sting {larry stylinson; au}

3. Curiosidad.

Louis siempre había sido curioso. Desde pequeño, en cuanto fue capaz de sostenerse en sus pies por si mismo, fue curioso.

Eso había mantenido a su madre muy al pendiente de cada uno sus pasos, buscando protegerlo de esa llamada cualidad que lo hacia ganarse unos buenos golpes.

Louis apenas recordaba los golpes, solo algunos cuantos que habían sido especialmente graves y fueron el motivo del susto y llanto de su madre. Una vez en especial cuando un pequeño él de ocho años había decidido descubrir el escondite de su gato, que acabo subiendo al tejado... el resto fue un brazo roto y un buen corte en su frente, su madre sosteniéndolo entre sus brazos mientras entre sollozos le hacia jurar que no lo volvería a hacer.

Entonces su madre sabia exactamente la manera en la que Louis era curioso y como cuidarlo de ello, ya sea yendo cuidadosamente detrás de sus pasos o previniéndolo de cualquier acción que se viera dispuesto a hacer; sin embargo, esta vez su madre no estaba allí para prevenirlo y evitar un desastre.

Desde el marco de la puerta de su habitación medito la situación como su madre le había enseñado a hacerlo. Evito ser impulsivo, enlistando mentalmente todos los problemas que eso le había causado a lo largo de su vida y se tomo un respiro mientras observaba en más detalle la delgada figura que permanecía ajena a su presencia.

Se encontraba encorvado hacia adelante, completamente enfocado en el libro que sostenía sobre sus largas piernas cruzadas. Su perfil vagamente distorsionado por sus rizos, largos y color chocolate.

Quiso tener una mejor imagen y se arriesgo a tratar de conseguirla mientras se acercaba al balcón, tomo de su mesa de noche un encendedor y de uno de los bolsillos de su chaqueta un paquete de cigarrillos que había comprado hacia solos hacia unos minutos en una pequeña tienda antes de regresar a su departamento.

Siendo bastante silencioso, se quito sus vans de un tirón y dio sus últimos pasos, ahora descalzo, hacia el balcón, tomando asiento contra la puerta corrediza.

Encendió un cigarrillo y espero en silencio, sintiéndose algo ignorado.

Le dio una calada a su cigarrillo mientras lo observaba leer.

Noto, a través de la desordenada mata de rizos, unos llenos labios rosados que parecían estar murmurando en voz baja. "Leyendo", se dijo y recordó como algunas personas solían hacerlo cuando se encontraban muy enfrascados en una acelerada lectura. También tenia el ceño fruncido, y podría arriesgarse a decir, aunque no muy seguro, que tenia ojos claros. Azules o quizás verdes. Le gustaban los ojos verdes.

Luego de unos segundos una delgada mano de largos dedos llena de anillos dio vuelta la pagina en lo que daba un respiro y con la otra mano, jalaba sus rizos detrás de sus orejas.

Le dio otra calada a su cigarrillo antes de pensar si presentarse era una buena idea. Seria bastante extraño, y no quería dar una mala primera impresión.

Unos golpes lo sacaron de su ensoñación. Observo a su vecino levantarse rápidamente y dejar el libro sobre la cama antes de llegar con largos pasos hacia la ventana.

Se congelo en lo que este quedaba justo frente a él y le daba una rápida mirada sin ninguna expresión antes de cerrar las puertas de cristal y cerrar las cortinas.

Contuvo el aliento unos segundos antes de caer en cuenta que se estaba ahogando con el humo de su cigarrillo y exhalar.

Pensó en los ojos que en realidad eran verdes y se encontraban algo rojizos. Pensó en los labios rosados y piel blanca, en su rostro enmarcado en largos rizos; luego apago el cigarrillo contra el suelo del balcón, se levanto y volvió adentro con una insaciable curiosidad a cuestas que seguramente estaría cargando en sus hombros por un buen tiempo.

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N/A: corto, es muy corto, pero es más bien una introducción a lo que viene después. Muchas gracias por leer y votar, y se aprecian comentarios. Buenos o malos. En fin, muchas gracias :) y un beso.