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Presente...

-¡Mercedes no!... por favor no te vayas... perdón, perdóname...

-¡Suéltame! ¡No quiero estar cerca de ti!...

-¡Por favor!, te lo suplico... no me dejes...

-¡Es que no te das cuenta Bárbara!, no podemos seguir así... yo no soy capaz de darte lo que tú necesitas... lo que deseas. Y tú...

Mercedes guardo silencio mientras sus ojos llenos de lágrimas, le mostraban a Bárbara el dolor profundo y amargo de amar sin ser correspondido. No lo podía creer.

Mercedes se había enamorado de ella.

Justo lo que nunca quiso.

Debía dejarla ir, antes de que todo terminará peor para ambas. Pero no podía.

Era demasiado tarde.

-¡Podemos arreglarlo!, lo haremos como tú quieras. Lo haré... por tí...

Mercedes río con amargura.

-¿Dejarías de ser como eres... por mi?...

Bárbara bajaba la cabeza incapaz de responder dejando que un silencio sepulcral se instalará entre ellas, corroborando lo que Mercedes ya sabía y tanto temía. Por más que Bárbara la quisiera, nunca abandonaría su estilo de vida, por alguien como ella.

Que estúpida había sido.

Tomó su pequeña maleta y se dispuso a salir de su alcance, lo más rápido posible.

-Adiós Bárbara.

Bárbara veía impotente como Mercedes se iba de su casa, de su vida. La parte de su razón le decía que debía dejarla ir, pero una parte de su sistema que en ese momento no sabía que tenía, la instaba a impedir que ella se fuera.

Lo único que pudo hacer en su enredo mental, fue gritar.

-¡Tu ya tienes todo de mi!... ¡No sé qué más quieres!...

Mercedes se detuvo ante esas palabras.

Resignada se volteó para enfrentar a la mujer que tenía locos todos sus sentidos. La miró por última vez, antes de alejarse de ella para siempre.

-¿No entiendes nada verdad?... la única que tiene todo de mi... eres tú Bárbara. Yo solo tuve una ilusión de algo que nunca va a pasar...

-Me dijiste que no te irías... lo prometiste Mercedes.

-Lo sé... pero no puedo más.

-Pero Mercedes...

-Me enamoré de ti Bárbara, ¿lo entiendes ahora?, prefiero irme y no sufrir por ti, esperando que tú me ames, cuando sé que jamás lo harás...

-¿Te enamoraste de mí?...

- Yo...- tomo aire para confesarle la verdad- Si...

-¡Por la mierda Mercedes!... ¡No puedes enamorarte de mi! ¡No de mi!...

-Pero ya es tarde. Por eso me voy, y espero que encuentres a alguien que si cumpla tus exigencias. Y que sea como tú... que pueda vivir sin sentir nada.

Con esas palabras, Mercedes Möller  dejó a una destruída Bárbara, sin poder reaccionar a nada, más que a la soledad que volvía como un huracán a su vida otra vez. Se dejó caer en el sofá, con la botella de whisky a su lado. No era capaz de sentir nada, su corazón dejó de latir con normalidad desde que había visto salir a Mercedes de su casa.

¿Quién Decide Es El Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora