MANUAL DEL FUTURO YOUTUBER Cómo me hice BookTuber

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El Club de los Perdedores

En la sociedad individualista, egocéntrica y narcisista en la que vivimos, nos complacen más los mensajes que ahondan en el problema: Ejercita el yo-ismo... Lo que tienes que hacer es pensar más en ti mismo. Si te va mal no es culpa tuya, es de los demás, de la gente toxica que te rodea.

Libros de autoayuda: como hacerse famoso o ganar dinero sin esfuerzo. Nadie quiere hablar de los perdedores, pese a que la gran mayoría lo somos.

Los anuncios que veo en televisión me hacen sentir fuera de la sociedad: El mega-todoterreno familiar para subir los domingos a la cima del Everest. El crucero de lujo que no lleva a ninguna parte, salida del puerto de Barcelona, dos vueltas en círculo en el Mediterráneo y te volvemos a dejar donde embarcaste. Viajes en avión, visite los cinco continentes en 48 horas. No sé, debo de ser algo retrasado, en el tiempo en el que la mayoría da la vuelta al mundo, a mí no me da tiempo a visitar Toledo. Una vez viajé hasta Portugal y fue de casualidad, según iba de camino hacia La Coruña. También he dejado de ver programas de coches, tal vez por que me he dado cuenta de que jamás tendré uno de esos vehículos. Ver como un tío podrido se salta todas las normas de circulación en su Ferrari, mientras yo me peleo cada año con el técnico de la ITV. Ahora los programas de motor que veo son otros, tutoriales de Youtube... Trucos para pasar la inspección técnica de vehículos: Cómo pulir y abrillantar los faros. Pasar por charcos con barro para cubrir los bajos. Darle betún a los neumáticos para que no parezcan tan gastados. Quitar el filtro del aire para reducir el humo... Y así me pasa, antes de presentarme tengo que tomarme dos tranquilizantes; parece que voy a hacer el examen de selectividad.

El club de millonarios de la revista Forbes, el de empresarios de éxito y la asociación de superdotados. Ni puedo, ni quiero entrar en ninguno de ellos, me gustaría más reunirme con gente de mi misma clase social, en el club de los perdedores.

Ayer vi a Tomás

Ayer vi a Tomás por televisión, estaba en una manifestación protestando por la ridícula subida de las pensiones. Venía del apartamento de la playa y paró a descansar en el piso de Madrid, antes de irse por Semana Santa a la parcela.

Le ha vuelto a tocar... tuvo que luchar cuando Franco y ahora a los sesenta y cinco otra vez. Claro que no es igual, antes si que daban palos, se empleaban afondo con los manifestantes. Cuando le preguntó la periodista cuánto cobraba de pensión, dijo que él no se podía quejar... que lo hacía por los hijos de los demás.

Me parece que a Tomás le han quedado algo más de dos mil euros. Como fue capitán de la policía nacional... con el plus de los antidisturbios... no se puede quejar.

Pero ahí está el hombre, en mitad de sus vacaciones, defendiendo los derechos de los demás, mirando por los jóvenes. Como hizo con Miguel, el hijo de Joaquín:

Miguel, recién casado, con un niño pequeño y otro en camino, necesitaba un lugar donde vivir. Los alquileres están imposibles, por las nubes. Así que Tomás le ofreció el otro piso que tenía. Lo había comprado por treinta mil euros y se los vendió por trescientos mil...

Que mala suerte la de Miguel, al poco, con las nuevas leyes de abaratamiento de los despidos, se quedó sin trabajo y el banco le quitó el piso. Ha vuelto con sus padres y sigue pagando la hipoteca. Se vieron en la calle... y con dos niños, pero por suerte estaba mi amigo Tomás, que recogió a la mujer y se la llevó con él.

Tomás con su pensión tiene que mantener a su mujer, a la mujer de Miguel, a la señora Manuela la estanquera, a Pepe el dueño del bar de enfrente y a un montón de muchachas recién llegadas, que trabajan haciendo la calle.

Porque Tomás no es racista, lo mismo le da acostarse con una asiática o con una africana jovencita que con una rubia caucásica. 

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