TENTACIÓN (SEDUCCIÓN MORTAL)

II - El día en que todo comenzó

*Danica*

El día estaba muy opaco, había caído una tormenta estruendosa y todo se veía en un tono gris - gris triste - dijera mi mejor amiga Janneth. Pero eso no podía detenernos, íbamos a recoger nuestros títulos y luego a poner un poco de empeño en arreglarme para la fiesta de graduación, no era el típico baile con vestidos de noche y chicos en traje, era una reunión de  cuatro locos que iríamos a una discoteca a pasarla bien, nos íbamos a saltar el baile para bebés e íbamos a crear nuestra propia diversión.

Las más escandalosas del grupo éramos Janneth y yo, Eloísa era muy tímida y reservada, pero la hicimos nuestra amiga para que nadie se aprovechara de ella, luego nos dimos cuenta que también sabe divertirse cuando quiere, y luego está Clay. El único chico del grupo, el cerebrito que hace todas las tareas de Janneth, por que lleva años enamorado de ella, lo incluimos por que tiene mucho dinero y nos invitaba a restaurantes caros, luego nos dimos cuenta que es un hombre fiel, respetuoso y muy gracioso, el plan era descaradamente dejarlo a un lado cuando nos aburrieramos pero ahora si él se va del grupo ya jamás nada sería igual.

En fin, ese día en especial salí de mi casa temprano por que quería ir a recogerlo lo antes posible, Janneth iba a venirse de regreso conmigo a mi casa para poder arreglarnos juntas, ya tenía su ropa lista para trasladarse.

Mensaje de texto de Jane

"el auto se averió y no podré pasar por ti, te veré allá y luego nos regresamos en autobús, besos perra".

Me calló como patada en el trasero que Janneth no pasara por mí, odiaba tomar el autobús y más sola, guardé mi celular en mi bolso y saqué un gorro de la misma para cubrirme, hacía frío afuera y parecía que todo el día estaría así y por eso salí preparada.

Al cruzar el jardín de mi casa, vi a uno de esos chicos que vivían ya desde hace dos años frente a mi casa y que jamás los vi cruzar mas de dos palabras con nadie, era algo que siempre me hacía pensar, dudar, querer saber qué pasaba con ellos y por qué no tenían relación con el resto del mundo, no sabía ni como se llamaban, por las noches veía a uno de ellos salir a fumar un cigarrillo a la puerta de su casa pero cuando me sorprendía mirándolo como si fuera un ser extraño, giraba sobre sus talones y desaparecía dentro de su casa después de un portazo grande.

Lo vi tomar las cartas de su buzón y pensé en saludarlo, era casi una universitaria y mis modales con ellos quizá no habían sido los mejores, después de todo la educación no pelea con nadie, es lo que dice mi mamá.

La verdad es que mi mamá no dice eso pero suena a algo que ella dijera.

Cruzé la calle y casi resbalo con el pavimento por la lluvia -Que buena primera impresión Annica- él parecía estar en un mundo completamente diferente, nisiquiera volteó a ver, siguió leyendo la correspondencia ahí parado frente a su buzón.

-Hola -Salude dudosa.
-¿se te ofrece algo?- dijo sin apartar la vista de sus cartas.
-No, bueno, si, bueno no. -parecía tonta.
En ese momento el alzó su mirada y por primera vez pude notar que sus ojos son de diferente color, era asombroso ver aquello tan de cerca, el  iris del ojo derecho era Celeste y el iris del ojo izquierdo era marrón más bien color miel, combinaba perfecto con el color de su cabello, era más alto de frente, un rasgo delgado y tez muy pálida, parecía que el sol entraba en esa casa o que era un vampiro pero luego descarté esa idea, los vampiros no salen de día esto no es Crepúsculo.

-No tengo tiempo para tus juegos, solo dime que quieres - bufó en un tono que parecía irridado, yo lo había irritado con un simple "Hola".
-Solo intentaba ser amable - respondí cruzándome de brazos.
-después de dos años, ¿quieres ser amable conmigo?. Por favor, te eh visto observar hacia mi casa durante horas por tu ventana, solo quieres saciar tu sed de curiosidad - dijo acercándose más a mí, debo aclarar que sentí cómo mi cuerpo se heló.