo ondeó torpemente en el aire como si estuviera espantando algo, luego lo dejó caer sobre sus ojos y ya no se movió más; Loki se agachó y esperó a que el humano no hiciera más movimientos. Se quedó ahí observándolo por más tiempo del que él imaginó pero, cuando recordó que podían aislarlo para siempre por acercarse a un humano, se alejó del bote sin mirar atrás.

Fangi. Tesoro Esmeralda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora