❥𝘥𝘪𝘦𝘤𝘪𝘴𝘦́𝘪𝘴

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Maratón 1/3

Rosie dormía en su habitación después de que su madre le preparara un té para relajarla del susto, curó su labio y la arropó. Emma salió de la habitación para encaminarse a la sala donde encontró a Joaquín colgado de Emilio mientras éste lo abrazaba por la espalda pasando sus manos con presión por la misma. La cara del castañito estaba enterrada en el cuello del rizado. Emma sonrió ante la imagen tan protectora en el sillón, no dudaba que Emilio protegería a su hijo de todo lo que ocurría.

Sabía que Gerard rondaba cerca de su casa y que no paraba de investigar acerca de ellos, su propia ex cuñada se lo había dicho. Aún no comprendía por qué no los dejaba en paz, ella había firmado la carta de divorcio y no le había pedido ni un solo peso para mantener a sus dos hijos.

– chicos ¿quieren cenar algo? – preguntó la castaña sacando una jarra de limonada para servirse

– chocolates – sugirió el pequeño castaño

– después de cenar, mi niño. ¿Por qué no mejor les preparo unos sandwiches?... Emilio... – observó al rizado

– me agrada la idea, señora Emma – asintió con una sonrisa y se giró nuevamente para observar a su pequeño novio y plantarle un suave beso en la frente

– Emi... ¿qué traes en la bolsa? – preguntó Joaquín recordando la bolsa de regalo que había caído al suelo

– ¡ah sí, es para ti! – se estiró tomando la bolsa de la mesita del centro y se la entregó a Joaquín cuando este se sentó correctamente en el sofá

– ¿qué es? – preguntó curioso

– ábrelo y lo sabrás.

Entonces el menor lo hizo observando el estampado de pingüinos, sacó las telas de la bolsa arrojando esta al suelo mientras observaba el pantalón de pijama con los estampados de su animal favorito y una camiseta de pijama con un pingüino en el centro, ambas telas de color lila.

– ¡pingüinos! – gritó emocionado y abrazó al rizado fuertemente, se despegó y dejó un suave besito sobre los labios del mismo para luego salir corriendo a la cocina – ¡mamá mira lo que Emi me regaló!

– ¡ay que padre! – habló sorprendida

– ¡están muy bonitos!

– bueno, dile a Emilio que venga a cenar – dejó varios sandwiches en la mesa y Joaquín salió en busca de su novio para llevarlo a la cocina.

Mientras la familia cenaba entre risas por las ocurrencias del pequeño Joaquín, Gerard hablaba con su madre.

– ese niño no puede seguir vivo o nunca podrás casarte. No puede haber un Bondoni roto en la familia, aparte de autista salió gay.

– Ni siquiera sé cómo se enteraron los Vázquez de la existencia de ese niño, fui a casa de Emma buscando al engendro este y sólo me encontré con su hermanastra, no me quiso decir el paradero el chamaco.

– y la golpeaste supongo – la vieja mujer inquirió

– una mujer siempre debe hacerle caso a un hombre.

– yo no lo hice – recordó

– y por eso te abandonó.

– Gerard Bondoni, cierra la maldita boca, deshazte del niño raro y te casarás con la mujer que deseas.

– no la deseo, sólo quiero su dinero.

– como sea, no quiero a un Bondoni con enfermedades y mucho menos desviado. Si es posible también deshazte del rizado, los homosexuales no merecen vivir.

70 votos y seguimos, qué dicen?

a u t i s m o; e m i l i a c oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora