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La joven se sentó en la orilla de la cama de aquel Motel, dando un suspiro y sonriendo como nunca. El pelirrojo la tomo del brazo con delicadeza, haciéndola acostarse de nuevo.

—¿Estuvo bien?
—Mi estrella fugaz, fue lo mejor del universo entero.
—Bueno, en verdad ya deseaba este momento.
—¿Ah si? Pues el deseo es mutuo, mi princesa.

Mabel soltó una leve risa, abrazo al mayor y este comenzó a besarla profundamente, provocando a la pequeña. De nuevo, sus cuerpos desnudos se movían de alguna forma lenta pero efectiva para la excitación de ambos.

El teléfono de la menor comenzó a sonar, provocando la separación de ambos jóvenes.

—Dame un momento, no tardó.
—¿Quién es?
—Creo que mi hermano, es el teléfono de casa—señaló la pantalla del aparato y Phill dió un muy buen vistazo.

Mientras la castaña hablaba, Phill anoto el número de la residencia Pines, ahora sería mucho más fácil buscarla.

—Phill, debo irme.
—¿Ocurrió algo?
—No realmente, es que, me necesita mamá para cocinar, una receta que no recuerda y soy la única que sabe.
—Bueno, ahorita nos vamos, déjame comerte y hacerte mía una vez más.
—Sabes que me encantaría, pero en verdad estamos algo lejos de mi casa, necesito llegar rápido.
—Cierto, perdón, olvidé ese detalle. Hay que vestirnos.

Mientras se vestían ambos, una idea fugaz pasó por la cabeza del Cipher.

—Y si... ¿Te voy a dejar a tu casa?
—¿Estás loco? Mi papá te mataría, o por lo menos mi hermano lo intentaría.
—No puede ser tan malo, deben saber que ya estás en edad de tener novio.
—Si a Bill casi lo descuartizan, no me quiero imaginar a mi verdadero novio.
—¿Sabes? Lo odio, mi estrella fugaz, odio a tu amigo oxigenado.

Lo Hice Por Amor [Phillbel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora