12

5.3K 568 105
                                    

Mo Guan Shan había salido por la puerta trasera del restaurante para no volver a toparse con aquel hombre, una vez en un callejón empezó a vomitar para sacar el semen del otro. Se sentía mal, no quería volver a hacer esto, pero ese tipo le dijo que sabía donde vivía, sabía sobre su madre. No podría perdonarse si algo le pasaba a su mamá por su culpa.

Tendría que continuar hasta que el otro se aburriera de él, no le quedaba de otra. Tendría que hacer que el otro perdiera interés. ¿Qué es lo que le gustaba de él a ese hombre? No se consideraba atractivo, su temperamento hacía que no lo soportaran en la escuela. ¿Qué es lo que tenía de interesante?

Eso solo podría preguntárselo a una persona.

Mo recobró su postura y caminó por la calle hasta su casa.

***

La noche apenas había empezado y Mo ya se encontraba en el bar, era de los primeros en llegar. No quería estar tarde ni un minuto y llevarse la sorpresa de unos tipos irrumpiendo su pequeña casa para llevarlo a fuerza frente al hombre pelinegro.

Se encontraba nervioso por dos razones, una era que tendría que ver de nuevo a ese hombre peligroso del que no podía librarse y la otra era que acababa de enviar un vergonzoso mensaje a He Tian donde le preguntaba "¿Que es lo que te agrada de mi?" Mo había tardado quizá una hora en escribir esa pregunta tan sencilla, en cuanto la envío quería borrarla pero el pelinegro, como siempre, leía sus mensajes en menos de un segundo. No tenía vuelta atrás. Pero para su sorpresa, He Tian no le contestó, no en ese momento, ni siquiera en los 8 minutos después. Mo se sintió tan tonto y avergonzado que guardó su celular con coraje no sin antes apagarlo, era un tonto, obviamente no tenia nada bueno que le gustara a las personas, He Tian seguramente era alguien más que solo buscaba cogerselo.

— Parece que hoy estás muy ansioso. —Habló una molesta voz, Mo le dirigió su mirada cansada que decía simplemente que le dejara en paz al joven rubio que se paraba recto a lado de él y le dedicaba una reluciente sonrisa burlona.— ¿Necesitas urgente el dinero o estás disfrutando de las cogi- !?— el joven no pudo terminar su pregunta al ser agarrado y derribado al suelo por Mo. No estaba de humor para bromas ridiculas, él no estaba ahí por gusto, él no tenía opción. Aun que escuchó los fuertes pasos de los guardias corriendo hacia él no pudo detener un fuerte puñetazo que se estampó en el pálido rostro del americano.

Mo no tuvo tiempo de hacer cualquier otro movimiento cuando un enorme guardia lo abrazó por la espalda y lo levantó en el aire lejos del rubio quien se encontraba sangrando de la mejilla y llorando como un niño pequeño.

— Estas en problemas muchacho. —le dijo el enorme guardia mientras lo llevaba por un pasillo. Mo empezó a forcejear, ¿A donde lo llevaban?

Por más que gritaba y preguntaba cosas el hombre no le respondía, seguía caminando por un pasillo y se adentró al elevador. Para su sorpresa no se dirigían hacia arriba, había un extraño botón que no decía nada pero sintió como el elevador empezó a bajar. Mo dejó de forcejear una vez que lo envolvió la curiosidad. Ese piso de abajo era grande y bien iluminado, había muchos cubiculos rodeados por cortinas como si se tratara de un hospital, incluso había algunos médicos o eso parecían al andar vestidos de blanco y cubre bocas.

— ¿Qué le sucedió a este? —. Preguntó uno de esos hombres en blanco.

— Es un rebelde. —habló el guardia que lo sostenía con fuerza.

— Ve déjalo en las regaderas, no me quedan camillas disponibles. —

El hombre volvió a moverse con Mo por otro pasillo hasta que llegaron a unas puertas de cristal, al otro lado había muchas regaderas por cualquier lado de la pared, le recordaba a las de la escuela, sólo que en estas había unos grilletes sujetos al suelo.

En deuda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora