Era una mañana cálida de septiembre. Aún se podía observar el rastro que había dejado los días de sequía.Por suerte, eso se había acabado, y el otoño había llegado. algunas personas iban con ropas de verano pese al viento y algunos, bien precavidos, con ligeras chaquetas y ropa de manga larga.
Las calles rechinaban de suspiros, personas gritando por tener que volver a clase o al trabajo, o tan solo por encontrarse a un viejo conocido. También había un demasiado ruido por causa del trafico masificado que se había generado por la vuelta al trabajo, demasiado ruido para Dorian, un joven universitario de 19 años, que se aventuraba a dar el salto a su segundo año de sus estudios en Zaragoza.
Dorian, vivía en un piso compartido con tres compañeros de universidad, nada fuera de lo común. Un estudiante no puede generar ingresos suficientes para alquilar un apartamento para vivir, por tanto, siempre se generaban pisos compartidos donde surgían convivencias extrañas. A dentro del edificio, Dorian daba vueltas por todo el piso, asegurándose de que no le faltaba nada, dándose un respiro para mirarse al espejo del comedor. Dorian era un chico de 1.82 metros de alto. Luce muy arreglado con su camisa y pantalón vaquero ajustado. El estaba en buena forma. Había logrado mantener en racha su serie de ejercicios para mantenerse saludable.
Mirándose al espejo, se acicaló el pelo, levantándose el flequillo y dirigiéndolo hacia atrás.
-Espero no llegar tarde- Dijo agachándose para re-atarse los cordones de las zapatillas blancas que le habían regalado ayer sus amigos por su cumpleaños.
-No creo que lo hagas, siempre llegas 5 minutos antes a la uni- Dijo su compañero de piso Lucas mientras terminaba de desayunar.
Lucas lucía de manera desastrosa. No se había preparado para salir aún y quedaba poco tiempo si querían llegar a la hora.
Dorian se echó a reír. No era la primera vez que salía de casa únicamente para llegar lo antes posible y evitar retrasos.
-Normal que llegue 5 minutos antes, si todos se levantan demasiado tarde- exclamó terminándose de atar la zapatilla- ¿Te espero?
Lucas, que estaba mirando el móvil, no le prestó ninguna atención.
-¿Me oyes?- Preguntó impacientemente Dorian, poniendo su mano en la cabeza de Lucas- Encima de despistado, enano.
-¿Eh?- Alzó la mirada- ¿Que tiene que ver la altura? Si tu eres demasiado alto no es mi culpa... Y si... ahora me pongo las zapatillas- Dijo levantándose de la silla para dirigirse a la entrada.
De pronto, Susan apareció por la puerta jadeando y gritó:
-¡Chicos, chicos! ¿Alguno ha visto la mochila de Iota?- Preguntó casi sin aire.
Susan tampoco es que estuviera mas arreglada, pero era algo habitual en ella. Siempre iba con ropa de fiestas, en pocas palabras, siempre informal. Vestía un camisón con una calavera junto a unos pantalones rotos por las rodillas. Pesé a todo, Dorian siempre había pensado que al ser de baja estatura, el camisón le sentaba muy extraño, pero aun así, siempre que podía, llevaba camisón.
-La vi por ultima vez en la cocina anoche- Contestó Dorian- ¿No la habrá dejado debajo de la mesa? - Preguntó acercándose a la cocina.
-No, no esta allí, ¡y nos quedamos sin tiempo!- Exclamó desesperada y dando unos ligeros pisotones.
Como no, no iba a ser un piso normal y corriente. En el vivían 4 personas completamente distintas:
Iota es una chica despistada, torpe y tímida. Es una chica con un buen corazón y desprende amabilidad en todo lo que hace. Le encanta estar con sus amigos y cantar baladas para ellos, aunque a veces, su torpeza y timidez le hacen ponerse en situaciones que le avergüenzan un montón.
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Dorian, Alma Ardiente PILOTO
FantasyDorian, un joven de 19 años que asiste a la universidad de Zaragoza, se ve envuelto en un gran cambio en su vida. Tras el escape de un Hasha y su Rinku en la cárcel de las afueras de la ciudad, todo se desmorona. Comenzará pues, una lucha por el cam...