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Dos meses atras...

Camilo y yo entrabamos a la empresa después de un agotador viaje desde Toronto. La convención de nuevas tecnologías que se había presentado ahí, resultó ser demoledora, pero con muy buenos resultados para nosotros. Si se daban los nuevos proyectos tendríamos en nuestras manos la oportunidad de crear algo único y revolucionario. Hablábamos de eso mientras subíamos a mi piso y llegábamos hasta mi oficina. Al mirar hacia adelante, mi mundo se paralizó por unos segundos. Sentada ahí estaba la mujer más hermosa que había visto en mi vida.

Pelo castaño, piel blanca, cuerpo sinuoso y perfecto. Y su ojos...

¡Dios!... Eran grandes, de un verde esmeralda único, preciosos, brillantes, inocentes. Por unos pocos segundos su mirada conecto con la mía, y tuve la sensación de que podían ver a través de mi.

Me sentí expuesta.

Camilo carraspeó para hacerme volver y sentí su mirada socarrona en mi. Tendría que aguantar sus burlas más tarde, ya que se dió cuenta de mi fuera de juego con la belleza de aquella mujer. Aclaré mi garganta, y me acerqué hasta donde estaba ella, esperando mi llegada.

Me miraba de forma autosuficiente y profesional, de seguro creía que nos presentarían, y hubiera sido así, de no ser por qué pase sin siquiera mirarla y entré directo en mi oficina. Camilo entró unos segundos después.

-¡Bárbara por Dios! ¿Que modales son esos?.

-¿Ella es mi nueva asistente?. Te pedí que buscarás a alguien profesional, no una Barbie.

-¿Una Barbie? -Camilo río con sorna- aunque no creas, ella es la más calificada Bar, mira -busco entre unas carpetas que estaban en mi escritorio- aquí está su información.

Tome la hoja y leí, pero no podía concentrarme. La mirada de la nueva asistente volvía a mí una y otra vez. Me había dejado sin palabras.

¡Era imposible!

La voz de Camilo me saco de mis pensamientos.

-¿Que?... ¿Que decías?

- Si quieres que la despida... puedo conseguir otra para mañana...

-¡No! -le grité, pero al ver la sonrisa de Camilo controle mi impulso y le respondí- quiero decir... déjala. Veremos qué tan buena es.

- Entonces voy a buscarla para hacer las presentaciones -hizo ademán de salir pero se detuvo- Y por favor Bárbara, cierra la boca cuando la veas...

- Idiota...

Salió riéndose de la oficina, mientras me fui hasta el mini bar que tenía, para servirme un vaso de whisky. Eso me relajaría un poco. Unos minutos después entró ella seguida por Camilo. Caminé hasta quedar frente a ella, y le di una mirada arrogante, esperando intimidarla, algo típico en mi. Sonará tonto pero considero que si una mujer es capaz de sostener una mirada así, fría y petulante, es que tiene valentía. Lo que no imaginé, era que esa mujer me sostuviera la mirada de igual a igual, permitiendo ver su fortaleza y decisión.

No la había asustado ni un poco.

- Señorita Möller -dijo Camilo cortando el duelo de miradas- ella es Bárbara Román, la presidenta y dueña de esta empresa - ahora se dirigía a mi- Bárbara ella es la señorita Mercedes Möller, tu nueva asistente.

- Mucho gusto señorita Möller -le dije estirando mi mano en forma de saludo- bienvenida a Industrias Tecnológicas Román.

- El placer es mío sra. Román.

Al sentir el contacto de su piel, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Volví a mirar sus ojos y se veían brillantes, tan naturales, hermosos. Me había quedado sin palabras momentáneamente, pero Camilo volvió a sacarme del apuro.

¿Quién Decide Es El Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora