Día 7: Libre

182 30 38
                                    

—¿Sorprendido? —sonrió pícaramente.

—¡Caray, por supuesto! Creí que estabas en Tokio. —dijo Sousuke emocionado.

—Tus padres fueron mis aliados. Les dije que vendría hoy en la madrugada. —Rin sonrió de oreja a oreja y contagió a Sousuke.

Seguidamente, le hizo pasar y lo llevó hasta su propia habitación para prepararle un futón junto a su cama. Mientras lo hacía afloraron en su mente algunos recuerdos entrañables. No habían sido pocas las veces en que Rin había dormido allí junto a él. O en las que ni siquiera habían dormido sino hablado por horas o incluso jugado a videojuegos. Incluso rió para sí recordando una noche en la que Rin mojó el futón y le echaron la culpa a un gato callejero.

—Como en los viejos tiempos. —se limitó a decir una vez acabó.

—Como en los viejos tiempos. —respondió su mejor amigo.

Sousuke jamás habría esperado esa visita. Ni siquiera pensó en tener un cumpleaños especialmente interesante. Que su mejor amigo hubiera tenido la molestia de hacer un viaje para verlo era ya de por sí un regalo y para agradecer, lo abrazó de nuevo.

Rin estaba casi tan entusiasmado como él. Habló por mucho tiempo como un chiquillo emocionado, le puso al día de sus entrenamientos, de sus compañeros, profesores, etc. Era su sueño y Sousuke estaba muy feliz de ver a su amigo así.

—¿Hasta cuando te quedarás?

—Tres días, no he podido conseguir más. —para Sousuke eran más que suficientes. —¿Cómo está tu hombro?

—Mejorando día a día —respondió con una curva en los labios.

Sin embargo, por alguna extraña razón la mueca de Rin no fue de alegría. Sousuke ya temía que algo pasaba antes de que pudiera continuar.

—Se lo he dicho.

Sousuke no logró entender.

—Le he dicho a Makoto que tu operación salió bien.

Sousuke le miró mientras sus pupilas huían a cualquier lado que no fueran los ojos desafiantes de su amigo. No podía pensar con claridad.

—¿Es broma? —sabía por su reacción que no lo era pero quería descartar la mínima posibilidad.

—No, no lo es. —Rin llevó un mechón rebelde detrás de su oreja. Después tomó las fuerzas necesarias para mirar a su mejor amigo a los ojos y explicarle. —Él es... —intentó buscar las palabras adecuadas. —como una especie de mago cuando se trata de ti. —Sousuke frunció el ceño confundido. —Sabía que te estaba pasando algo. En verdad estaba muy preocupado. Tuve que contárselo. Le pedí que no te dijera nada.

En primer momento quiso partirle la boca. Pero no, sabía que no era una buena solución. Sousuke se pasó las manos por su pelo de forma desesperada. Tenía que encontrar la manera de explicarle todo a Makoto.

—Mi móvil. —dijo al instante al no verlo sobre la mesita de noche como era habitual.

—No pensarás llamarlo ahora ¿verdad?

Sousuke no lo escuchó. Su objetivo era tomar su teléfono, y recordó perfectamente qué estaba haciendo la última vez que lo tuvo en mano. Rin lo siguió escaleras abajo aunque su amigo parecía bajar los escalones de dos en dos. Al momento que tomó el aparato pensó que Sousuke lo tiraría contra la pared al comprobar que no funcionaba. En cambio, lo apretó en su mano y lo dejó en cualquier parte para volver a su habitación como alma que lleva el diablo y esperar a que fuera de mañana y hacer una llamada a una hora coherente.

—Podrías haber cerrado la puta boca, Rin.

***

No había dormido nada. Las palabras de Sousuke rondaban su mente y que ya no respondiera a mensajes ni llamadas lo preocupaba aún más. Sentía un fuerte dolor en el pecho y su cabeza daba vueltas a la misma conversación. ¿Estaba haciendo un viaje sin sentido? Quería pensar que no. Llevaba un regalo e incluso un pastel que pudo comprar cuando llegó a la estación. Rin le habló en la tarde y le dijo que no se preocupara por nada que él se encargaría de levantar a su novio. Con lo que no contó es que él mismo le llamaría justo cuando estaba llegando al ryōtei.

—¿Makoto? —le dijo con urgencia.

—Sou, ¿qué ha pasado? ¿Por qué no contestabas?

—Me sorprendí porque llegó Rin y mi móvil se hizo pedazos. Lo siento mucho, mi amor. Lo siento tanto por todo. Siento no haberte informado de mi operación. Quiero explicarte, te prometo que lo haré tranquilamente. Si hace falta tomaré un tren a Tokio mañana mismo.

Él corazón amable de Makoto se ablandó un momento con tan sólo eso. Hubiera deseado guardar fuerzas para una discusión pero que su novio hablara con sus sentimientos a flor de piel no era costumbre así que confió ciegamente hasta que escuchara esa explicación.

—Sou... Estoy afuera de tu casa.

No pasaron más de cinco segundos y Sousuke ya estaba allí surgiendo de la casa, frente a él. Lo había echado de menos. Su corazón pareció volar al verle. Su novio corrió los pocos pasos hasta él para atraparlo  entre sus manos, rodear su cuerpo era lo que tanto ansiaba Sousuke en los últimos días y ahora lo tenía como regalo de cumpleaños caído del cielo. Tachibana dejó caer las bolsas al suelo y correspondió ese abrazo porque aunque le quemaba la incertidumbre y le perduraba el "semi-enfado" , le necesitaba.

—Traes unas terribles ojeras. ¿Quieres descansar arriba?

—¿Me veo horrible?

Sousuke sonrió entrañablemente .

—No, te ves hermoso. Dios... —necesitó un tiempo para analizarlo de arriba a abajo. Incluso lo veía algo más maduro. — Estás muy bien.

Cuando sus miradas volvieron a cruzarse el sentido de la conversación cambió de pronto.

—Lo siento. —Makoto sintió escalofríos. —Sé que Rin te lo ha dicho pero me realizaron la operación y todo salió bien. Y la razón por la que no te dije es porque necesitaba afrontar esto solo.

—¡No vuelvas a hacer algo como esto! —acabó por romper amendratando a Sousuke —¡Quiero ser tu pilar como tú lo eres para mí! ¡No quiero sentirme un cero a la izquierda, quiero alcanzarte y estar a tu altura!

—¿Qué? —Yamazaki rio para sí —Soy yo el que busca estar a la tuya. Soy yo el que necesita poner las cosas en su lugar para ser digno para ti.

Los párpados de Makoto se abrieron ampliamente. Que tonto ¿no? Ambos estaban haciendo el idiota para no parecer unos inmaduros. Makoto ocultando que estaba muy preocupado por él, Sousuke omitiendo cosas demasiado importantes para él a Makoto. Ambos se sonrieron con una mueca tímida.

—Oye Mako, —dijo Yamazaki a la vez que tomaba sus manos. —quiero apropiarme justo ahora del regalo de cumpleaños.

Sin que su novio pudiera si quiera analizar aquella frase, unió los labios a los suyos y desesperado por mostrar cuánto le amaba pidió un permiso con su lengua hasta que consiguió saborearle. Makoto se sonrojó y su cabeza parecía echar humo por el repentino beso en mitad de la calle. Juntaron sus frente y se miraron a los ojos. Ambos se sentían libres por fin.

—Aún tengo que contarle a mi padre que estamos juntos. —le susurró acordándose de esa pequeña carga.

—Hagámoslo juntos.

Perdón por demorarme un día más y gracias por llegar hasta aquí. Espero que os haya gustado. Pronto volveremos con el omegaverse. Un beso enorme.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 17, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Souweek 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora