❥𝘶𝘯𝘰

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– Soy un chico raro, eso es lo que dicen. A veces no se que quiere decir la gente cuando habla y eso me hace sentir solo, entonces me siento en un lugar y toqueteo cosas, lo que yo llamo mi comportamiento autoestimulante, como cuando golpeo un lápiz con una goma con determinada frecuencia y pienso en todo lo que nunca haré, como ir a la Antártida y explorar pingüinos, t-tener pareja... – inquieto, Joaquín remueve la cabeza tratando de evitar el tema de las parejas y vuelve a su tema principal – b-bueno me gusta la Antártida porque no hay ruido, excepto en donde se reproducen los pingüinos, ellos si que hacen ruido. ¿Sabes que los primeros exploradores pensaron que los pingüinos eran peces? No pájaros, peces. – Joaquín rió ante el dato.

– ¡Hermano!, ¡ha llegado el autobús!

– ¡Ya voy! Adiós Lua. – Joaquín se despidió de su pingüino de peluche antes de bajar las escaleras de su casa y tomar con fuerza la mano de su hermana.

"Los buses no están mal, sólo no me gusta tocar el asiento en mi espalda, no sé como lo soporta la gente, creo que han desarrollado un tipo de piel especial en la espalda por viajar tanto en transporte público, bueno, una especie de bacalao antártico que tiene una sustancia anti congelante en la sangre que evita que el pez se congele, una sustancia anti congelante en un pez" – El chico rió llamando la atención de las personas a su alrededor. – ¡estaba pensando en un bacalao antártico!

Rosie bajó del autobús y poco después él también tuvo que bajar, entró por el pasillo y notó las miradas de las personas, era estresante, el sitio estaba abarrotado, pero para el chico valía la pena ir por una razón. Los chicos...sentía que cada chico tenía algo especial. "Como un copo de nieve en una tormenta en la Antártida, ese es mi lugar preferido en el mundo, está clasificada como desierto porque casi no llueve , pero cuando la ves no piensas que es un desierto, me gusta mucho porque no es lo que parece". Pensó.

– oh, no. – el castaño llegó a su taquilla para darse cuenta que estaba pintarrajeada, ponía una palabra que no entendía ¿gilipollas?, ¿qué era eso?, ¿por qué habían garabateado su taquilla con una palabra tan rara?

Veía un montón de gente rodearle, quería salir corriendo en ese mismo momento. Sus ojitos se llenaban de lágrimas por el estrés y cuando quiso ponerse sus cascos para apaciguar el ruido se quedó congelado, había un chico tomando fotos a su taquilla.

– ¡H-hey!, ¡mi ta-taquilla no quiere que le tomes fotos! – Joaquín con calma se acercó a su taquilla poniéndose delante de aquel desconocido.

– ¡Quítate rarito! – el chico golpeó su pecho con rudeza haciendo que se cayera al suelo.

"Mi hermana no deja que nadie me pegue, cualquiera que me de un toque doloroso sufrirá la ira de mi hermana...y sólo ella puede pegarme. A veces en este tipo de situaciones suelo imaginarme encerrado bajo una fuerte capa de hielo, solo, congelado, sin poder moverme, pero a salvo."

– Hey. – un chico de rizos se acercó al desconocido que había golpeado a Joaquín, el chico al girarse ante su voz, lo único que pudo ver antes de caer al suelo fue el puño del de rizos.

El de rizos al ver lo que acaba de hacer desapareció del pasillo corriendo. Joaquín imitando la acción salió del lugar hacia el cuarto de limpieza, se quedó en la oscuridad hasta que notó una mano en el interruptor prendiendo la luz. Antes de que pudiera gritar, el mismo chico que lo había defendido le tapó la boca.

– Silencio, no saben que estoy aquí.

Por alguna razón, el toque de ese chico no le ponía de los nervios así que asintió con debilidad.

– Está bien, pero que sepas que a veces que me toquen me pone tenso, no me gusta la suavidad, tiene que ser un toque con presión porque sino, tengo arranques de impulsividad. P-perdón ¿cómo te llamas? – El chico rió por la ternura que le provocaba el más bajito.

– mi nombre es Emilio.

– vaya, pareces menos agresivo que hace – Joaquín miro su reloj antes de volver a hablar. – h-hace un minuto.

– las primeras impresiones no siempre son ciertas.

– ¡eres como la Antártida! Lo que es raro, porque la Antártida me gusta y tú no.

– que honesto.

– ¿es malo?

– es especial. – Emilio sonrió con dulzura, era extraño ser amable con una persona que acababa de conocer.

Pasaron minutos de conversaciones que incluían focas, pingüinos, hielo y sobre todo explicaciones de Emilio sobre expresiones de la vida cotidiana.

– zorra – habló el chico reaccionando a la historia que le había contado el más bajito

– ¿zorra? ¿Quieres decir que es promiscua? – Joaquín apretó más el agarre que tenía en el brazo de su mayor

– bueno, si lo ves de forma literal, sí, pero hay más significados – explicó

– c-creo que sería más útil que me explicaras la palabra – la inocencia del menor lo atacó al pecho

– será mejor que no, chico pingüino – Emilio pasó su mano con fuerza por el hombro del menor, estaba tomando en cuenta las palabras dichas por el menor: "normalmente las personas no suelen hacerme caso, no me toman enserio y tengo miedo de que hagan algo que no me gusta"

– m-mi nombre es Joaquín. Aunque no me molestaría ser un pingüino p-pero, como lo has dicho, parece que sería mitad pingüino y mitad humano, sería raro. – miró al mayor a los ojos riendo

– es un apodo, pequeño – Emilio sonrió mientras jugaba con los diminutos rizos que tenía el cabello de Joaquín.

– ¿entonces te puedo llamar chico Antártida?

– la respuesta es obvia. – Joaquín miró confuso a Emilio y ladeó la cabeza

– eso es anecdótico y pseudo científico.

– eres divertido... – soltó una carcajada suave

– las personas suelen utilizar antónimos a lo que acabas de decir – Emilio frunció el ceño antes de hablar

– deja de hacerles caso.

– pero tú eres parte de la gente, ¿si te hago caso no estaría contradiciéndo-dome?

– pues deja de verme como parte de la gente y mírame como un amigo.

– ¿y qué hacen los amigos? – Joaquín sacó de su mochila, con estampado de pingüinos, un cuaderno

– ¿qué es eso?

– es un cuaderno.

– eso ya lo sé, pero me refería al para qué lo utilizas.

– pues necesitas ser más específico, es to-tonto – Emilio estaba apunto de protestar cuando Joaquín lo interrumpió – básicamente lo uso para tomar notas y saber qué tengo que hacer en ciertas circunstancias.

– oh, ¿quieres que te explique lo que es un amigo?

– yo sé qué significa la palabra pero no sé cómo deben actuar. Si no es mucha molestia...

– ¡claro! ¿Qué más cosas tienes apuntadas?

– b-bueno hay una regla importante que es no decirle a la gente que huele mal aunque huela mal.

Emilio definitivamente supo que no quería estar alejado de ese pequeño chico obsesionado con los pingüinos. Definitivamente no se alejaría.

hola chicos, sean bienvenidos a esta nueva historia. Quiero agradecerle a DaSooMin por darme la oportunidad de desarrollarla. Deberían leer sus historias, es una increíble escritora. Besos xx.

[editado]

a u t i s m o; e m i l i a c oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora