VII

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–Oye, Nat. Tú amigo agente me pasó los archivos de la banda de héroes que tú jefe pirata quiere formar, y estás aquí, ¿hay algo de lo que no me has dicho?

Te he dicho todo lo que me permiten, Tony. Si quieres saber más, búscame en Alemania.

–¿Por qué debes ser tan misteriosa?

–¿Por qué debes ser tan curioso?

–¿Por qué evitas mis preguntas con más preguntas?

–¿Por qué no simplemente dejas esa torre y me acompañas a detener a una Dios pelinegro con un cetro que transformó a mí mejor amigo en zombie obediente?

–... Creí que yo era tú mejor amigo.

Eres mí hermano, así que no cuenta —rió ella—. Te veo luego.

Y colgó.

Tony suspiró sabiendo que no tendría opción, y no pudo evitar hacerlo dramático.

Hey Nat, ¿me extrañaste?

Natasha sonrió al escuchar su música puesta en el jet.

No fue hasta estar dentro del quinjet que se pudieron encontrar.

–Señor Stark, qué gusto tenerlo aquí.

–Señorita Romanoff, también es un placer encontrarla.

Ambos rieron y se abrazaron unos segundos.

–¿Cómo vas con todo?

La pelirroja sólo hizo una mueca, sin afirmar o negar nada.

–Si quieres hacer tú entrada de llegar tarde, hazlo. Iré a ver al prisionero.

–Por las cámaras, ¿no? Ni loco dejo que te acerques a ese maniático.

–A diferencia de ti, sé cuidarme sola.

–Lo sé, y eso me asusta.

Para el resto del equipo tuvieron que fingir no conocerse demasiado, era algo de profesionalismo, ambos lo habían acordado.

No fue hasta el momento de la verdad sobre el Tesseracto que se les cayó el guión bien escrito.

–¿Usted sabía algo de esto?

–Quizás lo mejor sería apartarse de este entorno, doctor.

–Espera, espera, ¿si lo sabías? —exclamó Tony notándose molesto—. ¿Por qué no me dijiste?

–¿Por qué tendría que decírselo a usted? —preguntó Steve un poco confundido y frustrado.

–Hay cosas que deben permanecer ocultas —contrarrestó Natasha y Tony respondió dirigiéndole una mirada de desaprobación.

–Ahora díganos, ¿por qué SHIELD quiere usar el cubo para crear armas de destrucción masiva?

–Por culpa de él.

Fury pasó a explicar el porqué de las acciones de la agencia.

Natasha intentó seguir fingiendo no preocuparse del equipo directamente, sino en la misión. Hasta que Steve y Tony discutieron.

–¿Por qué no dejamos que el hombre libere tensión?

–Sabes muy bien porqué no puede, cierra la boca.

Natasha observó a los dos y se acercó unos pasos sin que nadie lo notara. Era un instinto.

Nadie tocaba o insultaba a Tony y se salía con la suya.

–Quizás quieras obligarme.

–Sí, muy fuerte con esa armadura. Pero sin ella dice qué eres tú.

–Un genio, millonario, playboy, filántropo.

–Conozco a personas sin eso que valen 10 de ti. He visto los vídeos-

–Y por eso entenderás que Tony ha tenido su pasado —contrarrestó la pelirroja.

–No sé porqué lo defiende tanto. No es capaz de sacrificarse por nadie.

–Eso no lo sabe —dijo Natasha nuevamente.

–La señorita pelirroja tiene razón. Además, todo lo que te hace especial salió de una botella.

Steve se giró mientras hacía una pequeña sonrisa irónica, intentando encontrar un bien contraste al insulto. Pero se encontró con la mirada de furia de la agente, mucho más tenebrosa que la de Peggy, y eso lo obligó a mantener silencio.

Al momento de la explosión. El primer instinto de Tony fue buscar a la agente.

–Romanoff, ¿Romanoff? ¿Natasha?...  ¡Nat!

–¡Estoy bien, vete! —gritó ella por el auricular, logrando así que el Stark fuera a por su traje.

Luego de todo, fue el primero en dirigirse a la enfermería, incluso antes de que Fury diera su discurso de Coulson, sólo Steve pudo escucharlo.

–Nat —dijo apenas la vio sentada al lado de un inconsciente Barton—. Nat, ¿estás bien? —olvidando toda su frialdad y seriedad, tocó el rostro de la pelirroja, viendo los moretones de la previa pelea.

–Estoy bien, tranquilo —sonrió ella separando amistosamente sus manos de su rostro.

–¿Y él?

–Inconsciente, pero ya estará bien... Debe estarlo —Tony le tocó el hombro suavemente y ella tomó su mano en respuesta.

En la pelea contra los chitauris, sólo podían estar tranquilos si escuchaban la voz del contrario y se aseguraban de que estuviera bien.

Hasta que el misil ocurrió y Tony lo llevó a través del portal.

–Por favor Tony... —susurró teniendo su poder el cetro de Loki—. Por favor...

La ciudad estaría a salvo, pero... ¿Y el?

Sus manos temblaban en el manto mientras esos interminables segundos se hacían su infierno personal.

–Ciérralo —indicó el capitán suavemente.

Natasha cerró los ojos con fuerza y accionó para cerrar el portal, sintiendo la energía y la culpa que la carcomía.

Pero lo vio.

Vio caer a ese estúpido nerd desde el portal en el último segundo. Cayendo al vacío e inconsciente.

Hulk lo atrapó, pero escuchaba los jadeos de impresión de sus compañeros, vio de lejos que verificaban si seguía vivo.

Por un segundo parecía que no y su mundo se había desmoronado, pero finalmente lo escuchó inhalar aire.

–Tomémonos el día libre. Hay un restaurante de Shawarma a unas calles, no sé qué es pero se me antoja.

Natasha rió.

Y no hacía falta decir que apenas entregaron las gemas y Tony se deshizo del traje magullado, ella lo abrazó fuertemente.

–Nunca más vuelvas a hacer algo así.

–No puedo prometerlo.

–Idiota.

ᏒᎬᎠ ᏢᎪsᏆ. ᏁᎬᎳ ᏢᏒᎬsᎬᏁᏆDonde viven las historias. Descúbrelo ahora