Para mi pobre alma era difícil conciliar un buen sueño sabiendo que Haechan estaba durmiendo a unos pasos y medios de mí habitación. Parte de mí quería asfixciarlo hasta que muriese el farzante y reviviese el chico que yo conocía, el real, al que le gustaba tejer pulseras de ligas bajo los calídos rayos de luz solar, y la otra parte del emisferio de mi cerebro era la que me hacía pensar, "carajo, mark, ya déjalo así."Me siento fuera de lugar, fuera de tiempo, no quiero estar aquí, no quiero este cuero de carne y piel, y tampoco este guión teatral, no lo quiero.
Arrastré mi cabeza por las nubes de la paranoía. Acá arriba todo se ve mejor.
Caotíco, ardiente, en llamas, en caos, en mí.- Mark. - El cuerpo de mamá recargado en el marco de la puerta me hizo pegar un terrible susto. - ¿Cuándo piensas levantarte?, ¿Cuándo ya nos hayamos ido?. - Dijo con una tostada embarrada de melocotón sobre la palma de su mano izquierda, desapareciendo después de mí vista.
Por supuesto que sabía de lo que me hablaba, por supuesto que sabía lo que tenía que hacer. Y Por supuesto que no lo habría hecho. ¿Por qué habría de hacer algo que no quiero hacer?.
Y olvidé lo que dije cuando corrí apresurado hacía el baño, temía que me dejaran en casa de nuevo, sólo quería tomar una ducha e integrarme a la familía en donde sea que estuvieramos dirijiendonos, cosa que no hacía desde hace años.
- ¡IDIOTA! ¡CIERRA LA PUERTA!. - Gritó Haechan despavorido cuando abrí la puerta del baño y lo encontré así, desnudo, sentado y ergido sobre la tapa del inodoro, acariciando con gentileza sus mojados muslos y transpirado pecho, tirando de su intimidad como si nada más importase, como si sus moretones no fuesen purpuras manchas en su cara y fuesen nulas e inexistentes.
Yo no sabía como reaccionar, yo no sabía sí enojarme o reírme. Cerré la puerta de puertazo y corrí avergonzado de regreso a mí habitación, con la cara pintada de expresiones alienigenas alejadas de mí propio conocimiento.
Era imposible voltear a mirarle y corresponderle la mirada de lumbre después de lo ocurrido, incluso cuando estabamos sentados todos en la mesa del restaurante Mexicano, con las salsas por el medio y las cervezas a un lado, yo aún así, seguía recordando aquella imagen, yo había guardado la desnudez de Heachan en un cajon de mí mente y ya no sabía en cuál, tampoco sabía si alguna vez lo iba a lograr sacar de ahí.
Un bulto crecío bajo mis pantalones a medida que recordaba y recordaba, no fuí conciente de ello hasta que sentí la tela del mantel floreado rosar contra mi intimidad toda su delicadeza de algodón.
Mejor y más rápido que la magía.
"No puedo creer que esto me está pasando a mí, no puedo creer que me pase esto con mi amigo. " Recuerdo pensar antes de decirle a alguien - Voy al baño, pideme una bebida más, ¿sí?. -
Y escuché los pasos de un hombre entrar al baño público cuando yo estaba intentando deshacerme de mí pudor, de mí asquerosidad hombría.
- ¿Bueno? - Parecía hablar en el telefono.