Día 3: Comida

183 29 36
                                    

*Nota: algo me estaba sonando extraño y en efecto la he liado. Kazu-nii se llama Kazuma, no Kazuki (éste es otro personaje) . Perdonen mi idiotez y gracias por su atención. *

Lo había pensado repetidas veces, pero aún no sentía suficientes fuerzas para hacerlo y eso había desembocado en un comportamiento que no era habitual y del que ni siquiera él mismo se había percatado: esquivar a Makoto.

Raramente telefoneaba sin avisar antes si  estaba disponible ya que eran muchos los días en los que Sousuke ayudaba con el ryōtei así que preferían establecer una hora antes de hacerlo. Sin embargo, ahí estaba, una llamada entrante de su querido Makoto sin avisar. La tomó a prisa pensando en lo peor.

—¿Makoto? —lo llamó con voz agitada.

—Sou, ¿estás disponible? —la calma de su novio lo tranquilizó bastante.

—Claro, dime.

—Esto... Verás estoy haciendo gyūdon y no sé cómo hacer la ternera.

—Oh... Sí. ¿Ya pusiste a cocer el arroz? —Makoto hizo una señal de afirmación muy animado. —Bien, debes poner el dashi y el sake a cocer. Cuando comience a hervir añade la cebolla y dejas unos minutos. Después añades la ternera y por último cuando tenga buen color añade el mirin y el azúcar. La salsa de soja va al final.

—Sí. Ya lo tengo. — afirmó con entusiasmo.

Sousuke escuchaba el sonido de las burbujas en ebullición a través del teléfono. Sonrió ampliamente imaginándolo frente al fuego con su delantal.

—No olvides cortar la ternera en trozos muy finos y...

—Sousuke, —le detuvo su novio. El ambiente se volvió de pronto demasiado serio. —¿está todo bien allí?

—Sí, todo está bien. —Makoto hizo un sonido nada convincente. ¿Se había dado cuenta de que le había ocultado todo? Pero no podía darle a Makoto unas disculpas por teléfono. Él necesitaba decirlo de frente con honor porque Makoto se merecía ser tratado con respeto. No quería volver a fallarle. Así que sin pensarlo, encaminó sus pensamientos a otro lado y... : —Le dije a mi madre que estamos saliendo.

—¿Qué hiciste qué?

Makoto gritó no sabía si de pánico o de emoción pero su corazón latía desbocado haciendo que su pecho doliera. Quiso, pero no pudo articular palabra.

—Dice que eres el mejor yerno que podría tener. —continuó Sousuke para tranquilizarlo. Su tono era entrañable y agradable al oído. Makoto tuvo que parar la cocina y sostenerse a una silla durante un momento para no desmoronarse.

—Te amo. —le contestó cuando recuperó el sentido.

—Y yo a tí. Más que a nada en el mundo.

Por un momento a Sousuke le faltó el habla. No solía ser tan cursi pero con él las palabras surgían solas. Makoto había despertado en él deseos que no había tenido antes y en ese momento, deseaba estrecharlo entre sus brazos. Tomó aire antes de entrar en un ciclo de añoranza del que no saldría en días y le habló de nuevo:

—Así que ya estás cocinando por tu cuenta eh.

—Sí, estoy aprendiendo. Me sirven mucho tus guías.

—Cuando vaya a verte te haré algo rico.

—¿Pastel de chocolate?

—Siempre es pastel de chocolate. —ambos sonrieron ampliamente.

Souweek 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora