Alex.
Cariño nací para romperte el corazón. Aquellas seis palabras revolotearon en mi mente a lo largo de toda la noche mientras Vera dormía de espaldas a mí. Y aunque pensara que no lo podía decirlo en serio, y que jamás una chica pudo romper el corazón de piedra de Alex Turner, en el fondo sabía que no era del todo así. Simplemente porque ya no me sorprendía las cosas que podía causar Vera en mí.
Lo curioso de Vera Aldrich, es que siempre te hace tener esperanzas de que en verdad le surja algo de su frío ser. Y cuando piensas que todo en su forma de pensar cambió, y que tal vez por fin podíamos empezar algo y retrasar aquel regreso a York... ¡bum! Su otro yo maldito aparece para aguar la fiesta y soltar frases muy ocurrentes.
Así era aquella mujer de veinticinco años que conocí en un bar y traje a mi casa, después de que me vomitara todo mi auto, por supuesto.
Jamie se despertó extrañamente temprano y, como yo no había pegado un ojo en toda la noche, fui con él. Había puesto el disco Pablo Honey de Radiohead con el volumen bajo, para no despertar a Vera.
-¿Te has visto al espejo, hermano? -me preguntó.
No, no lo había hecho, pero seguramente lucía como el mismísimo demonio. Negué con la cabeza y me serví un poco de café.
-No he podido dormir muy bien -contesté.
-Te ves como si hubieras desayunado en el Hotel de los Corazones Rotos -soltó bebiendo de su taza.
Me senté en la silla de en frente a la suya.
-Algo así...
-Sabía que era especial desde el día en que la trajiste -comentó-. ¿Cuánto hace ya?
-Dos semanas, tal vez.
-Sí, y creo que está extendiendo su estancia por alguna razón.
Levanté la vista para mirarlo.
-¿Tú crees? -pregunté.
-Pues... o siempre se escapa tanto tiempo de su casa o es muy cobarde para volver -se encogió de hombros-. Y también hay otra posibilidad, claro -continuó-. Que tenga miedo.
-¿Miedo? -repetí en modo de pregunta.
-Miedo a extrañar -sonrió leve.
-¿Cómo es que no estudiaste psicología, amigo?
Jamie rió y luego de varios segundos me dijo:
-Fue porque tenía un vecino que me invitó a su banda y, afortunadamente, tuvimos éxito.
Sonreí y deje la taza vacía en la mesa, sin decir palabra alguna.
-¿Has estado escribiendo, Alex? -inquirió-. Pronto harán dos años que no sacamos un disco.
-Tengo muchas ideas en mi cabeza, solo no sé por dónde empezar -respondí-. Estas dos semanas me han generado mucho material.
-¿Y cómo llamarás la primer canción del disco? ¿Vera? -bromeó.
Solté una carcajada.
-No puntualmente -apreté los labios.
La puerta blanca de mi habitación se abrió y de ella salió Vera, con una camiseta sin mangas color gris y un pantalón corto deportivo de color negro, al parecer quería estar cómoda.
-Y yo que pensaba que las estrellas de rock se despertaban luego del almuerzo -nos dijo al mismo tiempo que ocupaba una de las sillas vacías.
-Bueno, creo que ahora tenemos demasiado tiempo libre -comentó Jamie.
Yo guardaba silencio mientras contemplaba mi taza sin contenido. Luego de que ambos tuvieran una pequeña charla con bromas, Jamie se fue, con la excusa de hacer algunas cosas por ahí. Siempre se las ingeniaba para dejarnos solos.
-¿Y a tí que te pasa? -curioseó Vera.
-Nada, estoy algo cansado -le dije-. No he dormido casi nada.
Ella se puso de pie y depositó un beso en mi mejilla.
-Pobre niñito -soltó, mientras rodeaba mi cuello con sus brazos por detrás.
Aquí vamos otra vez. Ella estaba haciendo esa mierda de nuevo. ¿Cómo se supone que deje de pensar en ella si no deja de marearme? Creo que esta mujer no va a detenerse hasta verme muerto.
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In The Eye Of The Storm [#1]
RomanceElla no creía en el amor. Él no creía en las casualidades. Pero sus creencias se esfumaron al conocerse, dando vuelta sus mundos, rutinas diarias y, ¿por qué no decir sus vidas?