Dia 3: Sexual Toys

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Solo dire: Estamos experimentando
Pd 2: recuerden que esto viene retrasadisimo
Y ES TOTALMENTE ADULTO

☆.☆.☆.☆

"Ahh" fue la única frase que podías oír en aquella habitación.
Algo privado, sencillo, en aquel lugar donde nadie iba a molestar. Le tenía los ojos vendados y sus manos aferradas hacia aquello que le arrebataba su libertad.
Se encorvo ante la caricia sobre su estómago, mientras suplicaba por verlo a él.
¿Te cuento más a detalle, que había pasado antes?

-¡Abbacchio!- oyó su voz el albino, el hombre mayor y más alto que el, quien solo pudo verle con sus ojos dorados y sentir como se enredo en su brazo, se reclino contra su cuerpo y juntos caminaban al interior del hotel.

Un lugar donde nadie les conocía, nadie les reconocería y no importaba. Abbacchio cargaba una maleta, mientras el hombre de un año menor estaba sonrojado pero también excitado. Oh, sí tan solo la gente supiera que iban a hacer en la habitación.
-Habitación 1404- oyó al recepcionista, antes de ir al elevador y subir a la habitación. Recordaron quizás a un amigo, que les diría que esa habitación era realmente de mala suerte, pero no importaba, ellos no eran para nada supersticiosos como él.
-Bruno..- oyó aquella voz madura, mientras el hombre de vestimenta blanca apenas apretó más sus manos contra el brazo de Abbacchio -¿Estas... seguro?- trago saliva, y respiro profundo, trataba de no mostrarse igual que el. Emocionado, nervioso, excitado.
La situación era fácil de describir: ambos querían experimentar.

Bruno asintió, entrando a la habitación. Sin necesidad de alguna palabra, el se quitó la camisa, se deshizo el peinado y se sentó a la orilla de la cama. Abbacchio hizo lo mismo quedó semidesnudo pero de pie frente a él.
Se miraron a los ojos, se confiaron el uno al otro, sabiendo que no se harían daño y con un beso a la boca, Bruno fue reclinado contra la cama. Sintió rápidamente la rudeza del mayor, que desató su desesperación, inquietud, excitación en una pequeña caricia donde metió su lengua hasta lo profundo de su boca, ahí fue donde Bruno engañó al alto, dándole media vuelta y quedando sobre de el.
Lo empujó contra las almohadas, acaricio su pecho desnudo y levantó sus brazos contra la cabecera
-Bucci..- suspiro, tratando de respirar, pues los nervios le dominaron cuando sintió sus muñecas traslapar sobre su cabeza. En un instante, le ató.
-Shh- interrumpió Bruno, nunca dejando de ver sus ojos, y volvió a besar sus labios -Esta noche... yo seré tu amo- susurro, casi a su oído besándole una vez más pero debajo de su oreja. Apretó lo suficiente para que no se soltara.

Bucciarati buscó la maleta, la abrió y sacó el pañuelo para vendar los ojos de su esclavo, antes de poder sacar cualquier otra cosa de ésta. Fuera lo que váyase a sacar, tenía que ser sorpresa.
-Confía en mi- murmuro el pelinegro, viéndolo a los ojos una última vez, antes de cubrir esos ojos dorados del. hombre que tenía atado a la cama -Estarás bien-
-Si- se limitó a decir Abbacchio, sintiendo la venda sobre sus ojos -Amo- murmuró, provocando que una ola de escalofríos corriera por el cuerpo del albino, y no había que mencionar de Bruno.
Saco la fusta, mientras veía al alto tratando de no moverse demasiado en la cama. Estaba quizás nervioso, quizás ansioso o posiblemente excitado, solo tenía que quitar el pantalón para descubrir si era verdad o no.
Puso la pieza sobre su pecho, le hizo dar un pequeño salto, la recorrió por su cuerpo y se atrevió a dar un azote contra uno de los muslos. Abbacchio se sobresaltó pero se mordió los labios para después sentir otro golpe en el. Oh, la ropa les estaba apretando.

-¿Amo?- hablo Abbacchio a ciegas, Bucciarati volvió a pegarle ahora al pecho. Escucho un gemido, mientras intentaba soltarse, el ardor provocaba un exquisito placer.
-Nadie te dijo que podías hablar- le hablo en un tono de autoridad, apoyando la fusta contra la barbilla -Te estás portando muy mal- le regaño, mientras apreciaba al hombre que se quería liberar
-Lo siento amo- dijo, esperando oír una respuesta pero lo que recibió a cambio, fue otro azoto al pecho.
-No te di permiso de hablar- interrumpió Bruno, y ahora solo oyó silencio. Sonrió -Eso es, aprendes rápido- dijo el pelinegro, quien se atrevió a tomar el pantalón de su cintura para darle un tirón y dejarlo casi sin prenda alguna. Cuando le desnudó, no pensó en descubrir rápidamente una erección.

BruAbbaWeek LATE NSFW 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora