XLII.

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Los ojos miel de la rubia se llevaban perdiendo en el escenario donde Natalia había estado brillando desde hacia cuarenta minutos en el que, por primera vez, la podía ver subida a un escenario, con guitarra en mano y creando un ambiente tan mágico como hipnotizante. 

Sus dedos creaban, como toda la noche, una melodía dulce y armoniosa que junto a su voz cálida y llena de sentimiento, es capaz de transportar a lugares que no se pueden explicar. Una voz, que, sin duda alguna, es especial. Algo que siempre ha apreciado la valenciana y que, ahora mismo, no puede evitar tener el pecho lleno de orgullo y no le cabe la felicidad en el cuerpo por estar pudiendo presenciar aquello. Siempre apostó por ella, por su sueño. Y poder estar ahí, vivirlo, sin imaginarlo en su imaginación, es algo que, además, le emociona mucho.

La pamplonica había nacido para estar subida en un escenario, para componer verdaderas obras de arte. El mundo merece conocer su sensibilidad y su mente porque es algo que no ocurre a menudo.

Lo que no hubiese esperado es que, para terminar, hubiese decidido a mostrar dos canciones que, con ayuda de algunos amigos, había producido. Su guitarra ya no está con ella, ahora sólo le hace compañía el taburete en el que está apoyada, con un pie tocando el suelo, mientras el talón del otro, se apoyaba en la pequeña madera unos centímetros más arriba. 

Un pie de micro. Y ella.

Además, tanto María, África como Marta, con quien había estado preparando el repertorio se han sorprendido de aquello porque no era lo que tenía preparado. Ni estaban enteradas de que iba a hacer algo como eso. 

¿Ese cambio había sido en el último momento? 

Los acordes suaves salen de la base que se ha colocado y pronto Natalia comienza a hipnotizar con la claridad y emoción en su voz. 

"No sé quien es quien me llama

El aire silba entre mis alas

Caigo en un sueño profundo y sí"

Los ojos de Natalia, que se han acostumbrado a los dos focos de cada lado que la iluminan y la poca iluminación en el público, se centran en su grupo de gente que no están muy lejos del escenario. Necesita un poquito más a los suyos ahora. Los ha estado mirando durante lo largo del resto de canciones que había interpretado pero, ahora, por alguna razón, siente que su cuerpo está temblando al estar dejando salir algo tan suyo, tan personal, tan íntimo, que necesita conectar con ellos. 

Porque ver sus caras emocionadas e ilusionadas es todo cuánto necesita en ese momento. El resto le da igual.

"En mi lado de la cama

Veinte rosas se desgranan

Sangra, entre mis dedos, la raíz"

Reconoce a María dejándose caer sobre el cuerpo de África, quien está a su espalda, y la está rodeando, apoyada en ella. Incluso ve como la morena hace un gesto que es fácil intuir de estar limpiándose las lágrimas. 

"Bailo entre la gente y no te veo a ti 

No comprendo el tiempo

Miro al cielo pero sólo veo gris

pero sólo veo gris"

Sus ojos buscan a cierta rubia que, apoyada en el hombro de Marina y una pequeña sonrisa, retira algunas lágrimas de sus ojos. Y no sabe lo que pueden haber dicho, pero puede notar como todos dejan escapar una sonrisa que podrían ser carcajadas que no han lanzado. 

never really over | albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora